12. Reencuentro

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Ha sido un largo día de agónia, otra vez.
Hoy es domingo 27 y esperó volver a escucharte.
Ahora más que nunca estoy lamentandome el nunca haberte dicho que te amaba.
He estado todo el día en casa.
Son las 9 menos cuarto. Ya esta obscuro el cielo.
Mañana será un día duro de trabajo. Necesito dormir, pero antes de eso decidí darme un baño.
Necesitaba sentirme cómoda.
Entre al closet y rebusque entre las cosas mi pijama.
Salí de ahí y la deje sobre la cama.
Me quite la blusa que traía puesta, el pantalón y el brasier. Estaba casi desnuna y camine así descalsa hasta el baño.
Abrí la llave del agua caliente y justo antes de meterme escuche un ruido en la habitación. Cerre la llave y salí corriendo hacía ahí.
-¿Danial?... - pregunté al aire
- No sabes lo hermosa que te ves y las ganas que tengo justo ahora de hacer el amor contigo- respondió
Tome el camisón que tenía por pijama y me lo puse - No puedo creer que puedas observarme- respondí avergonzada
-nuestra primera vez fue la noche de la graduacion-comenzó a decir Danial
-reí-
-te lleve a mi apartamento después de cenar y celebrar juntos con tus padres, tu dijiste que iríamos con los mios, pero ellos estaban de viaje-Danial hizo una breve pausa- por instinto devore tus lindos y rosados labios quitandote la ropa y dejandola caer al suelo-Danial rio dulcemente- Te lleve hacía la cama, acostandome y estirandome encima de tu cuerpo.
Alinee nuestas caderas y entrelace mi mano con la tuya para posterior levantar tus brazos y luego tu los enredaste por sobre mi cuello.
—te amo—Murmuraste contra mi boca— mencionó Daniel.—Me perdí entre tus labios de nuevo y bese tu cuello y segui deslizandome por tus senos.
—Tú te quedaste con mi inocencia—respondí bromeando—reí.
—Cuando me desnude por completo tu estabas avergonzada—río—te tomé por la cintura y te levante, entonces los dos quedamos de rodillas en la cama y nos miramos a los ojos. El calor de tu piel reconforto a la mia.
—fue la mejor noche que pasamos juntos—respondí—admito que tenía miedo al principio, pero tú me hiciste sentir segura.
Ahora estoy segura de que eres tú. Recuerdas esa noche.
— Tanto como te recuerdo a ti.
—¿Porqué te fuiste?—pregunté con la mirada entristecida
—es algo que no puedo responder porque ni siquiera yo lo se, pero se que sigo aquí por la razón de cumplir una promesa.
Por la razón de que salgas adelante y sigas con tu vida, pero me lleves en tu recuerdo.
Tú decidiras hasta donde llevas esto.
Mi estancia aquí depende de ti. Ahora el estar contigo o no gira en torno a tus decisiones.
—¿Qué quieres decir con que yo decido a dónde llevar esto?—pregunté confundida
—Ya lo veras...—respondió Danial—Yo pasare el resto de tu tiempo aquí contigo, mirandote y guiandote para iluminarte a través de la obscuridad de tus días hasta que decidas tomar mi mano, entonces...
—¿Entonces qué?
—Te prometí un para siempre.
—Para siempre...—respondí desconcertada
— Gracias por permitirme este reencuentro.
—¿Estarás aquí cada noche, verdad?— dije atemorizada de una respuesta negativa
—Estoy contigo a todo momento. Puedes escucharme cuando lo desees, pero creí que sería conveniente conversar por las noches. De lo contrario los demás creerán que estas enloqueciendo ante la causa.
—¿Cómo? ¿Sólo yo puedo escucharte?
—Así es. Es un pacto que hice contigo y con nadie más. Sólo tu tienes este don de poder escucharme. Ya ves como el amor rompe cualquier barrera.
—Incluso las que estan entre el cielo y el infierno—respondí
—y las que nos separan—añadiste.

Era un tanto complicado poder creer lo que estaba sucediendo.
Me sentía tan emocionada y dolida a la vez. Tan confundida.
Necesitaba hablar de esto con alguien.
Con mi mejor amiga.
Danial quizás tenía razón. Pensaría que estaba enloqueciendo
Pero...
Ella era mi mejor amiga, se que ella podía comprenderme.
Necesitaba respuestas.
¿Y si si me estaba volviendo loca?

Prometo EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora