Hello || Jerrie Thirlwards

Capítulo II: La idea de Perrie

Estaba en frente de una tienda de discos y dvd, esperaba que Jesy saliera de su turno de guardia. La verdad es que no andaba muy al tanto de la hora debido a que toda mi atención se enfocaba en el libro que ella misma me regaló antes de salir de la prepa y que aún no había terminado. Trataba de una chica con leucemia llamada Tessa, que crea una lista de cosas por hacer antes de que su enfermedad haga que se duerma para toda una eternidad, sin duda me parecía un libro grandíoso. Me pregunté a mí misma como la gente tiene imaginación para este tipo de cosas. O quizás este no es mí campo.
En ese momento el teléfono sonó.
-¿Sí? -dije.
-Voltea.
Y ahí estaba ella, con el celular apegado a su oreja ocultada tras una inmensa columna de textura rugosa. No entedí como pudo llegar allí, pero eso no pasó por mí mente en ese instante, solo la veía como sonreía desde el otro lado. Yo hice lo mismo.
Se acercó a mí guardando su móvil y se sentó a un lado.
-Yo ya me ví la película. -comentó refiriéndose al libro. -No quiero hacerte spoiler pero Tessa muere sin lograr hacer ningúna de las cosa que tiene en su lista.
Maldita Perrie Edwards.
-Quizás una lista es lo que yo necesito.
En ese momento salió Jesy de su lugar de trabajo, fué directo a abrazarme y felicitarme por la beca.
-Me gustaría estar en tu lugar Jade, en serio. -me dijo.
TODOS QUIEREN UNA BECA MENOS YO. PERO EL PROBLEMA ES QUE YO TENGO LA BECA.
Me da a veces por pensar en darle mi beca a Jesy, no se sí eso sea posible, pero estoy más que segura que me atrevería a hacerlo.

Paseamos por la segunda planta del centro comercial. Habían miles de tiendas de ropa, no entiendo por qué, pero la ropa era espantosa. Tan solo me imagino a mí misma con una vestimenta así. Me convierto en la burla del siglo veintiuno.
Decidimos pararnos en un local de helados, aunque parecía mas una guardería de niños de tres años. Las mesas y sus bancas tenían diseño de caricatura, sin mencionar que al sentarme las rodillas pegaron de mí pecho por lo bajo que se encontraban. Preferí no dar mí opinión puesto al negocio, debido a que era una de los lugares preferidos de Perrie, venía aquí cada vez que podía. Me imagino que ya debe ser reconocida por lo empleados.
-¿Y cuándo te irás? -preguntó Jesy.
Suspiré: -Ni me hagas pensar en eso.
Pensaba en irme a inicios de mayo, pero no estaba del todo segura, por eso respondí encogiéndome de hombros, dando a entender que no tenía ni idea.
Perrie llegó a la mesa con cuatro helados en un pequeño envase color rosado. Debo admitir que pensé en comerme otro pero luego recordé que no tenía dinero y que Perrie había pagado todo esto. Mi duda era que estaban en la mesa, cuatro helados, pero aún así somo tres.
Se escuchaba el hablar de las personas sin parar, era un ruido en masa que aturdía por completo mis oídos.
Leigh se acercaba a nuestra mesa con una risa de oreja a oreja. Leigh es la mejor amiga de Perrie, sin duda es una chica muy guapa y con un estilo que nadie más tendría. Nos conocimos hace menos de dos años, y somo amigas desde entonces.
-¿Para qué soy buena?
Ahí me dí cuenta de para quien era el cuarto helado. Pero ella estaba allí sin saber con que motivo.
-Te llame para que nos ayudes con una idea grandiosa.
Leigh asintió.
-¿Trajiste lo que te pedí? -preguntó Perrie.
Jesy me miró, sin duda yo también estaba confundida.
Leigh sacó de su bolso un marcador de color oscuro y una hoja blanca de tamaño extra oficio. Una idea estaba rondando por mí cabeza en ese instante.
-Y dime... ¿Que va primero en la lista?