Capítulo 23

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No sé por qué he dejado de contestar a los mensajes de Louis, simplemente lo he hecho. Realmente no hay nada detrás, sencillamente no tengo ganas de nada.

―Buenos días ―saluda mi hermano con entusiasmo cuando entro en la cocina.

Yo no me molesta ni si quiera en ponerle mala cara, no tengo ganas ni de eso. Me siento en uno de los taburetes y Zayn me pone una taza de café delante.

―Gracias ―murmuro.

―Leigh, ¿estás bien?

No alzo la vista, me encojo de hombros y aunque no puedo verlo noto la mirada consternada de mi hermano sobre mí.

―Dios, ¡pensé que nunca llegaría! ―Liam entra en la cocina gritando y yo me paso la mano por la cara―. ¡Viernes!

Suelta una risa tras de mí pero cuando me giro y le fulmino con la mirada, se tensa y se pone algo más serio, como si de verdad hubiera hecho algo malo.

―Yo que tú tendría cuidado con lo que dices, Liam ―mi hermano se burla, lo noto en su tono de voz―. Alguien está hormonando o algo así.

Liam y Zayn ríen juntos pero su comentario sexista y estúpido no me causa ninguna gracia, en vez de eso me hace enfadarme, si no lo estaba ya antes.

―Sois unos capullos ―me levanto con brusquedad, casi tirando la taza intacta.

―¡Ten cuidado! ―me regaña Zayn mientras salgo de la cocina―. Romper algo no arreglará lo que sea que te pase ―mustia.

―¡No me hables! ―chillo con furia.

Voy a mi habitación en busca de mis cosas para ir a clase y salgo de casa dando un portazo. Hoy me toca tragarme media hora de camino en bus, pero creo que prefiero eso a un camino de quince minutos en el coche con cualquiera de esos dos.

Reconozco que lo que ha pasado no ha sido exactamente culpa suya, pero al menos podrían tener un poco de tacto.

-

Harry solo tiene que preguntarme una vez que qué me pasa para darse cuenta que hoy tengo un mal día, y precisamente por eso, porque es Harry sabe que a veces no hay un motivo. Simplemente es un día raro, un día que sinceramente preferiría pasar durmiendo hasta el día siguiente, cuando todo estará bien y podré incluso aguantar las tonterías de mi hermano y su amigo.

Por tanto el día se hace terriblemente largo, es como si los minutos fueran horas, y aunque los silencios entre Harry y yo no son incómodos si son, sin embargo, pesados y aparentemente eternos.

Así que cuando a la una y cuarto de la tarde por fin acaba nuestra última clase tengo ganas de llorar de felicidad, ahora puedo irme a casa y meterme en la cama hasta que sea sábado.

―¿Quieres que te acerque a casa? ―Harry me ofrece y yo no lo rechazo.

―Si no te importa ―sonrío.

―Claro que no ―me pasa un brazo por los hombros y me pega a él mientras andamos en dirección al parking.

Y debe ser que el universo no está hoy muy de parte que el día se pase rápido y de la forma más tranquila posible, porque no sé muy bien de dónde de pronto aparece Louis con una gran sonrisa en la cara y nos invita a Harry y a mí a comer.

―Suena bien ―Harry acepta―. ¿Qué tenías pensado?

―No lo sé ―se ríe―, ¿qué os parece un tailandés o algo así? ―se moja los labios―. Tengo muchas ganas de comida tailandesa.

How did we end up here?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora