La Primera Clase

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NOTA AL FINAL, por favor leer.

-Creo que ya todo está listo- opinó Hipo contemplando el resultado de estos tres últimos días de arduo trabajo.

-Dianas para practicar puntería, la roca gigante para usarla como pizarrón, tiza para escribir y dibujar, agua en caso de incendios, hierva de dragón por si se descontrolan los dragones valga la redundancia, dragones salvajes enjaulados, barriles para usos varios, muñecos de práctica... sí... todo listo y en orden para dar clases a jinetes primerizos- hizo inventario Patapez, y luego dijo con notoria emoción- aun no puedo creer que voy a ser maestro.

-Bien por ti compañero, bien por ti- felicito Brutacio a su robusto amigo dándole pequeñas palmadas al hombro, luego se fijo en todos los materiales que tenían- algo no va bien- dijo con duda rascándose la barbilla con el dedo índice e inspeccionando detenidamente todo lo que había- creo que falta agua, digo, tenemos un pesadilla monstruosa y a un tifomerang enjaulados.

-Lo apoyo- intervino Gémini- hay demasiada madera.

-Te lo e dicho muchas veces en los últimos tres días, pero aún no me acostumbro- Hipo respiró hondo, apretó los párpados y dijo- Brutacio, tienes razón, ve con Brutilda y Patán por más agua, pueden llevarse las cubetas que deseen...

Era muy... pero muy difícil para los jinetes acostumbrarse al nuevo Brutacio, desde que Astrid lo hizo caer de su dragón ha actuado de una forma muy distinta a como siempre lo hacía. Ya no era el idiota que iba por la vida hablando disparates, peleando con su hermana, incomodando a las personas o autolastimandose... *coff**coff* masoquista *coff**coff*... cada vez que podía; ahora era habilidoso, pacifista y evitaba discutir con su gemela... pero el aspecto más resaltante era que se había vuelto muy responsable con respecto a sus acciones, si rompía algo lo reparaba, si ofendía a alguien se disculpaba, es precavido... cabe mencionar que la mayoría de implementos que usaran para dar clases fueron idea suya... era un Brutacio completamente diferente al anterior.

-¿Por qué debo ir yo?- se quejó Patán al escuchar la orden de su primo.

-Tal ves porque Diente Púa es un pesadilla monstruosa capaz de transportar grandes grandes cargas sin dificultad- le contesto el castaño con sorna- aunque no me sorprendería que no lo sepas.

-Oye-quería responderle cara a cara, pero Hipo se dio media vuelta y camino hacia las chicas para darles unas indicaciones... sin embargo esto no iba detener al fornido joven vikingo- sabes, es obvio que necesitas que yo lo haga... digo, tú con una sola pierna y tu dragón con media cola tardarían hoooras en traer una sola cubeta de agua.

Al escuchar esas palabras, el vikingo de ojos esmeralda paró en seco, giró y le lanzó una mirada asesina a Patán- disculpa... ¿qué es lo que acabas de decir?

-Resumiéndolo, eres un inútil- respondió el joven de cabello negro con burla.

-Aquí vamos de nuevo- dijo Mirra a las tres chicas que estaban con ella y de inmediato Hipo y Patán empezaron a discutir.

-¿Esos dos pelean siempre?- preguntó Gémini intrigada.

-La verdad es que los gemelos eran los que solían pelear a todas horas- contestó Astrid.

-¿Los gemelos?- intervino Mirra sin creer lo que había escuchado- no puedo imaginarme a Brutacio discutiendo con su hermana... es el hermano perfecto.

-Créeme cuando te digo que Brutacio se ha estado comportando muy extraño estos últimos tres días, a cambiado demasiado en muy poco tiempo- refutó Astrid.

-Si es cierto lo que dices, ustedes estaban tan acostumbrados a tener siempre a ese par peleando que, cuando dejaron de hacerlo, otros dos tomaron su lugar- dijo Gémini viendo la pelea- por cierto, han visto a Kara.

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