Maya

1. Después de su ida...

Recuerdo que en la secundaria, había un chico, un chico que conocí desde los 13 años. Ese chico me amó desde que me conoció. Y yo estaba ocupada en otras cosas que no me fijé en la verdad. Y ese chico ahora ya no está.
•••
La semana en la que Ben se fue a Texas, conocí a una chica llamada Ana. Ella me dijo que estuvo en el hospital por un tiempo. Que le había dado un infarto. Me dijo que estaba saliendo con el chico más dulce que haya conocido jamás. Me contó que se llamaba Alexander. Me dijo que era muy probable que ella no viviría mucho tiempo. Me pidió que le contara mi vida. Y lo hice. Incluyendo lo de Ben. Me consoló y yo también a ella, porque su caso es mucho peor. Y por alguna razón extraña me pidió mi número. Se lo di, considerando que era una pobre chica moribunda que quería una amiga nueva. Unas meses después recibí una llamada de un número que no conocía:
-Hola, habla Maya Anderson.
-Lo sé.- me contestó una voz masculina.
Me asusté un poco.
-Disculpe, quien es usted?
-Oh, lo siento, soy Alexander Roberts.
Me quedé pasmada. De verdad era el. ¿Ana?
-Oh! Tú eres el novio de Ana. ¿Cómo está? Ya se recuperó.
Hubo un gran silencio y tuve el presentimiento de que no debí preguntar eso.
-Oh, lo siento. ¿Cuándo pasó?
-Mmm... Hace tres meses.
-Enserio lo siento. Se veía buena persona.
-Lo era.
Y así fue como comenzó todo. Hablábamos mucho por teléfono. Note que a los dos nos habían separado de nuestros amores de maneras muy distintas y aún así estar tristes de la misma manera. Lo consolé muchas veces. El a mi. Y nos hicimos buenos amigos. Fuimos juntos a la universidad a estudiar arte (a los dos nos encanta dibujar desde pequeños). Yo abandoné mis estudios de arte para convertirme en maestra, pero no dejé de pintar. El si se dedicó al arte y no le va muy mal.
Ya pasaron 6 años desde que Ben se fue y Ana murió. Lo acompañé a dejarle flores a Ana en su tumba. No he vuelto a ver a Ben. Los dos cumplimos 24 este año. Yo soy 5 meses más grande que el. Y hace un mes me pidió empezar a salir. Pensé que ya estábamos listos y le dije que si. Ana tenía razón. Alex es muy dulce. Y aunque extraño a Ben, no me arrepiento de haberlo conocido.