Relato XVII.

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Ha quedado con él para ir a cenar. No se lo puede creer, ¡le ha pedido una cita! Bueno, eso es lo que cree ella. Quizá sólo sea una cena entre amigos... No lo sabe. Emily deja de lado sus pensamientos y mira el armario. No tiene ni idea de qué ponerse. Se decanta por un vestido rosa palo que le llega hasta la rodilla, y que tiene  una falda de vuelo. Escoge un cinturón dorado, liso y muy finito. Algo simple.

Se abrocha una cinta de tela negra al cuello y se pone unos zapatos -rosa palo- de tacón.

Va al espejo, quiere maquillarse un poco. Se hace un ahumado en los ojos -un tipo de maquillaje-, con colores marrones suaves y dorados.

Coge uno de sus pintalabios rosas, y escoge uno fuerte. Como ella. Siempre lleva pintalabios, normalmente muy oscuro o llamativo, le encantan.

Peina un poco su pelo, suele andar despeinada, pero hoy no.

La colonia que usa huele muy bien -suelen decirle- así que se echa un poco en el cuello.

Ya está lista para ir con William, quedan cinco minutos. De repente, alguien llama al timbre de su casa, abre y... es él.

- Hola. -Dice Will.- Sabía que estarías lista.

- Ho... Hola.

- Estás preciosa.

- Tú... Tú también.

Él lleva puesto un traje. Blanco y negro, corbata, zapatos... Es una cita.

- Toma. -Le da un tulipán blanco.- Es para ti.

- Oh... Muchas gracias... -Dice Emily, sonrosada.- Es mi flor favorita.

- Lo sé.

- Eh... -Empieza a decir ella, nerviosa.- ¿Quieres pasar? Así pongo esto en agua...

El chico entra, y cierra la puerta. Van los dos a la cocina, Emily coge un jarrón de encima de la estantería y lo llena de agua. Al darse la vuelta, Will está a sólo unos centímetros de ella. El chico deja la flor en el jarrón, lo coge y deja éste encima de la mesa. 

Él acerca su boca a la de Emily, y le da un dulce beso en la comisura de los labios. La chica le responde al beso, le quiere y le desea con locura.

Al separarse,  ella se muerde tímidamente el labio, y agacha la cabeza.

- ¿Nos vamos ya? -Pregunta él, levantando con un dedo la barbilla de la chica.

- Va... Vale.

Salen de la casa, y van hacia el restaurante. No está demasiado lejos, ambos viven cerca el uno del otro.

[...]

Terminan de cenar, William paga y se van del local.

- ¿Te ha gustado? -Pregunta el chico.

- Sí, ha estado muy bien.

William le rodea los hombros con su brazo, y la atrae hacia él.

- ¿A... A dónde vamos?

- A mi casa. No hay nadie.

La chica frena en seco, quiere procesar lo que acaba de decir su amigo.

- ¿Cómo?

- Que vamos a mi casa. -Se queda un rato sin decir nada.- Oh, vamos, Emily. No voy a violarte.

- Hahahaha, -se ríe- ya te gustaría a ti.

"Al fin, la chica de la que me he enamorado". Piensa Will.

Van andando entre risas hacia la casa del chico, abren la puerta y sí, no hay nadie. Entran y van hacia el salón.

- ¿A qué hora tienes que estar en casa?

- Oh, vamos, William. No tengo hora.

- ¿Utilizando mis mismos tipos de frase para seducirme? -Pregunta él, con una sonrisa pícara.- Porque si es así, no lo vas a conseguir.

Entonces William coge a la chica por la cintura, y le da un largo y profundo beso en los labios.

- Ahora muérdete el labio otra vez, y verás lo que pasa.

Emily no hace caso a sus advertencias, y vuelve a morderse el labio. Esta vez mirándole firmemente a la cara.

- Oh, te vas a enterar.



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Tachán. ¿Os he dejado con ganas de más? ¡Pues no hay más! Os reservo las escenas de sexo desenfrenado para el libro que estoy escribiendo.

Un beso a todos, Vic.

Pronto publicaré el libro. Seguramente. Idk.


He aquí mis escritos.- Vic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora