Las clases habían trascurrido con total normalidad, era un martes como cualquier otro... Sólo había algo extraño en él. Una cosa que a cualquier otra persona le habría parecido imperceptible pero que para ella era imposible no darle importancia. No había visto a Ian en todo el día, eso era raro. No había un mísero día de su vida que no le viera por los pasillos o le observara reír junto con sus amigos unos metros alejada de ellos en el recreo. No podía evitar sonreír cuando le veía feliz, era como un acto reflejo. Sé que pensaréis que es una acosadora, pero admítanlo, ¿quién no lo ha hecho alguna vez? Quien lo niegue, miente. Es como decir que nunca has dado la razón a alguien para que se calle o que nunca has asentido mientras alguien te hablaba pero realmente no prestabas atención a esa persona. Salió del instituto junto con Abigail, la cual seguía igual de... hundida se podría decir, aunque realmente no había palabras para describir como se sentía. Ambas caminaban a paso lento y tranquilo, ya que la cojera de Allison le impedía avanzar a mayor velocidad. De repente una avalancha de gente comenzó a correr hacia una plaza que se encontraba a escasa distancia del instituto. A nadie le importaba si empujaba, si le daba un manotazo sin querer a alguien y mucho menos un pisotón, con tal de poder avanzar más rápido. Si su pierna ya le dolía de por sí, esos golpes le provocan un fuerte ardor en ella. No pudo reprimir unos cuantos quejidos y mucho menos unos insultos a aquellos que la empujaban. Cuando todos los estudiantes pasaron, observó a su alrededor en busca de Abigail, pero nada, la había perdido entre la multitud, iba ser imposible encontrarla. Suspiró y se resignó. Comenzó a caminar hacia su casa mientras buscaba en su bolsillo pequeño de la mochila sus auriculares, nada, ni rastro de ellos, a saber donde estarían, pensó. Cerró el bolsillo de la mochila y esta vez sí que miró a ambos lados antes de pasar por el paso de cebra. Odiaba ir sola a casa, no por el simple hecho de que no tendría con quién hablar, que también, si no el no tener ningún tipo de distracción, lo que provocaba que su mente trabajara y eso no era algo bueno. Todo vino a su cabeza en menos de un minuto. Cada vez caminaba más rápido, a principio su pierna dolía como el infierno, pero el dolor que tenía en el pecho era mucho mayor. Cuando se quiso dar cuenta estaba corriendo o mejor dicho, huyendo. No tardó mucho en llegar hasta su casa, temblorosa, metió la llave en la cerradura y no esperó a que llegara el ascensor. Subió rápidamente las escaleras hasta que llegó a la puerta de lo que se supone que debería ser su hogar pero que para ella, era su cárcel. Abrió la puerta como pudo y la cerró a la vez que lanzaba su mochila para zafarse de su carga. El mundo se le caía encima, poco a poco, los recuerdos inundaron sus pensamientos, bloqueándola por completo. Las lágrimas comenzaron a inundar sus ojos y muchas de ellas comenzaron a precipitarse por su rostro. Esas risas... Esos murmullos... Cuando empezaban, era imposible pararlos. Su respiración se volvió incontrolable, su pecho subía y bajaba de forma violenta. La temperatura comenzó a subir o por lo menos ella tenía cada vez más calor. Fue desprendiéndose lo más rápido que pudo de su bufanda, gorro y abrigo, pero no sirvió de mucho, seguía teniendo mucho calor. Colocó sus manos sobre el pelo y tiró de él con todas sus fuerzas reprimiendo los gritos, los cuales le fue imposible reprimir. Debía sacar todo el dolor, toda la rabia de alguna manera. Todo comenzó a moverse a su alrededor, su vista se nubló no solo por el simple hecho de que lloraba descontroladamente si no porque sus ojos se iban cerrando debido al descontrol de su respiración. En apenas unos segundos, se desmayó desplomándose sobre el suelo. No tardó en despertar de nuevo aunque eso sí, estaba un poco confundida. No recordaba muy bien lo que había ocurrido exactamente. Se levantó del suelo y antes de que pudiera recordar algo más, el teléfono fijo comenzó a sonar. Frunció el ceño, ¿quién podría ser? Nunca nadie la llama a casa, siempre la llaman al móvil. Se dirigió al salón y miró el número, no lo conocía. No se iba a quedar con la duda de quien sería, así que cogió pero no dijo nada, esperaría a que esa persona hablara primero, no se quería arriesgar a que fuera...
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In the real world...
Novela JuvenilEl día a día de una chica de 16 años es más duro de lo que los adultos consideran. Por lo menos eso piensa Allison, no de todos ya que siempre hay excepciones, pero si de sus padres. Según ellos la vida de los adolescentes de hoy en día es un camino...