Mi madre nació en Australia, igual que la familia materna de Sam. Nos lo ocultaron hasta los quince años ya que la familia se separó y no se llevaba bien, lo cual querían que pasara conmigo y mi mejor amiga.
En el momento en que a mí me lo contó mi madre me quedé estupefacta, nunca me habían mentido ninguno de mis dos padres en nada. Si algún miembro de mi familia más cercana había hecho algo malo no tardaba en contarlo, ya que la lealtad siempre ha estado presente en nosotros. Pero a Sam se lo contaron de una familia más entrometida y perversa. Un día de discusión entre sus dos padres y ella, un día en el que sus hermanos no estaban en casa, Sam mencionó la posibilidad de venirse a vivir conmigo y mi familia, ya que no aguantaba más con ellos. Segundos después de María escuchar eso, gritó: "Seguro que tus tíos estarán encantados de tenerte. No te han querido nunca, ni el día que te vieron nacer, entérate". Sam se quedó asombrada y llamó a su madre loca, pensando que se lo había inventado. Sam y yo nos reunimos esa tarde con mis padres y solucionamos todo. A mí me costó un poco más asimilar la situación, pero Sam ya no se sorprendía de nada, y en dos días ya lo había asimilado, cosa que no me sorprendió. Conozco a Sam.