Corto Nachoela

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Cuenta Nacho:
 Ese día era sábado, salí con dos amigos a un boliche, totalmente dispuesto a disfrutar. Fui a la barra a pedirme un trago, y vi a una rubia infernal bailando. Era un camión, no me la quería perder así que sin dejar de mirarla me acerqué a ella, y mientras la agarraba por la cintura, y hacía que mi amiguito rozara su cola, le hablé...
Nacho: Hola bombón.
Mica: Hola hermoso. -Se dio vuelta y me dio un beso en la comisura de los labios.- Cómo te llamás?
Nacho: Ignacio. ¿Vos, rubia?
Micaela: Micaela. -Hizo una pausa y me miró de arriba a abajo, tal como lo había hecho yo cuando la vi, y su vista se fijó en mi amiguito.- Sos un caño. -Esa mina me estaba calentando mucho, así que no aguanté y le encajé un tremendo chape-
Nacho: Querés ir a mi casa hermosa? -Se acercó a mí y bajó su mano hasta mi amiguito, la acarició y eso bastó para que terminara de pararse.-
Mica: Mmm, dale bonito. -Me guiñó un ojo y, agarrándome de la mano, me llevó hasta afuera del boliche.- Dónde vamos?
Nacho: Allá está mi auto, ¿querés ir bebé? -Me sonrió, y agarrándome del cuello, me besó metiéndome la lengua hasta la garganta. Le abrí la puerta del auto creyendo que se sentaría en el asiento del copiloto, pero me miró y se sentó en la parte trasera, abriendo las piernas y dejándome ver su hermosa antimidad, ya que no tenía tanga.
Mica: Dale hermoso, vení. -Me dijo mientras me llamaba con la mano y se relamía los labios. Me estaba calentando cada vez más así que entré al auto y me senté encima de ella, y le hice sentir lo erecta que estaba mi amigo. Llevó su mano hasta mi pantalón, y mientras me besaba, me la empezó a acariciar. Mi amigo estaba cada vez más grande, tanto que iba a explotar. Así que saqué su mano de allí, y la empujé contra el asiento, le saqué la remera y me asombré al ver que no llevaba corpiño tampoco, y como si fuera un imán, mi lengua comenzó a lamerle las lolas, que estaban cada vez más duritas. Su mano comenzó a jugar de nuevo con mi amigo, que todavía estaba guardadita en el bóxer, así que hice que mis dientes mordieran sus pezones, y ella comenzó a gemir, calentándome más si era posible. Apartó mi cabeza de sus pechos y se arrodilló sobre el asiento, mientras se manoseaba los pezones, incitándome a que le sacara la pollera. Bajé esa mini que llevaba y por fin pude ver su intimidad, bien mojadita, tal como me lo imaginaba. Pero ahora ella estaba desnuda, y yo todavía seguía vestido. Me saqué la remera, cada vez más desesperado por meter mi amiguito en esa hermosa intimidad; y ella me desabrochó el pantalón, hasta que me lo sacó. Posó sus dos manos sobre mi bóxer y empezó a hacer amagues de sacarlo, me lo bajaba hasta que casi dejaba a la vista mi amigo, y volvía a subirlo. No aguanté más y mis manos sacaron las de ella, y yo mismo me lo bajé, liberando a mi amigo. Pude ver como la rubia se mordió el labio después de ver mi amiguito totalmente erecta, la recosté sobre el asiento y apunté mi amigo hacia su boca, hasta que se la metí enterita en la boca. Empezó a chupármela más y más rápido, yo estaba explotando de placer y me estaba volviendo loco, se la sacó de la boca y recorrió mi miembro entero con su lengua, hasta que acabé en su boca y ella se tragó todo el liquidito. Ahora era yo el que tenía que hacerla disfrutar a ella, y después de ese tremendo pete que me había hecho la rubia, me di vuelta y quedé justo a la altura de su intimidad. Le abrí las piernas lo más que pude, y rozé apenas su intimidad mojada con mi lengua, haciéndola desear. Pero antes de probarla, acerqué mi mano hasta esa zona y la acaricié, también casi rozándola, y muy despacito. Ella no paraba de gritar, y calentarme, así que no aguanté y hice que dos de mis dedos se adentraran en ella. Los moví cada vez más rápido, y la acaricié, sumando dos dedos más. Reemplacé mis dedos por mi lengua, y le lamí entera dejándola bien limpita. No aguantaba más, necesitaba penetrarla, así que la tumbé en el asiento y le encajé mi amigo de una, haciéndola gritar por la sorpresa. Empecé con vaivenes lentos, metía y sacaba mi amiguito despacio, pero la metía hasta el fondo, mis testículos chocaban contra sus labios vaginales y eso me estaba matando. Aumenté el ritmo de los movimientos, la penetraba cada vez más rápido, hasta que sentí que iba a explotar. Por eso realizé un último vaivén, metí mi amigo hasta el fondo y ambos llegamos al orgasmo en un solo grito.


Medio cortito xq les quiero cumplir con los otros cortos tambien..


Cortos de combate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora