Capítulo 12

913 89 24
                                    







Narrador.- Mason

Doce jodidas horas, prometí solo tardar doce horas y estar en casa a primera hora, pero esa jodida chica tuvo que tomar media hora más, no puedo esperar a programar su muerte.

Necesitaba encontrar al pequeño Mendes para encargarlo de las celdas.

Narrador.- Omnisciente

El pálido chico se dirigía hacia la salida con abrigo en mano, nadie sospechaba su identidad, pues siempre al cometer crímenes cambiaba su identidad gracias a la magia del maquillaje.

Mason Allen era el chico más inteligente de la clase, ratón de libros y molestado por los chicos populares tras su obsesión por el maquillaje.

Más un día todo cambio, su vida dio un giro de trescientos sesenta grados.

Drogas, alcohol y chicas.

Todo había cambiado excepto sus problemas de ira.

Una vez fuera del establecimiento Allen se colocó el abrigo, del cual levantó el cuello y tomó el camino a casa.

Tres kilómetros al este seguidos por una vuela a la izquierda, un kilómetro más y se encontraba en casa. Al llegar ahi abrió la puerta, a la cual se acercaba corriendo una pequeña niña de unos tres máximo.

– ¡Papi! Volviste. - dijo la pequeña con una sonrisa en el rostro y las mejillas cubiertas de rosa.

Al llegar a él Mason la tomo en brazos soltando una leve risa, le parecía una bendición regresar a casa con su hija, poder volver a admirar sus pequeños ojos verdes y escuchar su aguda voz. Besó su nariz y la recargó en su cadera mientras la sostenía.

– Así es angel pero solo por la noche.- Soltó un suspiro y sonrío. – Después no regresaré por dos días pero prometo volver por uno entero entonces. ¿Si cariño?

La pequeña niña hizo un mohín con sus labios y asintió antes de recostarse en la cama.

El chico colocó las cosas que llevaba en el bolsillo de los vaqueros sobre la noche de mesa y se fundió en un sueño junto a su hija.

Narrador.- Mendes

Había pasado toda la tarde limpiando el desastre que dejaron los chicos ayer por la noche, la siguiente y ultima tarea era llevar los alimentos. Me dirigí hacia las sucias celdas. Una tras otra las fui abriendo y depositando la comida.

Narrador.- Omnisciente

El chico se detuvo frente a la celda de Antonella y frunció el ceño al darse cuenta que únicamente tenía la llave de una pequeña rendija, abrió la misma y deslizó el plato dentro. Al depositar la comida pudo sentir una mano apretar su muñeca.

– ¿Estas solo? .- Preguntó Antonella al sentir las cicatrices en los nudillos de Shawn quien suspiró y asintió mas al darse cuenta de que la chica no podía verlo se aclaró la garganta.

– Si, Mason salió hace unas horas y los otros idiotas se encuentran en el sótano. ¿Encontraste la apertura que te dije?

– Si.- dijo Carlyle antes de soltar la mano del secuestrador

Mendes tomó la nota que llevaba en su bolsillo y la deslizo por la rendija.

– Asegúrate de deslizarla hasta el fondo, ella necesita tenerla. Pero lo mas importante, No la leas.

EncuéntrameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora