Open Your Mind

vi. Just friends

Sumario: dónde Ralph nos cuenta que ocurrió en su vida después de unos meses desde su encuentro con Mark en los baños (véase, Relato I: (boy)friend) y varios flashbacks nos esclarecen el pasado de estos dos chicos.

«Éstas noches que he pasado sólo sin ti me están abatiendo.»
-I hope he kills you, Handguns

Ojalá alguien le hubiese advertido de todas las consecuencias que tendría conocer a Mark, quién puso toda su vida en un punto de vista distinto. Si lo hubiese sabido, nunca se habría molestado en hablarle, nunca le habría pedido su número o se habría sentado con él en todas las horas de clase incluso saltándose algunas a petición del mismo.
Cuando lo pensaba sentía como el dolor atacaba a su conciencia. Era un cliché absurdo y trillado, pero le dolía cerca del pecho. Debería preocuparse, al principio lo hizo, después se dio cuenta de la realidad; aquellas punzadas en su pecho no eran síntoma de alguna enfermedad grave, solo ocurrían cuando él estaba cerca. Tal vez Mark era su enfermedad, el cosquilleo de su espina dorsal , el virus lascivo que atacaba sus defensas. Por desgracia no hay ninguna cura para esta enfermedad qué alguien decidió llamar amor.

E incluso en su habitación, no podía deshacerse del recuerdo. Tirado en la cama, enroscado en las sábanas azules de Harry Potter -que su madre compró demasiados años atrás- creía verle ahí. Al igual que un fantasma. El fantasma de un recuerdo irreemplazable. Ralph se maldijo así mismo, a ese verano, a la boda, a sus propios sentimientos.
¡Todo era por su culpa!
(Si no le hubiese mirado de esa forma...)

Era finales del verano del 2014, pero dos años habían pasado sorprendentemente rápido. Aún podía recordarle, con el pelo ligeramente más oscuro y largo. Ni siquiera tenía pensado hacerse el piercing en la oreja que ahora portaba sin reparo.

Llovía a cantaros, parecía que la madre naturaleza estaba descargando toda su ira contra la tierra. Ralph cerró la puerta tras de sí, y observó entre la oscuridad a Mark. La estúpida punzada en su corazón de nuevo. No tuvo que ignorarla. Pero lo hizo.

-¿Has pensado lo que te dije de la boda?-"Mierda, lo he olvidado". Mark le había dicho unos meses atrás si quería acompañarle a la estúpida boda de su prima segunda o vete a saber cuál. -¿Se te ha olvidado, Ralph?

-Nooooo.-El mayor resopló sonriente.- Obviamente, te acompañaré. Así no te aburrirás.

-Prometeme que no te reirás de mi traje.

-¡Prometido!

Aún así, el día de la boda, se sentía fuera de lugar. Toda la familia fruncía el ceño al verle pasar junto a Mark.
Y no pudo escapar de esas miradas hasta pasada la media hora en la iglesia, cuando su mejor amigo tiró de la manga de la camisa de vestir que llevaba. "¿Por qué no nos largamos de aquí?"
Ralph no pudo negarse, nunca podía negarse a nada que Mark ofrecía.
Ni siquiera se negó a besarle en lo más alto de ese campanario, aunque antes habían bromeado sobre ser un asesino y el salto de fe y habían intentado hacer algún ritmo con la gran campana creyéndose Joey Jordison.

-¿Por qué crees que se casan? - Atinó a cuestionar nuestro joven protagonista, rascando su nuca. Mark, entre tanto, se encontraba apoyado a su lado.

-Porque están enamorados, al menos por el momento. Ahora mismo, se quieren lo suficiente como para casarse, comprometerse a pasar el resto de su vida juntos.-Dió una pequeña bocanada de aire.-Y mienten. Se acabaran hartando el uno del otro y se separarán cuando su hijo mayor cumpla los 16. Pero él habrá visto como sus padres se ignoraban día a día, como el amor expiraba. ¿Y si, al final, todo está condenado a terminar? ¿Y si el amor tiene fecha de caducidad?-En todo ese largo periodo de tiempo, Mark nunca había hablado de sus padres y su separación. Lo comentó, muy por encima, pero nunca reflejó el dolor que esto le había causado.
Reencontrarse con su madre en la boda le había descompuesto. No estaba listo para verla. Ella no accedió a hacerse cargo de él y de sus hermanos. Quería olvidarse de ellos. Eran sólo un error.