2. Para siempre

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Porque al encontrarte comencé a vivir.

Él era Danial Clarck; un hombre profesionalmente dedicado a su trabajo. Yo, una mujer ahora perseguida por los recuerdos de otra persona.

La vida era alegre en el pasado, ahora solo tengo un retoño de ese amor soñado.
El se marchó y todo acabó.
Todo cambió.

Jamas hubiera podido imaginar que llegaría a mi vida para cambiarlo todo.
Es tan difícil creer que a quien más amo sólo se hace realidad en mis sueños; es increíble como aparece en mi mente incluso cuando estoy inconsciente, lejos de la realidad soñando.
Es increíble que yo parezca estar enloqueciendo o que él haya cumplido su promesa y realmente no piense dejarme sola.

(...)
-Prometo amarte, cuidarte, protegerte, estar contigo en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad..
Te prometo; hoy, hasta que la muerte nos separe dedicarte mi vida entera.

-Señorita Summers, ¿acepta a Danial Clarck como su legitimo esposo?

-Acepto...
Y prometo amarte, respetarte, formar parte de tus días, te seré fiel; y a cualquier camino que elijas yo te seguiré...
Porque te amo, y es lo único que hago.

- Los declaro marido mujer.
Hasta que la muerte los separe...

Tres años después.

Y ahí estaba yo...
Sentada en aquel restaurante, esperando a mi marido para celebrar
nuestro 3er aniversario de bodas.

-¿Viene sola?- pregunto con cierta familiaridad una camarera de mediana edad.

- No, no; espero a alguien-respondí

-¿Algo de beber?

-Una copa de vino tinto, por favor.

-Enseguida. El especial del día son los linguini con salmón. Delicioso

La camarera se dirigió hacia la barra, y a los cuantos minutos apareció de vuelta con la copa de vino tinto que había pedido y una cestita de mimbre llena de panecillos con mantequilla, lo que sumió en un silencio glacial.

Cuando la camarera se marcho cogí un panecillo.

-Es demasiado tarde, normalmente Danial es puntual y no ha llegado-pensé mientras daba un mordisco al panecillo.

Transcurrió el tiempo, era tarde, Danial no había llegado a nuestra cita...

Que extraño.

-¿Sigue aquí sola? - musito de nuevo esa voz frágil de aquella joven camarera

-sonreí tenuemente- Al parecer...
¿podrías darme la cuenta por favor?

-En un momento- de nuevo se dirigió hacia la barra.

Pude observar como hacia un par de cuentas sobre una libreta.

En poco regreso y me entrego las cuentas

Me levante y deje el dinero sobre la mesa, un poco mas de la cuenta para su propina

-Que tenga buen día- espeto con una gran sonrisa en su rostro

-Gracias, igualmente

Al salir del lugar entro una llamada.

Era Anne, madre de Danial

-Anne!

-Necesito que vengas a mi casa, por favor, es una emergencia

-Claro, dime, ¿que pasa?, ¿todo esta bien?- Dany se me vino a la mente en ese instante

-Es Danial... - logre percatarme de que Anne lloraba

-Voy para allá- me evite cualquier tipo de explicación hasta llegar a su casa.

Su casa de Anne estaba a unas cuantas cuadras del restaurante, camine a grandes zancadas para llegar de prisa.

Oía el repiqueteo de mis zapatos en la acera, casi como si el sonido procediera de algún ajeno lugar a mi vida, hasta que repare en que casi estaba corriendo.

Algo se desato en mi interior, me deje vencer por una sensación que no conocía, pero que para los que se apartaban a un lado para dejarme pasar debía haber parecido verdadero pánico.

Me invadió una tremenda desesperación por Danial.

Prometo EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora