Soñando con nuevos aires

748 38 17
                                    

༽𖢿༼
╭┄◂──༺─────┬─────༻──▸┄╮
𖠧

La música de mi pequeño reproductor que coloqué sobre la silla está a todo volumen, el día se mantuvo nublado y, como si fuera una rutina religiosa, suelo poner todas las tardes, después de las 6pm, música para despejar mi mente. Aunque admito ahora no funciona mucho.
Esta tarde ha tocado James Blunt, va de acuerdo con clima del día y para variar necesito escuchar algo tranquilo. Mi mente está más congestionada de pensamientos de lo normal y para estresarme de sobremanera aún no llega el mail de mi ex profesor de química.

No puedo evitar rascarme la nuca por millonésima vez en menos de dos horas.

Miro el escritorio detenidamente buscando la carpeta de los archivos importantes y comienzo con la rutina de repartir currículums online como llevo haciéndolo desde hace dos semanas.
Algunos profesores me han recomendado en buenos trabajos pero no soy capaz de mantenerme en estado laxo esperando a que mi vida se resuelva sola, así que abro más páginas de anuncios laborales para mantenerme ocupada. Aunque la mayoría no sea de mi agrado.

Mi cabello lacio que suelo llevar suelto todo el tiempo ahora parece un nido de aves abandonado. Me averguenzo de mi apariencia en este momento. En un rápido movimiento lo he enrollado y con un par de mis tantos lápices, que están regados por mi cama, lo he sujetado utilizándolos como palillos chinos para cabello.

Mi ropa parece más vieja de lo que es, mi habitación más desordenada de lo que jamás ha estado y como si mi gato quisiera mejorar mi ánimo me incrusta las garras en el brazo, haciendo que con un salto casi tire la laptop que se encuentra sobre el colchón en el proceso. Logro controlarla de milagro.

—¡Joder! —observo los dos rasguños en mi piel que no tardan en mostrarme lentamente como la sangre, aunque no mucha, brota resbalando hasta dejar finas líneas carmesí. Es la segunda vez en todo el día que sufro agresiones por parte de mi mascota y si sigo así terminaré siendo un sudoku humano —. Gato tonto. Abajo, fuera -lo espanto con un movimiento rápido y regreso mi atención a la pantalla de mi computadora portátil, enviando e-mail como una maquina.

La Bonnie de unas semanas atrás se avergonzaría incluso más viendo las condiciones de mi cuarto.

Lo escucho maullar desde el sillón de mi ventana, soy consciente que no le he prestado mucha atención pero no tengo tiempo para nadie, parezco una ermitaña encerrada y por ahora sin intenciones de salir ni para comer.

Extraño la noche de series y leer comics.

Desde que llegó en el correo la hoja de admisión para poder asistir a mi primer año de universidad, mi raciocinio, a comparación de en otros acontecimientos importantes, no me permite celebrar. Claro que cuando mi madre me dio la noticia en pleno desayuno grité como una desquiciada al lado de a mi hermano, mientras tirábamos todo el cereal en la mesa ganándonos una buena reprimenda pero ¿quién podría clasificar eso cómo celebración? No es como si no confiara en que ingresaría, sino el hecho de que a mis amigos les respondieran antes que a mí no ayudaba en lo absoluto.

Aún así, luego de ese día, aunque con niveles altos de endorfina, no hago más que cuestionarme cada vez más las cosas que sucederan dentro de poco. ¿Estoy preparada? ¿Llegaré a realizar todas las asignaturas y entregar los trabajos a tiempo? ¿Seré buena en la carrera que he elegido?. Y mi lista sigue y sigue hasta terminar en una estancia bastante lejana a mi capacidad de justificar cuestionamientos. Sé la mayor parte de las respuestas pero ese hecho tampoco calmaba mis ansias.

Segundos después de enviar mi último mensaje no puedo evitar suspirar algo aliviada. Mi subconsciente viaja a diseñar mi futura estadía en la cual será mi segunda casa por un largo tiempo inconscientemente. No suelo entusiasmarme por las cosas, ni suponer como resultara ser el futuro porque, después de todo, si no llega a superar o al menos cumplir con mis expectativas, todo resulta ser como un tackle duro y doloroso justo en el rostro gracias la decepción. Al menos a mí me disgusta demasiado, pero esta vez me doy el placer de divagar.

La Filosofía de Bonnie GoslingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora