Capítulo 6.

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Día 5: Promesa.

Habían pasado ya varios días desde el "accidente" con mamá, todo fluía con total normalidad. Después de una relajante ducha, salí con dirección a mi habitación y me vestí, ya era tiempo del almuerzo, y hoy Abigail debía hacerlo. Salí de mi habitación y me senté en el comedor, Samuel llegó corriendo y se sentó en mis piernas, me quedé algo sorprendida por su acto pero igual lo abrace y le sonreí, se sentó en su silla, Abigail, nos sirvió, mamá se tardó un poco en llegar, pero al final se sentó y comimos todos, como una "Familia".

Samuel intentó lavar los platos, la verdad fue un desastre pero con ayuda de mamá lo pudo hacer bien. Ya habíamos hecho todo, estaba en mi habitación leyendo un poco, aunque no sé mucho de cómo vivían y se divertían antes, sé que es completamente distinto a como lo hacemos ahora. Actualmente, si es que a esto se le puede llamar actualidad, sólo existen los libros, uno que otro juego de mesa y algunos carritos para Samuel, que papá un día le heredó. Las demás cosas ya no existían, era algo obvio, ya que no había energía eléctrica, lo cual no permitía cargar los celulares y esas cosas, no había música o al menos no se escuchaba como antes, las únicas canciones que conocía eran aquellas que mi mamá tarareaba cuando hacia algún oficio de la casa y las canciones que alcanzaron a recoger de arriba.

Desde la muerte de papá ninguno había salido del búnker, ni siquiera yo, a mi mamá no le gustaba verme salir, temía que no volviera tal y como lo hizo mi padre, y es difícil de explicar, la manera de su muerte no fue clara para nadie, ni siquera para sus superiores.

-¡Mana! - Saltó sobre mi Samuel y río

-Hola campeón - Lo abracé - ¿Qué te trae por aquí?

-¿Jugamos? - Preguntó con ojos esperanzados

-Claro -acepté gustosa - ¿Qué quieres jugar?

-Con mis carritos - Mostró sus pequeños carros, tapándose un poco la cara, sonreí de ternura

-Claro Príncipe - Le Sonreí -Ven vamos a jugar - Me paré de la cama y nos sentamos en el frío piso.



Ya habían pasado varias horas jugando con Samuel. A pesar de las condiciones de vida, Samuel tenía una gran imaginación, creo que lo heredó de papá.

Torre mana! -Gritaba -Torre que dos mados nos alcanzan - decía mientras corría por toda la casa, yo iba tras él con un muñeco en cada mano, haciendo que era uno era el bueno y el otro el malo.

-¡Está servida la cena! - Gritó mamá desde el comedor, apresuré mi paso y agarré a Samuel cargándolo.

-Te atrapé -Le dije algo agitada, él reía a grandes carcajadas -Vamos a lavarnos las manos para cenar -Lo llevé cargado hasta el lavamanos e hice que lavara sus manitos, para después dirigirnos hasta el comedor, lo senté en una silla junto a Abigail y me senté al lado de mamá, quedando en frente de Samuel, quien aún tenía restos de sudor en su frente; la silla de papá siempre permanecía vacía era la única silla que nunca se usaba para nada, nadie se sentaba ahí jamás. Miré el reloj colgado en la pared, marcaba las 7:30 pm, terminé mi cena y puse los platos en el lavaplatos, Abigail debía lavarlos, cargué a Samuel y lo llevé a su pieza y lo ayudé a empijamar.

Luego de dejarlo durmiendo, me dirigí tranquila a mi pieza, hasta que escuche un gran estruendo en la cocina, corrí como pude, encontré a mamá con una olla en la mano en forma de defensa y a Abigail mirándola asustada

-Mamá - le grité, corrí hacia ella, la abracé y le quité la olla. Entonces volvió en sí y me miró, estaba algo desorientada, miraba a su al rededor como quien no recuerda que acabó de pasar, Abigail envuelta en lágrimas salió corriendo a su habitación, la solté y la mire fijamente

-¿Que esta pasando? - Preguntó algo asustada

Debo calmarme, debo calmarme repetí para mi varias veces.

-Nada, es...es sólo que -La mire, ella abrió sus ojos de par en par esperando una respuesta - Te enojaste con Abigail, eso es todo -Dije tranquila y pausadamente.

-¿Por qué no lo recuerdo? -Dijo en un sollozo.

-No lo sé -Susurré sin mirarla - pero no es de preocuparse -Dije más segura.

-¿Cómo estas tan segura? - preguntó con sus ojos cristalizados, la miré.

-No lo sé, pero lo estoy - Dije sincera mirándola a los ojos, suspiró cansada.

-¿Esto me ha pasado ya? - preguntó sin realmente querer saber la respuesta.

-No -Mentí sin pensarlo dos veces - Es la única vez que te pasará, no volverá a pasar -Dije mientras la envolvía en un abrazo.

-Si me vuelve a pasar, avísame ¿si? - correspondió - No quiero que ustedes sufran, no dejaré que eso pase - Susurró en mi oído.

-Sí -Dije algo nerviosa separándome - yo te aviso.

-¿Me lo prometes?.

-Te lo prometo -Dije, ella asintió y se fue a su habitación, tragué fuertemente y solté una bocanada de aire que no había notado que retenía, mire hacia la derecha, Abigail estaba allí parada, no dijo nada y se fue, un gran nudo se formó en mi garganta, pensé en ir y aclarar las cosas, pero fue más mi miedo y preferí ir a mi habitación.

CONTAGIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora