Capítulo 9: Anteiku

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«Me desperté una mañana, los rayos de luz acariciaban las persianas, eran suaves, casi como una caricia».

Y ésta es la parte en la que se hace un acercamiento a mi rostro mientras sonrío y me levanto de la cama como si levantarme a las 6 de la mañana para alistarme e ir a la universidad fuese lo más hermoso del mundo.

No.

Eso iba bien para los libros —o películas—, y yo personalmente no describiría mi mañana así.

Vamos Hana, podemos hacerlo mejor.

Me desperté medio babeada y con ganas de dormir más, pero me daba luz en la cara; me limpié las babas y me di cuenta de dónde estaba.

Vale, Hana, tu última misión como WonderGirl es no gritar. He dormido con Kaneki. He dormido con Kaneki, repito, he dormido con Kaneki. Voy a gritar, a saltar y a vomitar arcoiris. Espera, a ver, repasemos lo que hicimos ayer.

Repasé todos mis recuerdos, y no, en ninguno violé a Kaneki. ¿Qué? No me miréis así, es por seguridad. Me tapé la boca para no gritar como una subnormal, tampoco quería ser maleducada, Kaneki estaba dormido.

Y además, despertar al chico súper monísimo que me gusta mientras está tan mono durmiendo sería un pecado. ¿He dicho ya que Kaneki es muy mono? Si no lo he dicho, lo digo ahora, Kaneki es muy, pero muy, muy mono.

Me desperecé un poco, y empecé a pensar en por qué había venido ayer. Bien, no había venido porque quería decirle a Kaneki que era un ghoul, no. Vine por lo que me pidió Jason, sé lo que estaréis pensando: Que soy mala, manipuladora y controlo al chico que me gusta sólo para salvar mi vida. Pero, a ver, ahora aprecio un poco mi vida, no creo que Jason le llegue a hacer nada a Kaneki y si le pone un dedo encima me lo cargo con mis propias manos, sencillo.

Pero oye, todo lo que hice ayer no era mentira, vine por lo de Jason, pero todo lo que le dije a Kaneki es verdad, no mentía cuando lloraba, en serio estaba muy triste. Si a vosotras os hubiese pasado exactamente lo mismo que a mí, ¿qué habríais hecho en mi lugar?

Noté que Kaneki empezaba a moverse. Bien se despierta, así evito cualquier intento de violación. Tengo pavo y hormonas revolucionadas, ¿vale?

—Hey, Kaneki —susurré agitándole suavemente para que se despertara.

—Mamá, sólo 5 minutos más. No tengo ganas de ir la colegio —habló en sueños con la voz adormilada.

La madre de Kaneki, aquella mujer era muy buena persona, no merecía morir como murió. Quería ayudar a todos y ella salía perjudicada, pero ella siempre sonreía. Recuerdo como trabajaba siempre, por la mañana, trabajaba en la casa y cocinaba, por la tarde cuidaba de Kaneki y por la noche tenía un trabajo, sólo para pagar a la tía de Kaneki la muy floja.

También recuerdo a la tía de Kaneki, cada vez que Kaneki tenía que estar con ella nos llamaba a Hide o a mí, o a los dos. Su tía nos miraba con desprecio y nos trataba mal, y le daba igual lo que le pasase a Kaneki, así que él sólo se sentaba con sus libros cuando nos íbamos y no hablaba, y luego le decía a su madre que Kaneki se portaba mal. Ella era una pu... Una puerta, sí, una puerta.

—Kaneki, soy Hana, despierta.

—Um... ¿Qué? —aún seguía adormilado, y tenía los ojos entreabiertos, en cuanto notó qué había pasado se sonrojó. Qué mono—. Eh... Esto...

—Eres muy mono cuando duermes, ¿sabes? Tranquilo, sé que no tienes ganas de ir al cole, tranquilo, yo no te llevo si no quieres —bromeé, éste se sonrojó aún más.

—Te odio.

—Ya lo sé, pero que tú digas te odio significa que me amodoras.

—Claro, lo que tú digas —contestó en tono sarcástico—. No te lo crees ni tú.

Querido mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora