Encuéntrame

Capítulo 4

Narración.- Allison

Estaba aterrorizada, no tenía posibilidades de sobrevivir encerrada en una simple cabaña con uno de los criminales mas buscados en Canadá.

Recuerdo haber visto su caso en las noticias unas semanas antes.

La imagen de un chico de unos 16 años muerto en la acera cubierto en sangre y marcas de puñalada se mostraba en pantalla.

Los reporteros afirmaban que lo había asfixiado justo antes de quitarle la vida a puñaladas.

Miré sus manos, tan grandes y fuertes que las venas se marcaban a la perfección.

Empecé a sentir lastima por su amigo, es decir... ¿Cómo podría liberarse de alguien tan fuerte como él?

Un chasquido me sacó de mis pensamientos y pegué un brinco por el sobresalto.

– Los ojos aquí arriba niña, mira...mientras no me des problemas no tendré por que lastimarte. ¿Entiendes?

Aclaró su garganta al mismo tiempo que arremangaba su camisa color azul oscuro.

Narración.- omnisciente

Mendes dirigió su mirada hacia la chica y comenzó a caminar a lo largo de la sala.

– Regla número uno, no quiero que intentes gritar, nadie te escuchará es inútil. - El chico suspiró he hizo una larga pausa.

– Número dos, si quieres salir viva de aquí me obedecerás. -Tomó un afilado chuchillo del cajón más cercano y lo movió delante del rostro pálido de Allison.- – No me subestimes, ya lo hice una vez. ¿Qué más podría pasar?

–¿ Uno o dos años más en prisión?- El prófugo articuló una risa ronca e irónica.

Guardó el cuchillo de nuevo en donde pertenecía y se acercó a pasos lentos hacia ella, quien se encontraba retrocediendo hacia la puerta. La cual se encontraba cerrada.

Shawn tomó las muñecas de la joven y la aprisionó contra el muro más cercano.

– Intentabas huir ¿No es así? -Él acercó su rostro al de Allison hasta que logró prescribir su agitada respiración causada por el mismo.- Está cerrada cariño eso no será posible.

– D-Déjame ir prometo no decir nada simplemente- -Sintió una punzada de dolor esparcirse a lo largo de su cintura. Le había echo un corte con una pequeña navaja.

– Oh Allison, tierna....he inocente Allison. ¿No entiendes cierto? Este -señaló vagamente el rasguño que ahora sangraba levemente- Es solo el primero de muchos si sigues con ese comportamiento.

Narración.- Allison

Mi cintura ardía el corte no era profundo pero vaya que ardía.

Los minutos pasaban dolorosamente lento, casi formando horas.

Mi mente no terminaba de procesar lo que pasaba.

Estaba secuestrada por un asesino a sangre fría, y a tan solo unos minutos ya había ganado un corte a lo largo de mi cintura y una habitación húmeda.

Él había tomado mi celular y las llaves de mi casa.

No tenía nada que sirviera como una oportunidad de escapar.

La cabaña era vieja pero lujosa, tenía una sala hecha de madera con los asientos acolchonados con un tipo de tela anaranjada y una mesa elegante adornaba la estancia.

Si no fuera por la gran chimenea la escondida casucha estaría helada.

Los cuartos eran amplios con camas grandes y descuidadas.

Al menos en donde había despertado.

Una cocina amplia color blanco con detalles de madera oscura se encontraba en el fondo.

Casi no tenía ventanas, lo cual era una desventaja para mi. Pero era iluminada por lámparas modernistas las cuales no combinaban con el estilo de la casa.

Una puerta justo al lado de donde me tenía encerrada desprende olor a loción y madera recién talada, por lo mismo pienso que esa sería su habitación.

La curiosidad picaba en mi interior pero al mismo tiempo un vacío se formaba en mi estomago.

No sabía que podría encontrar, existía la posibilidad de que hubiera una gran cama acolchonada y un gran armario acompañado por mesas de noche y un gran ventanal.

Pero algo en el fondo de mi mente me dice que hay un armario, o quizás unas escaleras a un sótano donde oculta sus armas, si no es que tenga cosas peores.

Logré sentarme en el frío piso de aquella cabaña vieja y las lágrimas amenazaban en salir de mis ojos, si tan solo hubiera tomado la misma ruta de siempre ahora estaría sentada en mi típica clase de francés.

Sentí sus grandes brazos levantándome y llevándome a la misma habitación oscura.

Mi cuerpo tocó la suave superficie de la cama descuidada y de mi boca salió un quejido cuando las sabanas rozaron la herida.

Primer día secuestrada.

De muchos más...