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"No lo sé... creo que sí", respondió Eduardo."Estás enamorado", murmuró divertida, y él puso los ojos en blanco."Da igual, en una semana y media ella se va a casar", dijo Eduardo."Se va a casar... eso está jodido, hermano", comentó Blanca, dándole una palmada fuerte en la espalda.—Oye, eso me dolió —protestó y la miró de mala manera.— ¿Por qué no le dices lo que sientes?—Ya lo hice —comentó triste, mientras miraba la puerta.— ¿Y ella qué dijo? —preguntó.—Que se va a casar con Lautaro.— Vaya, al parecer eres un chico con el corazón roto. Te ayudaré —exclamó divertida, y él la miró.—¿De qué manera? —preguntó levantando una ceja.— Así —comentó y empezó a buscar algo en su teléfono.—¿Qué buscas? —preguntó curioso.— Tú cállate y presta atención —comentó mientras ponía un audio de dos personas besándose, pero se escuchaba demasiado fuerte.—¿Qué es eso? —susurró.— Es para que Briana escuche y se ponga celosa —comentó.—Eso no va a pasar.— Seguro que debe estar muy celosa, y si no siente algo por ti, ¿cómo se dará cuenta?—Eso no es una buena idea y lo sabes —comentó Eduardo, mientras se acercaba a ella.— ¿Por qué saltas en mi colchón? —susurró acercándose a ella.—Para que piense que estamos teniendo sexo —comentó de forma obvia.—Pues no quiero que ella piense que estoy teniendo sexo a tan pocos metros de su lado.— ¿De verdad? Entonces, ¿vas a dejar que ya se case con otro cuando estás enamorado de ella? —preguntó.—Sí, no, no lo sé.— ¿Y qué tal si ella también siente algo por ti? —preguntó curiosa.—Pues no lo sé.— No sabes nada, niños. Ponte las pilas y ponte los pantalones.—Deja de retarme, ni siquiera te conozco.— ¿Cómo que no? Nos vimos una vez.—Bueno, pero eres casi una desconocida para mí.— Entonces seré tu nueva mejor amiga —comentó estirando el brazo y saludándolo.—Con gusto —comentó Eduardo, poniendo los ojos en blanco.— Vaya, es increíble que te guste tanto esa chica.— Me estoy enamorando, sí tienes razón. Ahora ¿me puedes dejar tranquilo?— No, cómo te ayudaré con tu plan. Ya verás cómo la vas a conquistar poniéndole celos.—Lo dudo.— Apuesto que mañana ella estará muy celosa y pensará en ti.Tienes razón, no importa. De igual forma, me siento un poco nostálgico en todo esto.— ¿Bromeas? Tienes que ser fuerte, seguramente vas a poder. Ya creo que vas a poder.—Lo dudo, dudo que yo pueda empezar algo así.— No seas tonto. Yo creo que en algún momento vas a poder olvidar a esa chica.—Y si no puedo... y si veo cómo se casa y mi corazón se quiebra en mil pedazos —preguntó con desgano.— Pues, no queda otra que seguir adelante —comentó Blanca, dándole unas palmadas en el hombro mientras aún saltaba en la cama.—Romperás mi cama —comentó con desgana.— Ven, salta conmigo —murmuró divertida, y él puso los ojos en blanco.—Ni loco —comentó, y ella hizo un puchero.— Por favor... —comentó, y él cedió mientras se subía en la cama y empezaba a saltar.—¿Ves?, no está tan horrible como parece —preguntó.— No exageres, no es para tanto.—Siento que soy un niño haciendo esto.— Pues, creo que tienes que intentar saltar un poco más alto.—¿Por qué haría eso? Podría golpear mi cabeza contra el foco que está allá arriba.— Tienes que tener una cabeza muy dura para romper un foco LED, ya no son de vidrio —explicó Blanca.—¿Tú siempre tienes una explicación para todo? —preguntó Eduardo.— Sí —comentó divertida, y él puso los ojos en blanco.Por ese motivo, los dos se sintieron bastante extraños en ese momento y comenzaron a reír. Eduardo se sentía divertido y empezó a saltar, sonriendo y riéndose, sintiéndose un poco más calmado de lo normal y con la esperanza de haber encontrado a alguien que lo comprendiera. Blanca, por su parte, quedó hipnotizada desde el primer momento en que lo vio. Le pareció el chico más guapo que había conocido en su vida, además de sincero y sobre todo leal. Nunca había esperado que él no quisiera besarla y encontró esa actitud adorable. Se enamoró de él en el preciso instante en que lo vio. Blanca tomó su mano y con una sonrisa lo abrazó, mientras él se quedaba quieto, sin comprender muy bien su actitud. Los ojos amarillos de Blanca lo observaron con curiosidad, pero él solo tenía en mente a una chica, Briana. Por ese motivo, no podía borrarla de su mente, porque ella se había clavado en su corazón.

Contrato con el viudo paralíticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora