El Zapato le Calza

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Empezaron probándolo a los príncipes que asistieron al baile, en seguida a los duques, y a toda la corte, pero inútilmente. Lo llevaron donde los dos hermanos, los que hicieron todo lo posible para que su pie cupiera en el zapato, pero no pudieron. Ceniciento, que los estaba mirando, y que reconoció su zapato, dijo riendo:

-¿Puedo probar si a mí me calza?

Sus hermanos se pusieron a reír y a burlarse de él. El gentil hombre que probaba el zapato, habiendo mirado atentamente a Ceniciento y encontrándolo muy apuesto, dijo que era lo justo, y que él tenía orden de probarlo a todos los jóvenes. Hizo sentar a Ceniciento y acercando el zapato a su piececito, vio que encajaba sin esfuerzo y que era hecho a su medida.

Grande fue el asombro de los dos hermanos, pero más grande aun cuando Ceniciento sacó de su bolsillo el otro zapato y se lo puso.





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