Capítulo 17

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No estaba enfadada, estaba furiosa.

La conversación con Bernard y sus palabras frías y desinteresadas me enfurecían todavía más cada segundo. Odiaba el hecho de que ni siquiera hubiera pensado en comentarme nada sobre el tema y que su excusa fuera "es que eres muy terca". ¡¿Y qué?! Eso no significa que vaya a hacer oídos sordos si alguien me comenta que el chico con el que me estoy enrollando se va a casar, al contrario, sería la primera en ir a aclarar el asunto. ¿Por qué me tenía que tratar como a una niña?

Sin embargo, no era él a quien deseaba matar en ese momento.

– No discutiré más contigo – concluí.

Empecé a alejarme de Bernard en dirección al interior de la academia y ni siquiera miré a Lance cuando pasé a su lado.

– Acuérdate del entrenamiento – dijo el líder del clan con calma.

– ¡Me importa una mierda tu estúpido entrenamiento! – grité.

Cuando entré al edificio, busqué un reloj por alguna parte y en ese momento decidí que necesitaba comprarme un reloj de pulsera para no tener que andar buscando uno cada vez que quisiera saber la hora. Lo terminé encontrando en la secretaría de la academia y este marcaba la una y cuarto del mediodía. ¿Que qué hago yo despierta cuando se supone que debería estar durmiendo como el resto de la academia Snake?

Pues simplemente digo que no os recomiendo el insomnio.

– Disculpe – llamé la atención de la secretaria entrada en años que allí había.

– ¿En qué te ayudo, querida? – esbozó una sonrisa cuya amabilidad no llegaba a sus ojos.

– ¿Sabe en qué período del día se encuentran los alumnos de la academia Sullivan? – pregunté.

La señora ojeó su ordenador, tecleó algo y luego me miró.

– Están a punto de acudir a almorzar – y en cuanto contestó se escuchó la ya conocida campana que daba fin a las clases.

– Gracias – dije y salí de allí.

El antes despoblado pasillo se había llenado de gente en apenas unos segundos y me costó más abrirme paso. Además, me entretuve saludando a todas esas personas que me saludaban a mí, y evadí a todos los que quisieron establecer conversación. No pretendía ser antipática, pero en aquel momento no tenía tiempo ni ganas de hablar con nadie y tampoco iba a fingir que estaba bien. Sin embargo, no pude esquivar a Jul, Betty y Abril, que me acorralaron e imposibilitaron que continuase andando.

– Vamos a la biblioteca a estudiar, ¿te apuntas? – me preguntó Jul.

– ¿Betty no tiene que almorzar? – pregunté yo.

Abril levantó ante mí una bolsa blanca y sonrió.

– Tenemos aperitivos – dijo y escondió rápidamente la bolsa –. Pero se supone que no podemos comer en la biblioteca, así que shhhh...no digas nada.

Sonreí un poco por su comentario, pero esta se borró cuando vi a Kile alejándose hasta desaparecer en el fondo del pasillo.

– Lo siento – miré a las chicas –. Tengo que ir a hablar con Kile. No es metáis en líos por la comida.

Sin saber cómo, rompí la barrera que habían creado a mí alrededor y prácticamente corrí en la dirección por la que Kile se había ido, pero no logré encontrarle. Pasé por el comedor y, tras examinarlo exhaustivamente, me di cuenta de que no estaba allí. Aquello resultaba casi cómico. Normalmente siempre estaba evitando a Kile y pasaba el mínimo tiempo con él. Y ahora que lo buscaba, ¿por qué había decidido desaparecer?

Herida. Wounded. [INTERRUMPIDA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora