VIII

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-¿Que tal la cena?

-Estuvo deliciosa

-¿Quieres un postre?

-No estoy segura sí mi estómago podría aguantarlo.- aquella imagen era adorable, la chica del parque tenía una mano en su estómago y reía como una pequeña.- pero sí tú quieres pedirlo adelante, por mi culpa no te vayas a quedar sin postre

-Oh no, yo lo decía mas por ti que por mi

-Bueno, ¿te importa sí voy con Joel?

-No.- disimule lo mas que pude, ella paro y hablo con el chico, le dio algo que no pude ver por la iluminación y regreso

-Creo que al final sí te a gustado alguien.- giñe por tercera vez

-Ya te he dicho que soy lesbiana, ¿sabes bailar?

-No, tengo dos pies izquierdos.

-Bueno, tenemos algo mas en común.

-¿Quieres intentarlo?

-Definitivamente no, ¿ya viste como bailan todos? parecen expertos, no quiero hacer un oso está noche.

-Quizá podríamos ir a otro lugar.
-Me agrada mas esa idea.

-Pediré la cuenta.

-No es necesario, yo ya la he pagado.

Se me cayo la mandibula al piso.

-¿por que?

-¿que te dije sobre no protestar?

-Estas jugando sucio, yo iba a pagar.

-¿cuando dijimos eso?

-Era obvio.

-Pues lo siento porque te he ganado.

Saqué dinero de mi pantalón y se lo tendí en la mesa.

-No puedo dejar que pagues.

-Vamos, por favor no hagas esto.

-Hablo en serio, estoy 100% segura que has gastado lo que te da maggi.

-Quiza...

-Acepta el dinero, porque lo que ahorras estaba destinado a algo en especial.

-No, de ninguna manera.

Se paro y comenzó a caminar, no sabía a donde pero cuando atravesó la puerta del club supe que no iba a regresar, era su manera de evadir aquello.

Tomé el dinero de la mesa, no sin antes deja la propia al mesero sinvergüenza que había coqueteado con la chica que cene.

El frío en el exterior pegaba mas fuerte haciendo temblar un poco mis piernas, busque en la banqueta a la chica, mientras cerraba el cierre de mi suéter.

-Creí que tardarias más en salir.- dijo y voltee rápidamente, estaba sentada en la banca que estaba afuera del local.

-Desafortunadamente no, cuando realmente quiero a alguien el orgullo me dura poco.
-Eso es bueno

-Y malo

-Quiza, pero ¿de que sirve ser orgullosos?

-¿para mostrar un poco de fuerza de voluntad propia?

-O para quedar como un idiota

-Tal vez.- dije sentandome a un lado suyo.- ¿te gustaría conocer mi casa?

Hubo silencio total en la calle, un carro se paraba frente a la tienda de comida mexicana, otro chico caminaba mientras fumaba, mire al cielo, estaba avergonzada porque quizá ella había malinterpretado aquella pregunta.

Mi nombre es LaurenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora