Capítulo 16: Kareta Hana

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«Debería darte vergüenza hacer llorar a una mujer.

Y más cuando se trata de la chica que te ama.

¿Pero tú qué ibas a saber?

Nunca fui valiente para confesarte mis sentimientos.

Pero tú fuiste un idiota al no darte cuenta».

Muchas cosas pasaron en estos días, pasaron semanas desde la muerte de mis padres, desde la pelea en la iglesia con Tsukiyama, y desde el beso que me dio Kaneki. No se habló más de aquel tema desde ese día, supongo que, de algún modo, ambos sabíamos que no debíamos sacar ese tema o simplemente estábamos avergonzados de aquel hecho que muchas personas verían normal entre dos adolescentes de mi edad.

Las cosas seguían normales en Anteiku a diferencia de que Nishiki se nos había unido desde la pelea. Me himpactó ver el amor que tenía con Kimi, una humana de la que se enamoró. Para ser una persona tan fría como es él, la protegió con su vida. El resto seguía normal, Touka-chan dándole hostias a Kaneki por torpe, Yomo-san seguía entrenando a Kaneki... Pero Hinami-chan estaba algo triste últimamente, aunque siempre se mostraba feliz cuando Kaneki le enseñaba o cuando pasaba tiempo conmigo o con Touka.

Seguramente es porque echa de menos a su padre, aunque no sé mucho sobre ella, me gustaría animarla de algún modo. Quizá pueda pasar con ella una tarde y comprarle un libro que quiera o algo así.

Terminé mi jornada de ese día en Anteiku, Hinami-chan estaba hablando con Ryoko-san, parecía que discutían.

-¡Mamá, yo quiero ir con papá! -gritó Hinami, notablemente enfadada. A decir verdad nunca les escuché hablar ni a ella ni a Ryoko-san sobre el padre de Hinami.

-Pero Hinami, escucha -Ryoko-san no pudo continuar porque Hinami salió corriendo.

Me acerqué a hablar con Ryoko-san, que estaba notablemente sorprendida por el comportamiento de su hija, que no solía ser normal en ella.

-Ryoko-san, ¿puedo sentarme aquí? -pregunté, señalando la otra silla de la mesa para dos en la que estaba.

-Claro, Nagachika-san -dijo con una sonrisa, yo me senté.

-No hace falta que sea tan formal conmigo, sólo llámeme Hana.

-Igualmente Hana, llámame Ryoko. Bueno, ¿de qué querías hablar?

-¿Qué le pasa a Hinami? -fui directa al grano, me preocupaba por Hinami.

-Ella echa de menos a su padre. Hace mucho tiempo que no recibimos noticias suyas e insiste en ir a visitarlo -se le ensombreció la mirada al hablar de su marido, también se notabaque también lo echaba de menos.

-¿Y por qué no pueden? -pregunté, no creo que fuese tan malo ir a visitarlo, aunque seguramente esté, como siempre, pecando de ingenua.

-Él está en una zona peligrosa y me da miedo que le pueda pasar algo a Hinami. Él solía ser un ghoul peligroso, pero en cuanto Hinami nació borró todo eso, es un buen hombre -recobró la sonrisa al decir eso último.

-Comprendo. Quizá pueda ir a hablar con ella para animarla.

-No, iré yo. Si su madre no puede, ¿quién lo hará?

Dicho esto, tras unas palabras más, fue a hablar con Hinami.

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Cuando terminé mis clases volví a Anteiku como solía hacer, no sin antes ir a ver a Hide. La cafetería ya estaba cerrada cuando llegué, era un día lluvioso, parecía como un mal presagio, aunque seguro que eran tonterías mías.

Busqué por todas las habitaciones de la cafetería, no encontraba a Kaneki, ni a Yoshimura-san, ni a Touka; a nadie a decir verdad. Abrí la puerta de la sala de reuniones y allí estaban todos. Kaneki estaba sentado en un sillón con la cabeza baja, Yoshimura-san en otro sillón en la misma posición, Yomo-san estaba apoyado en la pared con un rostro triste, Koma-san e Irimi-san también tenían un rostro triste. Touka aún estaría en sus clases.

-Hola Hana-kun, ¿cómo estás? -preguntó Yoshimura-san, levantando su cabeza para mirarme.

-Bien, ¿ha pasado algo? -pregunté, al ver el aspecto que tenían todos, temiendo lo peor.

-Las palomas se han llevado la vida de Ryoko-san -contestó Yoshimura-san.

Imposible, no sabía que contestar. Se escuchó un golpe en la pared.

-¡Cómo! -era Touka, que había dado un grito. Es imposible.

-No puede ser verdad -susurré-. ¿Y Hinami? -pregunté alzando la voz nerviosa.

-¿¡Le han visto la cara!? -preguntó Touka alterada.

-Estoy pensando en llevarla al distrito 24 -contestó Yoshimura-san.

-¡No podrá sobrevivir en ese matadero ella sola! -debatió Touka para después salir corriendo.

-¡Hay que vengarse! ¡Esto no puede terminar así! Han matado a la madre de Hinami.

-Lo más triste aquí no es la muerte de Ryoko, sino que no podáis ver que no hay que vengarse -dicho esto yo también salí corriendo, me ardía la sangre de lo enfadada que estaba.

Salí corriendo a la calle aunque estaba lloviendo me daba igual, sólo quería venganza. Empecé a escuchar otra vez esas voces en mi cabeza.

"Escucha Hana, tienes que vengarte de esas palomas que han matado a Ryoko".

-¡Déjame!

"Sé que quieres venganza. Tienes el poder para hacerlo, así Ryoko podrá descansar en paz. No pueden arrebatar la vida de alguien así como así. Hinami quedó huérfana".

Tenía razón. Tenía que hacerlo. Tenía que vengar a Ryoko. Me puse mi máscara que llevaba en mi bolso por precaución, dejé de controlar mi cuerpo, es como si me moviese por instinto.

Después de correr por un periodo de tiempo vi a un investigador, necesitaba matarlo.

Saqué mi kagune y le ataqué, matándolo. No podía controlarme más, tenía hambre, demasiada. Empecé a comerme cada parte de su cuerpo hasta saciarme. Una vez hecho esto, dejé una flor muerta que encontré sobre lo que quedó de su cadáver. Me quedé mucho más agusto.

Abrí los ojos como platos y vi lo que había hecho. ¿Había sido yo? No recuerdo nada, pero no hay nadie por aquí y estoy llena de sangre. ¿Cómo he podido matar a una persona?

-Tú, ghoul -me giré, había dos investigadores, uno un tanto viejo con el pelo blanco y otro más joven de pelo negro-. ¿Has visto a esta niña? -sacó una foto de Hinami.

-¡Hijo de puta! -enfurecí e intenté matarlo, a lo que él respondió. Después de pelear contra él un rato no me quedó más remedio de huir.

-Ghoul Kareta Hana. Infórmalo Amon-Kun.

Fue lo último que oí.


Gracias a @sami_inner por la traducción de kareta hana (flor muerta)

Querido mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora