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-Lo siento.

-No te preocupes.- dijo sobando su brazo.- fue culpa mía.

-¿estas bien?.- me sente en el suelo y ella se incorporo.

-Duele un poco, pero nada grave.

-Lamento ese pizoton.

-En serio no pasa nada, estamos a mano, tú te caiste por perseguirme y ahora tú me pisaste.

-No, no estamos a mano, yo me volví a caer.

-Oh, lo siento entonces.

-Estaba jugando.- sonreí ampliamente y ella devolvio el gesto pero de una manera más discreta. Me paré y le ayude a ella a que lo hiciera.- después de todo sí cumpliste lo que dijiste.

-¿El que?

-Dormir en el piso.

-¿Te digo algo y no te ríes?

-Claro.

-Me dio flojera subirme de nuevo a la cama.

-¿Estas hablando en serio?- esboze una sonrisa burlona.

-Sí ¿y?

-No, nada.- dije divertida.

-Te dije que no te rieras.- ella fruncio el entrecejo y yo deje de sonreír inmediatamente aunque falle y no pude evitar soltar una carcajada. Está chica era una floja. Esperaba más una explicación como "no me di cuenta que me caí, soy de sueño profundo".

-¿Es muy gracioso?- su postura ahora era firme, con los brazos cruzados, ahí fue donde me asusté, sí ella se había enojado había cometido un gran error. Hacer enojar a una mujer era como lanzarse a un pozo lleno de leones, cocodrilos, tiburones, serpientes y todas las cosas horribles que pudieran matar a alguien, ahora estaba preocupada.

-Y-yo lo siento.

-Sí.

-Estaba jugando.

-Ajá.

-Perdón, no pensé que eso te haría enojar.

-Está bien Camila.

-¿Te enojaste?

-No.

-¿Que hice?

-Nada

Me acerque a ella pero retrocedio igual a los pasos que yo avance.

-Lo siento.

-Me voy, se me hace tarde.

-¿Hablas en serio?.- mi cara no tenía descripción alguna. Estaba confundida.

-Sí, tomo su mochila y entró al baño.

-Toque varias veces la puerta, aun no sabía su nombre así que era lo único que podía hacer, ella no contestaba.

20 minutos después camine derrotada a la cocina, en el baño se escuchaba la regadera y lo único que podía hacer en esos momentos era esperar.

Haría el desayuno para ambas aunque ella no lo quisiera le pondría como única condición que desayunara conmigo antes de irse y después me ofreceria a llevarla a su destino, eso al menos me daría una hora más con ella.

Cuando termine de cocinar la regadera ya no se escuchaba en el baño, lo que indicaba que pronto saldria, el desayuno ya estaba en la mesa. Miraba las noticias, choques, robos, arrestos, nada nuevo por destacar.

-Camila.- una voz me saco del trance.- ya me iré.

-Yo, lo siento, no quería molestarte.

-Ya no te preocupes.

Mi nombre es LaurenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora