Maya

3. Siempre te amaré.

-Siempre te amaré-me dijo dulcemente.
Tenía que olvidarme de Ben. Lo que tenía con Alexander era muy especial como para echarlo a perder.
-Yo también-le contesté. Y me volvió a besar. Y le volví a devolver el beso. Y nos quedamos así un instante.
•••
Lo que pasó después fue confuso. Nos fuimos a su departamento. Y nos empezamos a besar otra vez. Solo que más apasionadamente. Y nos empezamos a desvestir. Y... Hasta ahí recuerdo. Solo sé que hoy amanecí en su cama. Cuando vi el reloj, vi que iba a llegar tarde a trabajar. Y el no estaba ahí. Así que me vestí y le dejé una nota. Y me fui a la escuela. Al verme, la directora me detuvo.
-Srta. Anderson, llega tarde-dijo con tono severo.
-Lo sé, lo siento.
-Espero que no se repita-me dijo y se alejó.
Suspiré y me dirigí a mi aula. Los niños estaban bien sentados y leyendo. La verdad es que siempre tuve muy buenos alumnos. Entré y todos apartaron la vista de su lectura. Daba en primero de secundaria y no es por presumir pero a mí siempre me dijeron que era la mejor.
-Buenos días chicos-dije a mi clase.
Todos se levantaron.
-Buenos días, Srta. Anderson-dijeron al unísono.
-Pueden sentarse-dije y eso hicieron.
•••
Saliendo de clases, me detuvo mi amiga Emma (también maestra del instituto).
-Maya! ¿Que vas a hacer después de clases?
-La verdad no lo sé.
Emma era muy guapa. Cabello castaño oscuro y ondulado, ojos azules. Era dos años mayor que yo y lleva un año y medio de casada y ella y su esposo están esperando un bebé.
-Podrías venir conmigo y Katherine a comer.
-Bueno, nada más dejen que le avise a mi novio.
Me hizo una mirada cómplice. Y yo le sonreí. Sabía que había pasado. La verdad no era mi primera vez. Pero hacía mucho tiempo que no lo hacía. La última vez fue antes de salir con Ben. Lo sé, deprimente. Pero bueno...