~SEPT~

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Hay gente que opina que toda tu vida puede cambiar de un día para el otro, Déjenme asegurar que es cierta esta idea.

Era mi cumpleaños número nueve y, como regalo, mi padrino me compró lo que venía esperando recibir desde hacia tres largos años; un instrumento musical. Un violín, para ser exacta.

Resulta que a los seis años me pasaba las noches viendo concursos de talentos de Estados Unidos que trasmitían por la televisión. En una de las temporadas de uno de los concursos, me volví seguidora de una de las concursantes. Esta chica era una rubia muy hermosa. Cuando se paró en el medio del escenario y tocó la canción más linda que había oído en toda mi vida, me quedé anonadada. Una de las razones más obvia era que estaba utilizando un instrumento que nunca había visto antes, por lo que preguntó que era.

Es un violín, me habían dicho, mientras yo seguía viendo la pantalla.

Violín, resonó esa palabra un par de veces en mi mente. Sentí que quería aprender a tocar ese instrumento. Ni siquiera pensé en si salía mucho dinero o si me sería difícil aprender a tocarlo. No me importó nada, sinceramente, por lo que pedí, pedí y pedí durante mucho tiempo, pero nadie me hacía caso. A cambio, ese mismo año, me compraron una guitarra de juguete. Tiempo después volví a insistir con que quería un violín...

Y por fin lo obtuve.

Durante un tiempo pensé que mis papás no querían que yo estudiara violín, y que por eso nunca me habían comprado uno antes, pero que mi padrino sí lo hiciera fue algo muy significativo para mí. Deducía que lo había hecho porque confiaba en que yo podría ser buena, porque sabía que me iba a ir bien.

Esa noche, antes de dormir, me dije a mí misma que me tenía que esforzar por él.

Ma petite violoniste | #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora