Un viejo conocido

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Había pasado una semana desde que Berk ha hecho al fin las pases con los marginados, Dagur fue encerrado, y el Muerte aullante ya no es una amenaza. Como suelen hacer, Hipo y su mejor amigo Chimuelo, dan un vuelo matutino sin muchas preocupaciones que agobien al jinete, después de todo ya tiene tres cargas menos encima, dan giros en el aire, vuelan al ras del mar esquivando pilares de roca, Hipo se deja caer para luego sostenerse en montura de Chimuelo y finalmente volver a elevarse ya saben, lo típico. Pero algo llamó mucho la atención del joven vikingo... un barco que no era de Berk se acercaba al muelle: tenía las velas un poco rasgadas, la más grande tenía una especie de luna creciente con rayos de sol bordeándola dibujada,  una catapulta destruida y diversas quemaduras  que cualquiera notaría que eran obra de las llamaradas de un dragón; también pudo notar que un gran numero de personas junto a sus dragones se estaban agrupando en ese mismo lugar.

-¿Qué te parece si vamos a ver que sucede amigo?- pregunto Hipo a su fiel compañero, el cual respondió con un rugido en forma de afirmación.

A medida que se acercaban, más y más personas se iban aglomerando en el muelle. El muchacho era demasiado humilde para abrirse paso entre la gran multitud, a parte no había visto a sus compañeros desde lo alto, así que supuso que aún no habían llegado y sentó a esperarlos.

*Son ellos* dijo un hombre con tono frío, Hipo pensó que se trataría de algún invitado imprevisto o no deseado por la forma en que lo dijeron, pero una ves continuo el hombre, la preocupación del muchacho se esfumo *Es un honor verlos devuelta después de tanto tiempo* dijo el hombre pero esta ves con orgullos en las palabras.

Los murmullos continuaban y continuaban mientras más personas llegaban, pero ni rastro de sus amigos, el castaño subió a los lomos de su dragón y estaba a punto de despegar cuando un Nadder Mortal aterrizo a su costado...

-Hola Hipo- saludó una jinete rubia bajando del lomo de su compañera.

-Hola Astrid- respondió el muchacho observándola- ¿Sabes de donde viene el barco o has visto a los otros jinetes?

-La verdad no puedo contestarte ninguna de las dos- respondió- hace un rato un hombre avisó a mis padres de que un barco de cierta tribu se acercaba al muelle y salieron muy apurados, al principio no le tomé importancia, pero luego, cuando quise dar una vuelta con Tormenta, me di cuenta de toda la gente que se estaba acumulando en el muelle y quise saber por qué era, además, supuse que los encontraría aquí a ti y a los demás.

- Pues no te equivocaste- exclamó una voz no muy lejana y conocida para los jóvenes.

Ambos alzaron sus miradas y vieron como aterrizaron un joven robusto, rubio y más alto que Astrid y un poquito ancho de huesos en un Gronckle, un muchacho de cabello negro, fornido, subido encima de un Pesadilla Monstruosa, y dos gemelos del mismo tamaño, ambos rubios montados cada uno en una de las cabezas de un Cremallerus .

-Hola Patapez, Patán, Brutacio y Brutilda- saludó Hipo.

-Hola chicos- le siguió Astrid.

-Hola Tos... ¿o era Hipo?- dijo uno de los gemelos bajando de su dragón.

-Brutacio...-reprochó Brutilda, su gemela, que aun no bajaba de su dragón, se dejo caer sobre su hermano para terminar sentada en su espalda- que te dije de avergonzarme haciendo preguntas estúpidas.

-No te preocupes por eso, ya todos estamos acostumbrados a las tonterías de tu hermano- dijo Patán, el fornido de cabello negro, burlándose.

-Me alegra de verlos aquí- dijo Patapez, el rubio regordete - ¿Saben por qué hay tantas personas?

-Mmm... siendo sincero estaba a punto de hacerte la misma pregunta- le respondió Hipo.

En eso Estoico El Vasto(El Inmenso en Español España), padre de Hipo y jefe de la tribu, paso al lado de su hijo sin siquiera notarlo, pero cuando este se dio cuenta de su padre, no tardó e dirigirle la palabra...

-Papá- llamó el muchacho a su padre que se dirigía hacia la multitud- se puede saber porque hay tanta gente aquí

-A Hipo- notando en ese momento que quien le hablaba era su hijo- discúlpame pero tengo que llegar rápido al frente.

Tras decir esto, el gran vikingo empezó a abrirse paso entre la muchedumbre, que aun se encontraban compartiendo comentarios, hasta llegar al lado de su mejor amigo quien se encontraba al frente de todos.

-Al fin llegaste Estoico- dijo el vikingo de una mano y una pierna.

-Me alegra no haberme demorado mucho Bocón- contestó...

-Vaya, tu padre si que estaba apresurado, no se tomo la molestia de siquiera pedir con permiso- dijo Patapez.

-Si bueno, sea quien sea que venga en ese barco debe ser alguien importante- dijo el lider de los jinetes.

-Lastima que de aquí no podamos ver nada- dijo Brutacio, levantándose de una forma tan precipitada que tiro a su hermana sin darse cuenta.

-Saben qué- dijo Astrid con tono severo para que todos le prestaran atención- deberíamos ver que sucede desde arriba.

Todos los jinetes montaron sus dragones y alzaron vuelo, ya desde lo alto vieron como arribaba el barco y como un soldado dirigiéndose a todos los presentes exclamaba...

-Tengo el honor de presentarles- empezó el vikingo- al más fuerte, mejor estratega, gran hombre, gran padre, y, el mejor jefe que la tribu del Eclipse Yaciente pudo haber tenido en toda su historia, Ren'Sat, el pequeño gigante.

Casi todos los jóvenes rieron al escuchar el sobrenombre del jefe de aquella tribu,  mala idea, porque inmediatamente recibían múltiples reprimendas de los adultos además de miradas fulminantes, claro todos los jóvenes menos los jinetes, ya que estaban lo suficiente alto como para que nadie los escuche morirse a carcajadas.

-Oigan, no nos deberíamos estar riendo del jefe de una tribu- dijo Hipo quien fue el que menos rió.

-Vamos.... Hipo... debes admitir que es gracioso- dijo Patán entre risas.

De pronto, un hombre moreno del tamaño de Hipo emergió de la escotilla del barco, hacía honor a su nombre, ya que, para ser pequeño, se le veía lo suficiente fuerte como para luchar con un dragón sin siquiera sudar una gota, tiene ojos pequeños color azabache, una nariz grande, unas cejas fruncidas y exuberantes del mismo color que su larga cabellera y su muy gruesa barba color negro noche, vestía con muñequeras de cuero, una camisa de color carmesí muy oscuro, pantalones marrones claros y unas botas también marrones.

Caminó lentamente, y luego bajo del barco de la misma forma por una escalera previamente instalada, finalmente, se dirigió a Estoico alzando la mirada para poder verlo directamente a los ojos...

Estoico- dijo Ren'Sat con frialdad.

Ren'Sat- contestó Estoico de la misma forma que él.










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