Capítulo 27: Gray

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Jess C q stas leyendo esto. Contstam. Contstam. X favor.


Presiono el botón de enviar, y luego copio y pego el mismo mensaje en mi teléfono y lo envío de nuevo una y otra vez. Sin respuesta.

—Maldita sea —murmuro.

—¿Aún está enferma? ¿Qué tiene? ¿Varicela? ¿La plaga? —Michelle se apoya en el mostrador de los bocadillos de la pista. Su sonrisa me dice que sabe que hay algo más grande conectado a la ausencia de Jess.

—Sí. La tiene mal —pretendo revisar mi correo, incapaz de encontrar su mirada.

—Amigo, estas abatido a lo grande. Creo que has revisado ese teléfono un total de sesenta veces en las últimas dos horas —Corey empuja un nacho goteando en su boca—. Envíale flores, arréglense ya. Extraño a esa chica mandándome.

Michelle golpea el hombro de Corey ligeramente. 

—Cállate, ¿quieres? Ellos están bien. No están rompiendo, ¿verdad?

Abro una lata de salsa de queso para rellenar la bomba, afortunadamente el complejo no está ocupado esta noche.

—No es lo que piensan. No estamos peleando. Ha estado realmente cansada. Esa chica no está acostumbrada a tanta actividad. Hemos tenido algunos días largos en el proyecto de la feria del próximo lunes. Toda la nueva información la ha abrumado. Voy a verla mañana. A ambos nos han dado mediodía de descanso por nuestro buen comportamiento. Sólo necesitamos pasar el rato. Reconectar. Sabes como es.

—Nunca te he visto realmente abatido por una chica —dice Michelle—. Es tan lindo.

—Jess no te contesta los mensajes. No responde tus llamadas, ¿y dices cosas como que necesitan reconectar? —Corey mete su dedo en la garganta y pretende hacer sonidos de vomitar—. Huele como problemas en el paraíso para mí. ¿La besaste ya?

Agito mi cabeza y abro la siguiente lata de salsa de queso.

—Porter, te has retenido todo el verano en ese movimiento. Ve por ella, muéstrale algunas habilidades. Eso debería curarla de lo que sea que tenga. Deberías solo mmm... y mmm, y después... ooh si.

No tengo que mirar detrás de mí para saber que Corey está haciendo caras y siendo un completo idiota porque Michelle se ríe como si él fuera la cosa más graciosa.

Él continúa: —Planta uno grande, justo en sus labios y entonces...

—Hombre. Cállate. Te dije, ella está enferma.

Michelle tose. Y luego tose otra vez. Me doy cuenta que el sonido es realmente extraño. Corey tose también. Algo pasa. Me giro, sorprendido de encontrar al Entrenador Williams parado en el mostrador junto a mis amigos.

—Hola, entrenador —tartamudea Corey, jugando con el contenedor de servilletas.

Encuentro la mirada dura, acusadora del entrenador Williams con un pequeño asentimiento. 

—¿Puedo conseguirle algo, entrenador? —pregunto, pegando una sonrisa tensa, deseando poder golpear a Corey.

—Nash. Señorita Hopkins. Gusto verlos —el entrenador Williams asiente—. ¿Les importa si hablo con Porter, a solas?

—Seguro, entrenador —Corey me lanza una mirada mientras agarra sus nachos. Casi corriendo a una mesa con Michelle. Traidores.

—¿Está realmente enferma, o es verdad que están teniendo alguna clase de pelea?

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