Capítulo 1, Azul sangriento

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Disclaimer: Los 2ps pertenecen al fandom de 2p!Hetalia y a sus respectivos creadores, Hetalia pertenece a su respectivo creador, la imagen de la portada pertenece a su respectivo creador. Por si todo eso no era claro estando esto en la categoría de fanfic. La idea original de este fic pertenece a Heta-Rieth, tarda en actualizar pero vale la pena <3 (mira quien habla). Ehm... ah sí.

Avisos/advertencias: este fic puede contener palabras malsonantes, gore y violencia. Leer a su propia cuenta y riesgo. Las únicas parejas que saldrán pueden ser meras insinuaciones de 2p!FrUK y 2p!DenNor.

Se agradece cualquier voto o comentario en apoyo de la historia. Sin más, empecemos.


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Luciano salió de la carpa. Iba vestido aún con su ropa de escena; unos zapatos negros bien lustrados, una camisa blanca con pequeñas gotas de sangre y un traje granate, con brillos que le hacía parecer un vampiro, un detalle que añadía sentido a que lamiera la sangre de los cuchillos que tiraba.

El resto del parque estaba vaciándose poco a poco. No muchos clientes habían tenido la suerte de sobrevivir aquella noche, como de costumbre. Ya era tarde, o por el contrario, temprano si se miraba por el otro lado. Estaba comenzando a amanecer. El parque de atracciones cerraba sus puertas hasta la noche siguiente.

Se metió la mano en el bolsillo, sintiendo el frío tacto metálico de los cuchillos. Había sido una buena noche. Sonrió para sí. Aún podía saborear la sangre en su boca.

El parque de atracciones, o el circo como solían llamarlo para acortar, se movía tras esa actuación.

Aquel no era un parque normal al que los niños iban entusiasmados, montaban en atracciones, gritaban felices y comían dulces. Aquel lugar era oscuro, misterioso y, sus únicos horarios de apertura eran a altas horas de la noche, cuando nadie debería estar despierto si no quería sufrir las consecuencias.

—¡Luce! —llamó una voz tras él.

Era el jefe de pista, Oliver Kirkland. Luciano hizo una mueca. Él también vestía aún la ropa de escena, un traje púrpura, con una camisa rosa y una pajarita azul. Por no mencionar el sombrero de copa que llevaba sobre la cabeza, cubierta por una mata de pelo rosa alborotado que se movía cuando sonreía, casi tapando sus ojos azules.

—No me llames así, Oliver —replicó irritado.

Trabajar para un tipo como aquel le molestaba. Pero ¿aquel circo?, ¿aquel parque de atracciones? Era su vida, el lugar donde podía divertirse todo lo que quisiera, hacer lo que quisiera, sin que nadie pusiera ni una sola pega. En aquel lugar todo estaba permitido. Por ello no se había ido cuando había finalizado de cubrir su cuota.

Oliver infló las mejillas como un niño pequeño. Lo miró fijamente con aquellos penetrantes ojos azules antes de responder:

—Es Ollie. —Hizo una pausa y suspiró, soltando el aire que había acumulado en las mejillas—. Solo quería decirte que despiertes a Lutz antes de comenzar a recoger, se ha quedado dormido sobre el cañón y no hay quién lo despierte, ¿me harías el favor, sugar? Eres el único que suele ser capaz de despertarlo.

Lutz. Luciano alzó una ceja. Que lo hiciera Kuro. ¿Para qué tenía que moverse él? Ya había trabajado aquella noche.

—Que lo haga Kuro —dijo en voz alta, encogiéndose de hombros y dándose la vuelta para continuar su camino.

Welcome to the Night CircusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora