Me duele mucho recordar mi infancia en Skye. No porque fuera un mala mala época de mi vida, fue simplemente fantástica. Es más bien porque cada vez que lo hago siento una especie de vacío en el pecho, como si me hubiese arrancado una parte importante de mí.
Pero en aquel momento tuve que hacerlo, tuve que volver la mirada hacia mi pasado, sin prestarle atención a las lágrimas que había derramado durante todos aquellos años. Empecé a contarles lo que nos ocurrió a Billy y a mí un día que inexplicablemente recordaba con total claridad, como si mi mente luchase por no borrar aquel recuerdo.
Billy y yo nos encontrábamos en un campo de hierba que se extendía hasta donde nuestra vista era capaz de llegar. Se acercaba la primavera y en algunos lugares aparecían pequeñas flores de vivos colores. Yo llevaba una camiseta verde, unos vaqueros anchos y una chaqueta horrorosa que mi madre me obligaba a ponerme. Billy lucía una sudadera y unos pantalones de chándal desgastados por el uso.
Lo único que no recuerdo es de que hablamos, probablemente sería sobre alguna de esas cosas que hablan los niños que son incomprensibles para los adultos.
Sin previo aviso Billy se giró y me dio un beso en los labios, duró a penas un segundo, pero me quedé algo desconcertada.
-¿Por qué has hecho eso?
-Se supone que se besa a las personas que se quiere.
-Prométeme que no volverás a hacerlo, son cosas de adultos y yo no quiero crecer nunca.
Me tumbé en la hierba mirando las nubes.
-Te lo prometo.
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Segunda oportunidad WOWAwards
Roman d'amour¿Nunca te has preguntado por qué dicen que cuando nos morimos hay un túnel con una luz? ¿Y si esa luz es la del hospital en el que estás naciendo y el túnel es tu nueva madre por dentro? ¿Y si nacemos llorando porque ese el único momento en el que r...