Capitulo 3

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Está enojado conmigo. Muy... muy enojado conmigo. Lo sé porque se nota como me mira. ¿Me va a gritar? ¿Qué hago?

¿Qué ocurre?:

Estoy en la habitación de Leo con su tablet en la mano. ¿Recuerdan que quería algo más de Leo? Bueno... es una larga historia y todo es culpa de Micaela.

—Mara... ¿Qué haces en mi cuarto?

—Yo... yo-yo, bueno, yo... Lalie...

— ¿Dónde está ella?

—Está durmiendo y...

— ¿Y Natalie?

—Está trabajando.

— ¿Qué viste de ahí? —me pregunta señalando su Tablet en mi mano.

Yo abrí los ojos. —Nada, la acabo de coger —le digo y me muevo a otro lado—. Leo...

—¿Leo?

—Leonardo... Leo... como sea, te digo Leo a veces... —le dije sonriendo nerviosa.

—Mara esto no es juego, no puedes venir a cuidar a Lalie y aprovechar un momento para husmear en lo ajeno, si tu papá se entera...

— ¡Pero tú no se lo dirás! —le digo y me acerco—. Sé que no lo harás porque eres bueno Leo... —Doblo el cuello de su camisa, él se aleja.

— ¿Qué te ocurre Mara? —Me pregunta—. Mejor ve a casa, ya puedo atender a Lalie.

Estoy aquí parada mirándolo. Está decepcionado. Creo que ha perdido la confianza en mí y, ahora sí, nunca más me dejara venir a su casa.

Me volteo para salir de la habitación... Mara... invéntate algo... Mara...

—Te voy a decir porque vine a tu habitación... tu cumpleaños es la semana que viene, quería darte un regalo porque cumplimos el mismo día... y pensé que si veía tu Tablet, entonces vería que te gustaba de música, para regalarte un CD con ellas...

— ¿Por qué me regalarías algo?

Porque me gustas idiota...

—Porque eres mi vecino y cumplimos el mismo día, y me agradas, y me agrada cuidar a Lalie, y a Nataniel, y no quiero que ya no confíes en mí, porque entonces eso me pondrá triste, y Leo yo no quiero estar triste, ¿tienes idea del mal humor que se adueña de mi cuando estoy triste? Uno muy malo, me da estrés, y se me llena la cara de arugas, ugh, como tu esposa... —Es obvio que lo último lo dije en voz tan apagada y baja por dos razones: me quede sin aire y no podía ofender a su queridísima esposa.

—Quieres decir que tienes un enamoramiento conmigo.

¿Qué?

Ay Dios, mi cara esta roja. Me arde la cara. Voy a desmayarme.

— ¿Yo? —Miré a los lados con una sonrisita—. No... ¿Cómo?

—No es nada... eres una niña... te enamoras... —se rio en voz baja—. Por eso tu papá no quiere que "seamos amigos" sabe que te gusto. Todos lo saben.

—¿Todos? —dije en voz diminuta. Oficialmente quiero que la tierra me trague.

—Todos Mara, todos lo saben. También sé que quieres que te bese... voy a hacerlo justo ahora.

Se acerca peligrosamente y puedo saborearlo, siento su respiración y me estoy echando hacia atrás... demasiado... demasiado... demasiado...

Oigo un bullicio. Son personas que repiten «todos lo saben, todos lo saben» Todo se está desintegrando... mi Leo... Leo se está desapareciendo de mi vista... no... no lo dejes ir...

Secretos en el VecindarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora