En mi vida me habían pasado cosas que podrían calificarse por extrañas o simplemente raras, pero nunca me había encontrado con un tipo como Ribi.
Cuando se fue dejó en el aire un olor a rosas silvestres que hizo que mi corazón se encogiera en una extraña muestra de soledad. Cogí el libro y me fui a mi casa. Me encantaría decir que hice todo el camino andando pero os estaría engañando; corrí como nunca lo había hecho y cada poco giraba la cabeza para ver si alguien me seguía. Tenía muchísimo miedo, no sabía que pensar.
Una vez, al girar la cabeza y seguir corriendo, me choqué con alguien, con tan mala suerte que llevaba un café para llevar y se derramó entre ambos. Mi preciosa camisa blanca había quedado destrozada. Levanté la mirada y pude ver a Leonard mirandome fijamente. Llevaba una camiseta gris y una sudadera negra desabrochada. Su camiseta estaba completamente empapada por lo que se marcaban sus impresionantes pectorales.
-Si no te gusta el café. ¿Por qué quieres quedarte con el mío?
Su voz no mostraba que estuviese enfadado pero yo estaba completamente roja de vergüenza. Sus ojos negros me miraron con gesto cómico.
-Eh, tranquila, no pasa nada.
-Lo... lo siento... Vivo... vivo en la siguiente manzana. Si quieres puedes ir a limpiarte un poco.
-Sé donde vives, te he acompañado un par de noches. Venga vamos.
Llegamos a mi portal y subimos las escaleras hasta el segundo piso.
-Esa es la cocina, puedes limpiarte con un poco de agua. Ahora salgo, voy a cambiarme.
Entré en mi habitación y me puse una camisa azul de manga francesa y unos pantalones negros ajustados.
Al volver a entrar a la cocina me encontré a Leonard sin camiseta, limpiando la suya y con todo el pelo revuelto. Si hubiese podido, me hubiera derretido en aquel mismo instante. Me miró con sus ojitos azabaches y una sonrisa pícara.
-Eh, no muerdo. No hace falta que te quedes plantada en la puerta. Estás en tu casa.
Entré con paso lento, pero me quedé a unos metros de él.
-Mi camiseta está empapada ¿puedo quedarme un rato hasta que se seque un poco más?
-Claro.
Se puso la sudadera aunque se la dejó desabrochada, permitiéndome ver sus abdominales.
-Pasa, el salón está por allí.
Al entrar se quedó mirando una estantería llena de libros. Los iba rozando con la punta de los dedos mientra leía sus títulos en voz baja. Paró en el álbum de fotos de cuando era pequeña. Lo sacó y se sentó en mi sillón. Me acerqué a él con una silla para poder estar sentada a su lado.
-¿Qué es esto?
-Fotos de cuando era pequeña y aún vivía en Skye.
-¿Has vivido en Skye? Me encanta esa isla.
Pasó algunas páginas y llegó hasta cuando yo tendría unos siete. Estaba en una pradera llena de flores que había cerca del pueblo, probablemente sería primavera. Se quedó parado mirando una foto en la que estaba sentada entre las flores con Billy, yo tenía la cabeza apoyada en su hombro.
-Que niño más curioso, se parece mucho a mí cuando era pequeño. Tiene... los ojos igual de negros que los míos, nunca había encontrado a otra persona que los tuviera como yo.
Solté un pequeños suspiro de alivio. A él también le daba la sensación de que tenía un gran parecido con Billy. Quizá no estuviese tan loca como yo pensaba. Pasó unas cantas páginas más hasta que llegó a una foto en la que estábamos Billy y yo bailando agarrados.
-Que extraño... A los niños pequeños no les suelen gustar esas cosas...
-A Billy le encantaban los bailes de salón. Me obligo a apuntarme con él a clases.
-¿Aún bailas?
-Un poco, pero se me ha olvidado casi todo.
-Yo llevo yendo a bailes de salón desde que era un niño, siempre me han fascinado. Los otros niños decían que era un rarito por hacerlo.
Otra coincidencia más, aquello no podía ser cierto.
Se levantó y se acercó a mi radio. Rebuscó entre unos discos y encontró el que buscaba. Lo colocó en la radio y comenzó a sonar música de salsa. Se acercó a mí y me tendió una mano.
-¿Me concedes este baile?
Le tomé la mano con gesto inseguro y él me acercó a su cuerpo con un movimiento rápido.
-Por lo menos te acordarás de los pasos básicos ¿no?
-La salsa era mi baile favorito.
Comenzamos bailando algo separados. Él se movía con una técnica impresionante que le daba mil vueltas a mi profesor de cuando era niña.
-He ido a algunos concursos. Mi pareja siempre es Mel, la conocí bailando y luego ya empezamos a trabajar juntos.
De repente me dio un fuerte tirón y me pegó tanto a él que podía escuchar el ritmo pausado de su corazón, pero en ese momento la canción se terminó y nos separamos.
-No eres tan mal como pensaba.
Se giró y fue hacia la cocina donde se estaba secando la camiseta.
-Esto ya está. Bueno T, yo me voy ya. Mel me está esperado, vamos a pasar la tarde juntos.
-¿Cuánto tiempo lleváis? Siendo novios quiero decir.
-La semana que viene hacemos tres meses.
-Enhorabuena.
Salió por la puerta y bajó las escaleras. Yo me quedé un rato mirando embobada el descansillo donde había estado hacía unos instantes.
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Segunda oportunidad WOWAwards
Romance¿Nunca te has preguntado por qué dicen que cuando nos morimos hay un túnel con una luz? ¿Y si esa luz es la del hospital en el que estás naciendo y el túnel es tu nueva madre por dentro? ¿Y si nacemos llorando porque ese el único momento en el que r...