Viejas Fotografías. - AsaKiku.

101 7 13
                                    

Siglo XXI, POV Arthur Kirkland.

El polvo del desván era bastante impresionante, tuvo que admitir el rubio cuando asomó la cabeza por la entrada hacia esa buhardilla donde tenía de todo. Por una suave respiración estornudó un par de veces; error suyo, nuevamente las pequeñas moléculas se elevaron en el aire y amenazaron con castigarle. Su mano se posó en su rostro, para controlar la irritación un momento. Se encaminó hacia la única ventana que allí había, la cual abrió de par en par y por la que asomó la cabeza, respirando aire fresco y contemplando el atardecer que se ceñía en aquella ciudad, tiñendo las casas de sus vecinos y la suya propia de un bello anaranjado que fácilmente podría contemplar desde afuera.

Pero era la semana de la limpieza; no podía saltársela, cambiarla u olvidarla porque ese era el tiempo que podía darle a su propia casa y cuidarla para que no se la comieran las termitas o se llenaran de arañas o cucarachas, cosas desagradables en un siglo así. ¿Qué impresión le daría a sus visitas si se encontraban algún bicho suelto por ahí?

Se acomodó la pañoleta sobre el cabello, para quitarlo sobre su rostro, pero su flequillo no tardó en volver a bajar; le dio igual, y comenzó a quitar el polvo de las cajas y el del piso con la escoba; bajó, y subió con la aspiradora, para llevarse todo ese polvillo que no pudo recoger y de paso, sacar las telarañas de los rincones, disculpándose con las señoras arañas si tenían algo importante allí.

Ya al haber terminado las cosas superficiales, encendió la pequeña bombilla que pendía del techo, llenando el lugar de una luz cálida, iluminando esas cajas olvidadas, banderas, trajes en desuso, armas, sombreros... Se acercó al perchero en el que un gran sombrero ligeramente comido con por las polillas y su respectiva y gran pluma descansaban y sonrió, melancólico. Le quitó el polvo de encima, lo elevo y se lo colocó, elevando la escoba como si se tratara de su viejo sable.

-¡Aye! ¡Aye, tú, extranjero! ¿Qué crees que haces en las tierras de la Corona de la Reina? ¡Vamos, pelea! -un par de movimientos de su brazo, de la escoba, y vio a aquel viejo enemigo suyo, a un Antonio joven y dispuesto a luchar por la soberanía de los mares ingleses, buscando recompensas, siempre mirando más allá de lo que sus ojos podían ver.- So, do you have fear, my dear Antonio? -una sonrisa burlona se cruzó por su rostro y por esquivar su ataque sus zapatos de trabajo se tropezaron con unas cajas y cayó, cayó, cayó...- We're not done here, idiot! -el sombrero escapó de su rostro, y cuando se dio cuenta, sus brazos estaban mal apoyados, tratando de que su espalda no aplastara una caja y sus piernas tenían el perchero sobre ellas. Se rió, al fijarse de su infantil comportamiento, y se puso de pie en dos movimientos, quitándose el polvo de los pantalones y volviendo a dejar esa reliquia colgada, asegurándose, ahora, de cubrirla con un plástico para que las polillas no volvieran a atacar.- Esos fueron buenos años... No esos en los que el idiota de Francis intentaba que me vistiera como niña. -se cruzó de brazos, suspirando.- La vida era tan linda en esos días...

Se giró, fijándose en el desastre que había hecho, y decidió recogerlo; se arrodilló, acercando las cajas, enderezándolas, limpiándolas y observando algunas que seguían abiertas.- Me preguntó porqué no las sellé con cinta adhesiva. -murmuró, recordando.- Ah... 1930, y el problema con Scott por la marca... pero éstas son de... ¿1902? -leyó, de la caja- ¿Por qué diablos no he hecho algo con ésto? -recogió las pertenencias que estaban tiradas, una pluma oxidada, unos lápices y unas hojas con kanjis.

This is a pen.

¿Es decir, que el wa corresponde a is en Inglés?

Algo así...

Una sonrisa melancólica se apoderó del rostro de Arthur, decidiendo meter todo apresuradamente en la caja que marcaba el comienzo de esa bonita amistad que perduraría unos cuantos años humanos hasta que el jefe de Japón hiciera lo que se diera la gana y el hermano de Kiku, Kuro, saliera a la luz en esos oscuros días. Suspiró, cerrando la caja toscamente, cruzando las solapas, pero algo de allí llamó su atención. Volvió a abrirla, aguantándose el dolor del alma de aquellas pequeñas clases de inglés en esos cuadernitos que tenía, los mapas, la información que sus compatriotas arduamente habían traspasado a japonés para que su aliado entendiera todo con rapidez, como funcionaba el mundo y de quienes se tenía que cuidar.

Allí, bajo todas esas cosas, encontró una condecoración oxidada y una vieja polaroid, de color sepia, que le mostraba a él y a Kiku, uno tras el otro. Su mano, apoyada en el hombro del japonés estaba siendo afirmada, con cariño a pesar de la seriedad de sus rostros, se veía en el brillo de sus ojos el cariño mutuo que había... La acercó, a su rostro, avergonzado de tantas cosas que habían pasado, avergonzado por no haberle pedido perdón a tiempo, de haberle prohibido tanto, de haberle cuidado tanto, y aún haberse enojao, sabiendo que quien lo había metido en el Primer Conflicto Mundial había sido su jefe. Suspiró, bajándola, y metiéndola en la caja, hallando otra más, la misma fotografía pero más descuidada y rota en los bordes.

"Tome, Arthur-san... quédese con la mía, y métala en su billetera, para que no se le pierda como la otra. Haremos una nueva después, ¿Le parece? Yo ya le tengo en el corazón, usted recuérdeme cuando no nos veamos a través de esta fotografía... Ha... hasta pronto. Yo... volveré, lo prometo."

¿Cómo había podido olvidarse de aquellas cosas, de aquel evento en la calle número seis, esa noche, cuando Japón se había puesto de puntillas y le había robado un beso para despedirse? Se quedó paralizado un momento, con el corazón a mil y sujetó ambas fotografías, apoyándolas en su pecho, abrazándolas, evocando esos momentos donde su corazón no estaba tan roto, donde el amor que hubo entre ambos aún se veía en sus ojos...

Abrió su billetera y metió allí la que estaba un poco más destrozada, contemplándola antes de volverla a guardar, apagar la luz y bajar del desván.

-..--..--..-

-¡K-Kiku! -el rubor de su rostro y la vergüenza no se podían disimular de su rostro, mientras jugaba con su propia chaqueta, nervioso.- Espera un momento.

-¿Ocurre algo, Inglaterra-san? -las formalidades del japonés le pusieron más nervioso de lo que estaba, y pudo ver como, tembloroso, le extendía un libro bastante viejo.

-Anoche estuve haciendo limpieza, y encontré esto en mis cosas. Te pertenece. Perdón por no habértelo entregado antes. -Kiku Honda tomó el libro, ligeramente inseguro de que fuera suyo y además de la reacción de Arthur, y leyó la tapa, confundido.- Inglaterra-san, este libro no es... mío... -cuando elevó la mirada, el otro ya no estaba a su lado, y lejos se veía su figura, que corría a confundirse en la multitud de países que se dirigían a sus hogares en occidente. Sonrió, suavemente, y abrió el libro en una parte donde resaltaba algo, queriendo saber qué había allí.

-¡Kiku! ¿Ocurre algo? -Yao se acercó, soltando la mano de Ivan, para ver porqué su viejo protegido estaba detenido en pleno camino.- Oh, el bastardo del opio y tú se ven tan lindos allí, ¿De qué época es esa polaroid? ... ¿Kiku?

-No... no recuerdo. -murmuró, apretando el libro contra su pecho, apretando el paso.- Lo siento. Adiós, Yao-san, Ivan-san.

Bajo la polaroid, en aquel espacio blanco que se solía dejar, estaba escrito:

"Loving can hurt, but is the only thing that i know".

Apretó más el libro contra su pecho, sintiendo una oleada de emociones que le endurecieron un poco más el alma y suspiró, un poco triste. Vio el nombre del libro, ya en el camino a casa, y la tristeza se evaporó.

-Es su tomo favorito de Sherlock Holmes... -al llegar a su casa, saludó a Pochi y a Tama, dándoles unas suaves caricias; la polaroid la sacó del libro y la acomodó en el costado de un cuadro, contemplando, melancólico, a ellos dos juntos.- Quizá... mañana pueda hablar con él, y devolvérselo. Jamás nos tomamos una nueva fotografía, ¿Qué tal si nos hacemos una mañana? ¿Qué opinas, Pochi? -preguntó, arrodillándose y acariciándole la cabeza.- Sí... yo creo que sí.

[APH] ¡Reto MP3! {Multipairing}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora