Capítulo 3

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Asentí medio dormida con la cabeza mientras bajaba del auto de mi madre. Al bajar, estire mi cuerpo, bostece y me peine con las manos con tal de ordenar mi melena rojiza. Camine detrás de mi madre hasta entrar dentro del recinto. Observamos con la mirada de lado a lado el local hasta encontrar una mesa de dos, vacía.

¿Saben que hay cuatro palabras que pueden marcar tu vida? Por ejemplo podría ser "yo realmente te quiero", pero este no fue mi caso, no fueron esas cuatro palabras ni por asomo.
Una vez sentadas y cada una con su café, mi madre entablo una conversación que nunca conseguí olvidar y que nunca nadie imagina tener.

- Escúchame Scarlett.. - Mire a mi madre separando el café de mi boca y limpiando con mi lengua el bigote de café que se había quedado marcado encima de mis labios. - Ahora nuestras vidas van a cambiar completamente. Y para que todo funcione tal y como debe de ir, deberíamos hacer cuenta nueva.

- A que te refieres con ello? Concretamente.. - Dije sin entender a que se refería.

- Me refiero a que todo nuestro pasado, lo ocurrido con tu padre, todo, quedara entre nosotras. Se como pueden ser los adolescentes con estas cosas, siempre y cuando tu estes de acue..

- SÍ. - Interrumpí firme.- Quiero hacer cuenta nueva, empezar una nueva vida, y aunque este asustada y a la vez algo aterrorizada, no hay marcha atrás. Así que.. ¿Por donde hay que empezar?

Mi madre pareció quedarse paralizada. Dudo que llegara a imaginarse una reacción como aquella y más proviniendo de mí.

- Empezaremos por el apellido de tu padre, adoptaras mi apellido de soltera, es decir, Scarlett Evans dejara de existir a partir de hoy, para convertirse en Scarlett Cupper. - Scarlett Cupper, Scarlett Cupper.. Ese nombre resonaba en mi cabeza constantemente. Debería empezar a acostumbrarme - Luego, y una de las cosas más importantes, Scarlett, si te preguntan, tu no tienes padre.

Tu no tienes padre.

Tenía que asumir que de cierta manera, hacía tiempo que había dejado de tener, pero es esa clase de cosas que una persona nunca asume del todo.

En aquella conversación, hablamos de lo que nos esperaba en California. Por ejemplo, de nuestra nueva casa. Me enseño unas imágenes de lo que sería mi nuevo hogar. Aquella casa era de dos pisos, grisácea por fuera, con un balcón que daba a la parte exterior de la casa, una chimenea en el lateral y grandes ventanas hacía el exterior, cuando llegara allí, tendría que verla por dentro.

Mire a mi madre, y la sonreí mientras un camarero se acerco y deposito la cuenta en nuestra mesa. Mi madre pago sacando su monedero de color morado para pagar, seguidamente se levantó de la mesa, y yo hice lo mismo.

Salimos del Sutton y subí al coche para ir al aeropuerto , coloque uno de los auriculares en mi oído derecho mientras sonaba  Imagine Dragons, exactamente Demons.

**

Llegamos al aeropuerto, mi madre aparcó, sabiendo que su hermana, es decir, mi tía Ashly, vendría a recoger el coche para quedárselo ella. Cogí todas mis cosas, los pasaportes y salí del coche.

Abrí la parte trasera, agarré mi maleta plateada y seguidamente, retire la maleta morada de mi madre. Cada una cogió su maleta y nos dirigimos a dentro del aeropuerto. Miles de personas caminaban por el aeropuerto, iban y venían, en los carteles electrónicos podías observar vuelos a cientos de países de todos lados. Desde países de dentro de Estados Unidos, hasta Chile, Japón, Brasil, España.. Absolutamente miles de lugares que algún día me gustaría visitar.

- Scarlett, déjame los pasaportes. - Dijo mi madre observando de lado a lado

Le entregue ambos pasaportes y empezó a caminar hacia lo que parecía ser la entrada a nuestro futuro.

**

Estábamos esperando para dirigirnos al avión mientras otras personas avanzaban por el mismo trayecto. Una vez atendidas, les dimos nuestros pasaportes a una joven de aproximadamente 25 años vestida con el uniforme y sonriente nos indicaba el camino.

Tras pasar los controles, la comprobación de pasaporte, el apagar los teléfonos móviles y poner el equipaje a bordo, etc... Nos sentamos en nuestros respectivos asientos.

Me esperaban unas largas horas, sentada en el sillón blanco mirando por la ventana, viendo como el mundo parecía tan pequeño desde un sitio tan alto, como todo lo que tenía por escaso y malo que fuera, desaparecía para siempre. Sentada, a kilómetros del suelo, y al lado de a quien llamaba, madre.

Scarlett CupperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora