Capítulo 3

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CAPITULO 3.

—Amigo, no puedo creer que Cort te esté haciendo esto —Jason, mi mejor amigo y mano derecha me dice negando con la cabeza mientras me ve empacando mi mierda.

—Lo sé —contesto cortante mientras tomo otra prenda de ropa y la guardo de mala gana en la maleta que me dieron.

—Sabes que sólo lo hace porque estás distraído —lo miro arqueando una ceja y fulminándolo con la mirada y él pone los ojos en blanco.

—No quiero dejar a Amy, esa es la razón por la cual me quede en todo el mes pasado —le digo y me siento en mi silla poniendo mi rostro entre mis manos.

—Amigo, sé que vas a mejorar, sólo vete al menos dos semanas, si no son suficientes para Cort, que se joda, él no es el comandante de los tres Sectores, tú eres el comandante del Sector uno y tu impones reglas.

—Pero Amy está en el Sector dos, idiota.

—Es lo de menos, iré a visitarte para mantenerte al día. Además, ambos tenemos que buscar a dónde nos llevan esas direcciones que Amy nos trajo —lo miro y me sonríe mi mejor amigo dándome palmadas en el hombro.

—Lo sé —suspiro y me levanto de la silla para finalmente, guardar mis últimas cosas y mis investigaciones que hice durante el día de ayer.

—Suerte amigo, iré a ver qué pasa con tu Tren. No queremos más malditas bombas —se va y yo trato de reprimir una risa.

Después de que por fin empaqué mis cosas, me siento en mi cama viendo toda mi habitación. ¿Cómo llegué a este punto? ¿Cómo llegué al punto en que Cort me sacara de su Sector? No lo sé, ni siquiera me di cuenta yo mismo.

Tomo mi maleta y cierro con llave mi habitación. Paso por los pasillos de las habitaciones de todos los chicos y una idea pasa por mi cabeza. ¿Podría despedirme de Amy? Sólo me iré un par de semanas, por lo que presiento que se sentirá como una eternidad y no la veré en todo ese largo periodo de tiempo.

Camino con pies temblorosos hasta la nueva habitación de Amy, me quedo unos minutos en frente de su puerta y toco ésta suavemente con mis nudillos esperando por una respuesta, es apenas las nueve de la mañana, así que espero que no se haya ido a entrenar con Alexa.

Escucho cómo se quita el seguro de la manija de la puerta y mi corazón se me acelera en tan solo segundos y mis manos comienzan a sudar, qué asco, tranquilízate Nathan.

Me quedo atónito cuando veo que Amy abre la puerta y sus hermosos ojos azules se dilatan de inmediato, pero cierra la puerta de nuevo casi pegándome en la cara.

De acuerdo, eso dolió.

Vuelvo a tocar la puerta un poco más insistente, pero escucho que pone el seguro de la puerta de nuevo y suspiro poniendo mi frente contra la puerta.

— ¿Amy? —Hablo con un hilo de voz y me golpeo mentalmente por eso.

—Estoy enferma, no puedo salir. Vete por favor —me dice y yo pongo los ojos en blanco. Qué mentirosa es, la conozco perfectamente para saber que no lo está, además si ella estuviese enferma rápidamente la atenderían en la enfermería.

—Necesito decirte algo — ¿Será bueno que le diga que yo ya conocía a su padre?

—No quiero saberlo, vete por favor, no quiero repetirlo Kenneth —odio que me llame de esa manera.

—Es urgente, después de lo que te diga me iré, lo prometo —no me gusta hacer promesas, pero por esta chica haría lo que sea.

—Bien —finalmente, después de un mes, Amy ha accedido a hablar conmigo, aunque no sé cómo será su reacción.

Dark Mind 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora