Capítulo 03

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Tenía frío. A pesar de que su cuerpo estaba cubierto de dos gruesas mantas, no conseguía entrar en calor. Durante la noche había permanecido despierto, no conseguía pegar ojo. Se había levantado y dirigido a la cocina a por un vaso de agua. Por el trayecto había descubierto a Yoon Gi sentado en el suelo con el portátil, seguramente componiendo algo, tan concentrado que no se había dado cuenta de que alguien lo observaba. Nam Joon movía la cabeza al son de la música que se filtraba desde el aparato, recorriendo todo el cable del auricular hasta sus oídos. El resto permanecía dormido.

Encendió la luz de la cocina y abrió la nevera: adoraba el agua fría en cualquier época del año, pero aun así dejo el agua brotar del grifo contemplando cómo caía a gran velocidad, deseando que todas sus preocupaciones se fueran también por el desagüe. No contó el tiempo que estuvo allí, con los pies descalzos tocando el suelo. Apagó la luz y salió.

De vuelta, se detuvo de nuevo en la puerta, observando a cada uno de ellos, ahora la única luz providente era la que se colaba de la calle.

"No sabes cuánto he deseado esto..." – la voz del maknae se coló en su mente, como un recuerdo intruso. Por un momento, rememoró las sábanas blancas, los músculos tensos del menor ejercitados por el baile, el fresco perfume que recorría su cuerpo, su inocencia... Sacudió la cabeza, he intento apartar la mirada de él, en vano.

La camiseta blanca dejaba al descubierto su cuello, con el que él había jugado tanto. Los huesos de su clavícula se le marcaban a causa de la postura que mantenía y el pelo oscuro, revuelto. "Me encantaría poder revolvértelo y estirártelo de nuevo..."

Alguien se dio la vuelta y sus ojos se desviaron hacia la derecha. Jimin.

"No deberías ser tan hermoso... Ni tan puro. Alguien podría hacerte sufrir. Y no quiero hacerlo, créeme" Su mirada se posó en sus labios. Esos labios gruesos y suaves que había besado tantas veces, primero a escondidas y con remordimientos, pero después llenos de pasión y deseo. Un deseo ardiente y doloroso.

Sin darse cuenta, se había situado frente a Jimin agachándose para verle mejor. Su amigo dormía tranquilo ajeno a su mirada. Se puso en pie y se tumbó en el espacio que había entre él y la siguiente cama. Necesitaba notar su calor, su olor... seguro que así podría dormir sin problemas.

-¡Corten! – exclamó una voz desde la oscuridad – ¡Buen trabajo chicos! ¡Buen trabajo!

Los horarios habían sido reducidos, esa semana solo harían las actuaciones de la promoción de su canción. Aunque los ensayos, las grabaciones, las horas de gimnasio y las clases particulares ocupaban casi todo su tiempo, todavía se permitían un par de horas para desconectar y vivir como un joven normal y corriente.

Jung Kook respiró, llenando los pulmones del aire fresco del amanecer. El sol comenzaba a emerger en el horizonte detrás de grandes rascacielos comerciales. Deambuló de un lado para el otro, consultando su reloj inquieto. Habían quedado a las nueve en punto y ya pasaban vente minutos desde entonces.

Escuchó voces y observó de reojo, intentado no llamar la atención. Un grupo de chicas de instituto se dirigía hacia donde estaba él. Deseo con todas sus fuerzas que no fueran fans de su grupo y que no se fijaran en su presencia. De lo contrario, tendría que salir corriendo y no podría acudir a su cita. "Tranquilo, date la vuelta y consulta el móvil, no tienen por qué fijarse en ti". Siguió caminando y rebuscó en su bolsillo, justo delante de un portal.

Cuatro jóvenes pasaron por detrás de él, inmersas en una conversación banal. A nadie le gustaba que pusieran preguntas sorpresas en un examen que se había preparado durante días. Jung Kook sonrió para sí. Ya no recordaba aquel tiempo donde las preocupaciones se limitaban a las clases. Aunque sin abandonar su faceta de estudiante, ahora estaba más concentrado en otra cosa. Su sueño era lo más importante.

Hold me tightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora