Capítulo 9

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Luego de un par de horas el día empezaba a pasar y ya se hacía de noche. Carl estaba feliz por su nuevo aliado, o al menos alguien con quién hablar de ciertos temas. Brandom estaba aprendiendo mucho en este corto tiempo con Kayle, él le enseñaba sobre jugadas maestras o algo así y mi hermanito lo miraba con unos ojos bien iluminados intentando grabar para siempre lo que Kayle decía.

Kayle solo estaba entusiasmado con la idea de tener a alguien que quizás lo admiraba y con eso bastaba para él quizás. Yo estaba sola, aunque antes de esta invasión no tenía amigas con quién charlar y eso no me importaba en ése momento ni me importa ahora, pero si necesito charlar con alguien que me entienda. Félix aún está en mi mente y su pérdida me hacía lagrimear de vez en cuando, aunque cuando Kayle me miraba se ponía más serio y solo miraba al suelo. Él sabía por quién derramaba esas lágrimas y yo sin entender porqué eso me lastimaba a mí también.

Cuando la noche por fin llegó y era la hora de la cena Carl abrió su mochila. Su cara claramente mostraba algo de desaliento al sacar la lata de frutas.

Él vino al centro, se sentó y todos nos fuimos a sentar en el suelo, salvo yo que me senté en la silla y mi pie vendado estaba sobre una caja para mantenerlo en el aire. Carl abrió la lata y la miró como si fuese a quererla grabarla en su memoria. Yo sentí mucha curiosidad de saber qué era lo que pasaba, cuando la abrió todos comimos desesperados por el hambre que teníamos, salvo Carl que lo saboreaba en cada sorbo.

-Oh, hombre que hambre que tenía- suspiró Kayle cuando terminó, prácticamente pasó la lengua por la lata para no desperdiciar ni una gota. Brandom asintió y yo concordaba con él.

Después de que todos nos acomodáramos para dormir Carl propuso hacer una vigilancia nocturna o al menos dar un chequeo por la zona antes de ir a dormir. Todos concordamos pero pensamos que deberíamos ahorrar las pilas de nuestra única linterna así que harían los chequeos a la mañana y antes de que anocheciera.

-Hombre, pido el turno de la noche si no te importa- dijo Carl.

-Entonces me quedaré con el de la mañana-respondió Kayle.

-¿Qué turno me toca?-preguntó Brandom. Todos lo miramos confundidos. Yo honestamente no iba a dejar a que Brandom fuera a algún turno, menos solo.

-Creo que necesitamos que cuides a tu hermana, no valla a ser que le de la locura de ser supergirl de nuevo.

Yo me enfadé con esa respuesta de Carl y si pudiera tener poderes sería algún rayo que salga de mis ojos y le hiciera daño.

-Ja ja ja. Muy gracioso Carl.

-Pero yo en verdad quiero hacer guardia como ustedes-insistió Brandom.

-Si tu hermana accede podrías acompañarme en mis turnos, yo no tengo ningún problema con eso-interrumpió Kayle.

-No-contesté rápidamente.

-¿May? Te lo pido, en verdad quiero.

-No.

-Carl te puede cuidar a la mañana aunque tú siempre estas dormida para esas horas.

-La respuesta es no. Lo lamento Brandom pero tienes que entenderme, no voy a dejar que te arriesgues a algún peligro y con más razón digo no porque el estar así-dije señalando mi tobillo-y no poder cuidarte de la forma que debería me pone muy fatal. Lo siento pero no te voy a dejar.

Es necesario que Brandom entienda que esto que está pasando no es un videojuego y tiene que entender que es lo más importante para mí y cuidar de él es mi prioridad máxima, aunque su cara de decepción y tristeza me da ganas de llorar y responderle más positivamente pero no puedo. No debo, ahora soy yo la que debe protegerlo.

Caídos de las GalaxiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora