v. Alkohol.

88 8 10
                                    

"Sólo si pudiese volver al pasado, arreglar mis acciones de idiota, el mundo seguiría en orden. He aprendido con el tiempo que las personas son repugnantes, te rompen, ¿por qué este planeta da tanto asco? Tal vez por eso los extraterrestres no nos visitan, ya que somos los más idiotas de toda la maldita galaxia. Ahora nada de eso me importa, porque estoy sintiéndome volar, el frío roza mis mejillas, impregna mi piel de la sensación de la libertad. Cuando era pequeña, papá solía llevarme en la camioneta de camino a nuestra ciudad, Mittenwald, y me dejaba sacar la cabeza por la ventanilla; yo me sentía libre y más fuerte que nadie. Con el pasar del tiempo, dejamos de hacer dichas cosas, papá dejó de llevarme en coche después del accidente, él se marchó porque mamá le gritó tanto... todos gritaban en aquella casa.

Me agarro más fuerte al puente y me inclino, son las tres de la mañana, o tal vez las cinco ¿qué es el tiempo más que un método que creamos para intentar definir lo indefinible?

-¡No saltes, por Dios!-La voz de mi novio, Bergen, me sorprende enormemente, por lo que giro con cuidado mi rostro para encontrarme con él, tomando mi cuerpo y poniéndome de vuelta sobre la tierra.-¿¡Te has vuelto loca, maldita sea!?

-No. Sólo estaba disfrutando de la noche de hoy.

-¿Has bebido de nuevo, Dagna?

-No.-Mentirle era tan ridículo como decirle "el cielo no es azul, los pájaros no vuelan..." Begne sonríe, sonríe decepcionado. Él estaba decepcionado conmigo. Le había fallado, de nuevo, había vuelto a beber sin control. -Pensé que no volverías a hacerlo desde lo del arresto.

-Fue... un malentendido.

-Rompiste el escaparate de dónde trabajabas lanzando una silla, Dagna.

-Un malentendido.-Repito, intentando sonar coherente. Desde que Bergen se había marchado a la universidad, yo intentaba no aparentar que le extrañaba, que me sentía inútil y que quería que volviese a casa. Quería volver al instituto y que todo estuviese igual que el año anterior.

Bergen tenía tanto miedo a irse al la Universidad, a Berlín, sin mí. Incluso me escribió la letra de una canción de Teen Suicide y la dejó pegada en mi habitación, él decía "describe todo lo que sentí cuando te vi por primera vez y creí que nunca más volveríamos a encontrarnos..."

Ahora él estaba allí y yo aquí. Sin nadie.

-¿Sabes qué significa Dagna?-Me comenta de vuelta a casa. Llevo su chaqueta en mis hombros y anda rodeándome con su brazo derecho. Esta sensación de calidez es tan familiar... aún puedo sentirme igual que el primer día.

-No... ¿qué significa?-Evadimos el tema de mi recaída en el alcohol con otros temas tontos.

-Día espléndido.-Vuelve a sonreír, mientras abre la puerta con la mano la cuál no me rodea. Pasa una mano tras mi espalda, empujándome levemente junto a él dentro del apartamento. Después me besa, mientras susurra con su acento implacable alemán "te quiero."

Me despierto a la mañana siguiente, me duele la cabeza, el cuerpo, y tengo un horrible sabor de boca. Giro la cabeza, esperando encontrar a Bergen a mi lado, y esa es mi suerte. Ahí está, con las sabanas cubriéndole, dejando ver su torso y piel tan blanca. Solía decirle que era como un fantasma.
No me levanto, solo me dejo caer en la cama de nuevo y él se revuelve un poco al notar el estruendo, rodeándome con sus brazos. Mi garganta se atora cuando recuerdo que le fallé, volví a hacerlo, volví a beber.

"Lo siento" digo, creyendo que no me escucha.

"Sólo, no lo vuelvas a hacer." asiento, como si realmente estuviese segura de ello, de que podré alejar mis labios del sabor amargo y satisfactorio del alcohol. He roto una promesa, con Bergen y conmigo misma.
Cuando era muy pequeña, mamá volvía a casa, ella bebía mucho porque odiaba su trabajo, y odiaba a papá-nunca entendí bien por qué -. A veces volvía feliz y se sentaba conmigo a ver películas Disney. Otras veces llegaba tan triste que se echaba a llorar cuando Mulan cortaba su pelo, yo la miraba sin entender y entonces ella alegaba "tenía un pelo tan bonito..." y las peores veces, volvía muy enfadada, me insultaba, e incluso alguna vez intentó pegarme, y también le gritaba a papá. Nunca tenía ningún motivo claro.

Pensé que sería tan sencillo no ser como ella, me equivoqué, a la vista está. ¿Irá en los genes? ¿O tendemos desde pequeños a ser como nuestros padres son? De tal palo, tal astilla, dicen. Si el palo está destrozado, la astilla no tardará en estarlo.

Ahora me está mirando, mientras yo me quejo ya que nos hemos quedado sin alcohol, odio esta puta ciudad. Mi cuerpo cae con pereza y resentimiento en el sofá. Bergen debe estar cansado de mí, y lo entiendo.

"Vas a salir de esta, Dagna. ¡Hoy es un día espléndido!" alega, pasando su mano por su pelo negro. Pero yo no quiero levantarme, porque me duele la cabeza.
Bergen debe estar cansado de mí, de mis llantos, de mis idioteces, de ser novio de una alcohólica.

Mi cabeza da pinchazos cuando Bergen se marcha, y aún sigue así cuando abro la nevera. Nada. Tomo unos cuantos euros de mi cartera-lo poco que he ahorrado hasta que encuentre trabajo.- me acerco a la tienda de la esquina, y el tendero ya sabe lo que quiero. Whisky.
Comienzo a llorar cuando la botella se termina, y el llanto aumenta cuando él llega. Me toma entres sus brazos y susurra venga cariño, deja de llorar. Esta vez soy incapaz de reconocerle.

-Dime que ves algo familiar en mí.-Susurra. Yo, soy incapaz de articular palabra. Le empujo con fuerza, intentando agredirle, era la primera vez que hacía algo así. Aquella fue la última vez que Bergen vino esa semana.

Ocho horas después me siento enferma, mis pupilas están dilatadas mi piel fría y seca, había deseado vomitar unos momentos atrás. Tengo ansiedad. Necesito alcohol.
Salgo de casa, pero esta vez no es a la tienda de la esquina. Voy a casa de mi mejor amiga, Senta, la cuál abre la puerta con cierto atisbo de preocupación en su rostro. ¿Bergen le habrá hablado de mí?

-Hola, ¿puedo pasar?

-¡Claro!-Me da un pequeño abrazo, para después ofrecerme paso ante su humilde piso compartido. Sentada en el sofá, me ofrece café desde la cocina, contesto de forma afirmativa.
Aunque, cuando giro la mirada, le siento mareada, escucho la voz de mi madre gritando, empiezo a delirar.
Senta me agita, hasta que consigo ver sus grandes ojos azules, vuelta al mundo real. Más nauseas.-Estás muy pálida... ¿cuánto llevas sin beber alcohol?

-Menos de un día.

-Una forma grave de abstinencia alcohólica puede causar delirios...-Senta, la médica en prácticas, había descubierto mi mal. Al parecer no podía culpar al insomnio de ello.-Dagna, deberías ir a tratamiento porque...

-Soy una jodida alcohólica.

Me ingresaron en el hospital de Mittenwald para recuperarme. Bergen viene a verme a menudo, cada vez que no tiene exámenes en la universidad; me trae libros y a veces vemos algunas películas en la televisión de la habitación.
Las enfermeras dicen que es un buen chico. Yo sé que él es el mejor chico de esta estúpida ciudad y de todo Berlin.
A veces me siento algo irritada, deseo beber, hasta saciarme, pero al estar sedada y en el hospital el mayor alcohol que podría encontrar sería el desinfectante.
Al menos, mis bajones de animo son casi inexistentes. Y mi piel parece casi natural, no pálida y muerta.
¿Estoy resurgiendo?

"Si pudiese volver al pasado, no arreglaría mis acciones de idiota, el mundo sería un caos, o un auténtico paraíso. Quién sabe. He aprendido en este tiempo que las personas no se pueden encasillar, tal vez algunas son repugnantes, pero otras te abrazan mientras lloras buscando cómo arreglar tu vida, otras que son el motor de este mundo. Bergen es el motor de mi vida." pienso mientras el aire otoñal roza mi cara, me deslizo un poco más a través de la ventanilla. Pasamos por el puente. Él habla.

-¿Recuerdas cuando te encontré ahí el año pasado?

-Estaba hecha un desastre, lo sigo siendo ¿por que me quieres?-Pregunto, volviendo de nuevo a la camioneta. Bergen sonríe, sin apartar la vista de a iluminada carretera.

-Para mí un día espléndido, es un día con lluvia, no con sol.

»End.

Open Your MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora