Capítulo 5

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- Por fin en casa! - Dije suspirando entrando a casa detrás de mi madre y dejando las cientos de bolsas que habíamos comprado. - Jamás volveré a comprar sin un carrito, estas bolsas pesaban demasiado - Dije tirándome ahora en el sofá.

- Señorita, - dijo mi madre desde la parte de atrás del sofá - levanta ese perezoso trasero que tienes que ayudarme a colocar todo esto.

Resoplé después de que mi madre desapareciera entrando en la cocina y levante mi perezoso trasero como mi madre había especificado. Al llegar a la cocina vi que dos bolsas ya se habían vaciado, y mi madre me miro haciendo el gesto de que la ayudara, agarré dos bolsas y las coloque sobre el mármol, allí dentro no había nada de comida. Lástima. Todo era prácticamente productos de la casa.

- Scarlett, coloca los productos de los baños, jabones, perfumes, papel higiénico, etc.. de toda la casa, yo me encargo de la cocina. - Asentí con un saludo militar. - Son esas 3 bolsas. Y en la última tienes un regalo para ti.

Agarre las tres bolsas y empecé a vaciarlas una por una, en la primera encontré productos de ducha, esponjas, jabones del cuerpo y pelo, cepillos de dientes, peines, papel higiénico, toallas y cientos de objetos más para ambos baños. En la segunda bolsa encontré cosas para toda la casa, como ahora, perfumes para la casa, y muchas más. Y la última, era una bolsa para mi habitación, con velas aromáticas, ciento de perchas donde colocar mi ropa de mi nuevo armario, y por último, un caza sueños.
Me quede completamente paralizada mirando aquel caza sueños y pensando si realmente funcionaria.

- Scarleeeettt! - La voz de mi madre me reclamaba desde la planta de abajo. - ¿Que quieres para cenar? ¿Prefieres cocinar o pedimos algo?

Baje las escaleras caracol dirección a la cocina, donde se encontraba mi madre vaciando la ultima bolsa de la compra. Le di una mirada como ¿acaso no conoces a tu propia hija? Amo la pizza y más si no tengo que hacerla yo.

- Vale, esa mirada lo dice todo. ¿Pizza pues?

Asentí repetidas veces con la cabeza.

- Pues te encargas tú de llamar.

- OK - Dije ahora desde el comedor estirándome en el sofá. Encendí mi móvil y mire la hora, las 21:11, era buena hora. Busque en internet el teléfono de la pizzería de California, e inmediatamente me salieron cientos de teléfonos, así que escogí el primero y lo marqué.

- Hola, pizzería principal de California, dígame - Atendió una simpática mujer al teléfono.

- Buenas, querría encargar una pizza - Hice una pausa. - Tienen pizza barbacoa?

- Por supuesto. Con salsa barbacoa incluida?

- Mamá, salsa? - Mi madre asintió con la mirada. - Sí, una pizza mediana de barbacoa, con salsa.

- De acuerdo, ¿a domicilio o la recogen en tienda?

- Domicilio.

- Necesito su dirección entonces, señorita.

Me acerque a mi madre sin decir nada y le entregue el teléfono, me miro extrañada y con los labios remarque: la nueva dirección. Sonrió y cogió mi móvil mientras yo volvía a mi tranquilo sofá. Después de 5 minutos me devolvió el teléfono y se sentó conmigo en el sofá utilizando el móvil, mientras yo encendía el televisor.

Una de mis series salió solo al encenderla, y como si el televisor tuviera vida y quiera joderme, salieron los anuncios segundos más tarde. Segundos más tarde recibí una notificación del cual hizo que se me salieron los ojos de su órbita. Actualización en una de las novelas de wattpad que estaba leyendo, así que deje de lado el televisor y empecé a leer sin prestar atención a lo que mi madre me decía. O al menos eso creo, a no ser que ahora hablara sola.

- Scarlett! ¿Me estabas escuchando? - Dijo mi madre mirándome de mala gana. Vale, me merecía completamente esa mirada.

- Oh no, mierda mamá! - Dije dando un bote en el sofá y volviendo mi vista al móvil. - Me has dejado sin saber si la madre de Edmma la matara o no.

- Yo sí que te matara a ti como no me escuches. - La segunda mirada asesina había sido captada. También me la merecía. Pero tenía que soltarlo de cualquier manera. - Escúchame bien ahora, mañana es sábado, iremos a inscribirte en tu nuevo instituto e iremos a comprar todos los materiales necesarios, y por último, iremos a renovar tu armario, no puede ser que vayas siempre con esas sudaderas más grandes que tú.

- Vale. - Respondí volviendo mi mirada al móvil. - Pero ten en cuenta que jamás te desharás de mis sudaderas por mucho que aquí haga más calor, que pongas la calefacción a 40 grados o contrates a tu "chofer ladrón" para quitármelas. Me enterraran con mis hermosas sudaderas.

Segundos después de que mi madre estallara a carcajadas por mi hermosa actuación dramática, sonó el timbre indicando que ya había llegado la pizza.

**

- No puedo más. - Se quejó mi madre.

- Tranquila, ya me como yo tu parte que queda. - Agarré su ultimo trozo de pizza y lo metí en mi boca llena. - mama, dame un besito - Dije ahora acercándome a ella con la boca llena, saliendo salsa por alrededor de mis labios.

- No entiendo como haces para comer tantas grandes cantidades de comida y no engordar, a veces me das realmente envidia- Dijo mi madre dándose por vencida da estirándose en el sofá.

- Mi metabolismo, no puedo evitarlo - Dije moviendo los hombros como si lo más normal.

- Bueno, recoge y a dormir ¿de acuerdo?

- Sí capitán, a sus órdenes, capitán. - Dije levantándome del sofá y colocándome como un soldado. Mi madre subió las escaleras riéndose por la escena y yo obedecí ante lo que me había mandado. Ahora tenía que descansar, mañana sería un día largo.

Scarlett CupperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora