Antes de empezar con el capitulo, me gustaría que acompañaran la lectura con el vídeo de arriba que os quiero compartir. Amo esta banda, titula "Noche sin sueños-Rata Blanca". Denle click y ahora sí ¡Comencemos!
Se quedaron allí mirándose uno al otro. Una mirada expresando todo lo que él guardaba allí en su corazón. Emy desvió su mirada y se dirigió a la ventana, quedó algo incómoda por aquel momento, él era un desconocido y sentía en su interior la sensación de conocerlo toda la vida. Trato de visualizar la calle, unos niños jugaban balón pie en la acera. Tenía muchos pensamientos encontrados. Por otro lado Marcos no dejaba de mirarla, así ella le estuviera dando la espalda. Silencio total en aquel lugar, un silencio tan sutil que se podía escuchar suspirar a metros de allí.
No soportó más el silencio, así que decidió hablarle lo más natural posible
_Así que...-Suspiró-... ¿Te gusto la casa?
Aun nostálgica, lo miró. Él la miró con una ceja arqueada, sabía que ella en ese momento no se encontraba bien, así tratara de disimularlo, se le notaba en su mirada, no era la misma de siempre, estaba apagada, ese brillo que la caracterizaba ya no estaba allí.
_ Sí. Desde hoy viviré aquí.
_ Bueno. Mañana te mando los documentos o yo misma te los traigo.
_ Está bien.-Se dieron la mano, ella cogió su bolso y salió de aquel lugar, lugar que le traía miles de recuerdos. Él quedó allí, mirándola por la ventana, mientras la veía alejarse-.
Caminó rumbo a su casa, pensativa, confundida, destrozada 'Emy todo este tiempo ¿Por qué? Ya es tiempo de voltear la página y escribir una historia que si se pueda realizar' pensaba.
Llegó a su casa, ya era de noche, no quiso comer. Su apetito fue decayendo lentamente desde aquel suceso que marcó su vida, era como si todo girara entorno a ese recuerdo que no podía sacar de su pensamiento, y de una mente nadie se escapa, está allí recordándoselo a todo momento, en todo lugar. Aún guardaba aquella chaqueta, se dirigió al armario, la encontró junto a sus prendas de vestir, la sacó y como siempre olía a aquel perfume, perfume que estaba impregnado en ella, aquel perfume tan típico de Andrés.
Rompió en llanto. Dejó caer su cuerpo al suelo, rodio sus rodillas con sus brazos buscando consolación en sí misma, apretaba la chaqueta, tal vez así lo podría sentir cerca. Tal vez esa era su única consolación, recordarlo. Aunque se hiciera daño haciéndolo, no le importaba. Se acostumbró a sentirlo en su mente, a desearlo. Y como siempre se culpaba de su muerte.
Desvió su mirada a la ventana y notó que empezaba a llover, se levantó como pudo, no tenía fuerzas, cada vez que lloraba, que se derrumbaba, que caía en depresión, cada vez que no encontraba salida, deseaba no seguir viviendo, acabar con ese sufrimiento, pero siempre había algo que la hacía seguir. Llego a la ventana, miró hacia la calle, sola, el único ruido que se escuchaba era el agua cayendo, golpeando todo allí afuera.
_Todo este tiempo he estado equivocada.-Dijo parada al lado de la ventana mientras veía caer la lluvia-.
Tal vez lo estaba, o tal vez no. Pero tal vez era hora de empezar una nueva historia, tal vez eso quería, tal vez eso necesitaba, tal vez eso desearía, tal vez tendría que cambiar. Tal vez. Pero estaba nublada, no veía más allá de la realidad, sólo espejismos producidos por el dolor que guardaba en su corazón. Espejismos que la habían atormentado por cuatro años, creyendo que lo mejor era no volver a abrir su corazón.
La melancolía, el deseo, la culpa, las ganas, las inmensas ganas de haber querido probar los labios de Andrés, de haber querido tenerlo para ella de todas las formas posibles, la habían condenado a no volver a creer, a no volver a amar, porque ella sólo quería tocar el cielo en sus brazos, sólo quería ver lo más hermoso de este mundo reflejado en sus ojos, sólo quería arrullarse con los latidos de su corazón, sólo quería sentirse protegida en él. Sólo con él y con nadie más. Pero la realidad era otra, no había manera de poder realizar aquello que deseaba. Todo eso hacía que su vida fuera un desastre, un terrible desastre que necesitaba pronto alguien o algo que volviera todo a la normalidad.
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El tiempo entre nosotros
De Todo"A veces callar lo que sentimos puede llevarnos a la perdición. El deseo de querer tener a esa persona 'y no poder tenerla' va matando poco a poco el corazón. Estar condenada a su recuerdo es la única satisfacción... ~porque para perder primero debo...