Cortos Biancaio

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Bianca se disponía a bañarse para relajarse. Dejó el agua correr mientras se desvestía. Le hubiera gustado que otras manos le sacaran el corpiño y arrancaran la tanga que llevaba, pero no había nadie más ahí así que tendría que hacerlo ella misma. Se miró en el espejo y puso su cara más sexy. Pensándolo bien, haría algo más que relajarse bajo el agua.
Se enjabonó, masajeando bien su cuerpo y disfrutando de cada roce. Sus manos se detuvieron en sus lolas y siguió bajando hasta encontrarse con su intimidad. Con movimientos circulares, se tocó toda. Y por fin estaba lista para introducirse un dedo. De fondo, las sirenas de la policía  que no la hicieron perder la concentración.

La policía lo perseguía y tenía que hacer algo para huir. Debía esconderse rápido o lo atraparían. Analizó el barrio y descubrió que su única posibilidad era la casa que tenía en frente. Trepó por la pared y entró por la ventana que se veía iluminada.Lo que no imaginaba era lo que podría pasar del otro lado.

Nada más poner un pie dentro de la casa, notó que se estaba mojando. Había caído dentro de la ducha de alguien. A su lado, una morocha le devolvió una mirada asustada. Antes de que gritara, le tapó la boca.

Paio: Shh – le susurró, mirandola a los ojos. – Te voy a soltar, shhh. Por favor.
Bianca: Quién sos?! ¡Salí de acá! – intentó cubrirse sin conseguirlo.
Paio: Me persiguen y tengo que esconderme. Pero yo no hice nada, tenés que creerme.

En ese momento las sirenas se escucharon más cerca y él se apretó contra ella y volvió a taparle la boca.

Paio: Soy inocente. Créeme.

Algo en sus ojos le hizo ver que decía la verdad y le creyó. Asintió despacio con la cabeza.
Él retiró la mano de su boca y, sin querer, la apoyó en una de sus lolas.

Bianca: Pará lindo, todavía no se ni tu nombre. – pero el contacto con ese pibe la había puesto más caliente de lo que ya estaba. - Cómo te llamás? 
Paio: Pablo, ¿vos?

Al parecer, a Bianca ya no le importaba estar desnuda delante de un desconocido porque no se cubrió cuando él la miró de arriba abajo. Era alta pero muy linda, con medidas perfectas que a Paio lo calentaban demasiado

"Quiero sentirlo" pensó Bianca cuando vio como la miraba. Recorrió su cuerpo con los ojos. Era morocho, flaco no tenía el físico pero se defendía y, el pelo muy despeinadito y un bulto que empezaba a asomarse por el pantalón.

Bianca: Bian – le tendió la mano para saludarlo.

Él la atrajo hacia su cuerpo y le dio un beso en el cachete. Ella no se conformó con eso y lo empujó contra la pared para chaparlo, al hacerlo, prendió el agua. Y mojados, se dejaron llevar.

Paio empezó a manosear a Bian y ella se dejaba. Sabía perfectamente cómo y dónde tocarla. Luego él se dio vuelta y comenzó a apoyarle todo su amiguito, que cada vez se hacía más grande, mientras le besaba el cuello sin parar.

Poniéndose frente a él, le quitó la remera, el pantalón y el bóxer  Se agachó y empezó a chupar su enorme amigo. Paio le empujaba la cabeza indicandole el ritmo.

Paio: Ahhhh
Bian: Mmmm. ¿Te gusta?
Paio: Si, Biancu, si. 
Paio: Diosa, si seguís así voy a acabar ya…

La levantó y, empujándola contra la pared, comenzó a besar y a morder sus lolas.

Él recorrió su cintura con los dedos, acarició sus muslos y, separando sus piernas, introdujo la lengua en la intimidad de Bianca. Los movimientos con su lengua a ella le provocaban mucho placer.

Bian: Ahhhhh, Paio. Ahhh así….. Mmmmmmm ahhhh…
Paio: Qué buena que estás!
Bian: Dale así, ahhhhhhh mmmmmmmmmmmmmmm….. 

Paio, excitado al escuchar los gemidos, se animó a meterle un dedo y a aumentar la velocidad con que lo hacía.

Bian a: Ayy dale, vení…Si, si, si. Sos todo un experto.
Paio: Te gusta así? – cada vez se movía con más pasión.
Bian: Así me encantaaaaaa.
Paio: Vos me encantás.

Después le metió otro dedo, y otro más. Y Bian se volvía loca y gritaba, calentando más a Paio.

Paio: Mmmmmmm ahh… mmmm…. aaaaaahh asi, aaaaaaaaahh ahi… - gritó de placer.

El orgasmo le vino con brutalidad, pero quería más.

Bianca: la quiero entera adentro mío…

El momento había llegado. Él se puso en pie y la levantó agarrándola de la cola. Bianca colocó sus brazos de su cuello y sus piernas se sujetaron fuerte a su cintura. Su espalda apoyada en la pared y sus labios en los de él.

Poco a poco, introdujo su amigo en ella haciendo que ambos gimieran.
Bianca: Mmmmmmmmmmm, ahhhhhhh…Qué grande! Cómo me gusta! Ahhh…

Con movimientos lentos pero excitantes, Bian disfrutaba.

Biqnca: Mmmmm metela Paio, metela más.

La metía y la sacaba con mucha fuerza. Bian aumentó la velocidad y comenzó a saltar sobre él.

Agarrándola de las lolas y sin dejar de introducirse en ella, estuvieron así por largo tiempo. Hasta que sintió que llegaba al punto de máximo placer. Ella parecía sentir lo mismo, porque sus gemidos cada vez eran mayores.

Bianca: Ay, Pablo, estoy por acabar…
Paio: Yo…también…linda.

Él quiso salir de su intimidad pero ella lo detuvo.

Paio: No nos estamos cuidando… 
Bianca: No me importa. Dale, acabá adentro mío. 
Paio: Aaaaaaaammmm aaaaaahhhh así…
Bianca: Mmmmmm ya vienee… AAAAAHHHHHHHH.

Bian llegó al placer total, pegando un grito muy fuerte. El morocho la miró feliz. Entonces se miró la entrepierna y ella entendió el mensaje al instante. Su amiguito seguía erecto pero él no quería acabar en su intimidad, quería hacerlo en su boca. Se volvió a arrodillar y lo lamió completamente. Fue él quien empujó su cabeza para descargar la calentura. Al fin llegó al placer total dentro de la boca de aquella morocha. Ella, ya relajada, tragó todo.

Paio: No puedo creer lo que pasó recién. – aseguró mientras se vestía.
Bian: Yo tampoco, sos una perra infernal.
Paio:Vos también tenés lo tuyo. ¿Nos vemos en estos días?
Bian: Ojala. Ya sabés dónde vivo…

Ya habían llegado a la puerta de la casa. Ella, envuelta en una toalla, le plantó alto chape y lo despidió.

Ambos se habían olvidado de la policía, y es que habían tenido mejores cosas en que pensar.




















Cortos de combate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora