Capítulo 5

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Abrió los ojos a la luz del alba y sonrió al ver a Jungkook a su lado, todavía durmiendo. No extrañar que algún miembro cambiara su cama por la compañía de otro. No como amantes, sino como hermanos. A veces, la soledad era insufrible. Le cubrió con las sábanas y se deslizó fuera de la cama. Caminó hacía la cocina medio dormido, abrió la arrocera y se sirvió un bol de arroz con unas gotas de aceite de sésamo. Cuchara en mano, se puso a comer mientras sus pasos se dirigían al comedor. Miró la estantería repleta de libros y escogió su libro favorito de entre ellos, sonriendo mientras sus dedos acariciaban la cubierta blanca de éste. Con dos dedos, lo deslizó hacía fuera para cogerlo y echarle un vistazo. Se conocía página a página, incluso podía relatar de memoria retazos de la novela, ya que lo había leído tantas veces.


Algo captó su atención cuando cayó al suelo al darle la vuelta al libro. Volvió a dejarlo en su sitio y se sentó en el suelo, abandonó el bol a un lado y abrió el manoseado sobre.
Cogió el trozo de papel doblado y lo estiró frente a él. La letra de Taehyung era claramente reconocible. No comenzó a leer inmediatamente, sino que se tomó un momento para armarse de valor antes de leer. Recordó que, al principio, Taehyung y él se había ido escribiendo cartas que ocultaban por la casa, resguardada de ojos ajenos y curiosos. Esa fue la primera de todas, quizás por eso le costaba más comenzar a pasar la vista por lo escrito.
Su respiración se agitó con las primeras palabras.

"Mi pequeño diamante.
Me gustaría empezar dándote las gracias por cada momento que me has regalado durante el tiempo que pasamos en Busan. Como un diamante fuiste llenando mi vida de luz y color, de armonía y sentimiento. Si pudieras verte con los ojos con los que yo te veo, jamás volverías a quejarte de alguna parte de tu cuerpo, no te sentirías inferior a nadie, y te darías cuenta, que ni todo el oro del mundo podría valer por una mirada tuya... que cada beso que me das inquietas mi corazón y trastornas mi ser.
Si pudiera pedir un deseo para mi vida futura sería volver a conocerte, así sabría que volvería a ser feliz y mi vida tendría sentido. Lucharía por enamorarte de nuevo, porque entonces habría alcanzado el cenit de mi existencia.
Te amo Jimin.
Por primera vez en mi vida puedo decir que sé lo que significa ese sentimiento. Puedo entregarme a ti por completo y sin miedo. Puedo amarte y dejar que me ames.
Quiero que sepas que siempre seré tuyo. Que por mil cosas que ocurran entre nosotros siempre estaré ahí para ti. Y si en alguna ocasión, dudas de mi amor hacía a ti, o me encuentras distante, por favor, simplemente, abrázame fuerte.

# Taepuchin "

Era una parte de Taehyung que Jimin se guardaba solo para él. Sabía que esa forma de pensar o decir era únicamente para él. Nadie la conocía y tal vez por eso, al volver a leerlo, se le hiciera tan insoportable. Sus ojos estaban anegados en gruesas lágrimas que surgían de su corazón, atravesaban su persona y morían en el suelo de madera. En el sobre, a espera que él se diera cuenta, una fotografía de ambos asomaba la esquina superior derecha. Ambos sonreían felices a la cámara, ajenos al futuro que se acercaba a paso veloz, desdibujando los sentimientos de los dos. "Siento mucho haberte hecho daño TaeTae... lo siento tanto..."

Unos brazos se acercaron por detrás de él y lo rodearon, infundiéndole ánimo y consuelo. Jimin cerró los ojos y escuchó las palabras de consuelo y cariño que su amigo le brindaba, aun sabiendo que lo único que necesitaba era llorar y desahogarse.

-Gracias... -absorbió por la nariz y se secó las lágrimas con el puño de la camiseta. – ya estoy mucho mejor...
-Tienes que hablar con él Jiminie – Ho Seok lo guió hasta el sofá y lo tapó con una fina manta a cuadros – ambos lo necesitáis.
-Pero no voy a poder decirle lo que quiero – sus ojos amenazaron con derramar un nuevo mar de lágrimas. – ¿Por qué está mal que le quiera, Ho Seok?
-No está mal, solo que... no lo sé Jimin, intentaré ayudarte. Te lo prometo.

Hold me tightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora