XI

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El departamento de Camila era un lugar acogedor.

El reloj marcada las 8:30 de la noche. Por la tarde Camz y yo habíamos recogido a Robin en casa de Ally, al verme el rottweiler se echo encima de mi y lamio toda mi mano. Las pisadas de Robin se escuchaban en la lavanderia donde yo había propuesto encerrarlo para que no hiciera un desorden y aunque ella decía que no había problema al final pude convencerla.

-¿En que piensas?- dijo la castaña quitando la vista de la televisión y mirándome.

-Sólo escuchaba a Robin.

-Te dije que era mala idea encerralo.

-Pero no está ladrando o llorando.

-Sí.- recargo su codo en el respaldo del sillón girandose para tener una vista directa hacia mi.- pero no creo que este muy cómodo.

-Se adaptara, sólo dale unos minutos.

-Tú mandas jefa.

-Yo siempre.- dije y después giñe el ojo. Aquel gesto se estaba haciendo muy común entre nosotras.

-Lauren.

-¿Sí?

-Tienes algo aquí.- dijo pasando su pulgar por uno de mis parpados.

-¿Que?

-¿Ya te había dicho que tus ojos son preciosos?

-Camila.- la cercanía entre nosotros era inmensa y los nervios me estaban matando, sabía como terminaria eso pero la espera me ponía impaciente.

-¿Sí?

-Estas mirando mis labios, no mis oj...

Y antes que pudiera terminar la frase ella me beso, pero este beso era más seguro. Ella acariciaba un costado de mi cara bajando hasta mi cuello donde con un pulgar tocaba toda la zona.

Cuando ella se dispuso a abrir los labios yo sólo me quedé congelada, no era por no querer besarla, estaba nerviosa y besarnos así a pesar de ser un pequeño detalle para mi era un gran salto.

-Lo siento.- la mano que tocaba mi cuello ahora retrocedia pero antes de que lo hiciera por completo tomé su mano con la mía.

-No, yo lo siento, no he besado a alguien en mucho tiempo.

-Tranquila, sólo relajate.

-A veces me es un poco difícil.- dije tocando el anillo en uno de sus dedos.

-¿quieres volver a intentarlo?

-¿Tu quieres hacerlo?

-¿No es obvio?

-No lo se.- dije sonrojada.- tal vez sí o tal vez no.

-Es un total sí.- sonrio de medio lado y mordió sus labios robando mi atención en esa área totalmente.

-¿Te gusta lo que vez?

-¿Estas provocandome?.- mis mejillas no podían estar más rojas.

-Tal vez sí o tal vez no.- dijo seductoramente. Tomo el control de la televisión y la apagó.

Nos besamos de nuevo, lento, cordinado.

Ella poco a poco se avalanzaba más sobre mi hasta el punto en que su cuerpo estaba sobre el mío y sus brazos se recargaban en el sillón a los lados de mi cabeza. Robin ya no hacia ningún ruido provocando que en departamento sólo se escucharan el sonido de nuestros labios. En un abrir y cerrar de ojos ella ya estaba en mi cuello, besando o succionando esa parte y yo sólo apretaba más su camisa.

Mi nombre es LaurenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora