Estoy sentada en el piso al lado de la cama, del lado izquierdo, de modo que si alguien entra a mi habitación no me verá hasta que dé la vuelta. Tengo la luz apagada excepto una lucecita de mesa a unos centímetros míos. Estoy sonriéndole a la pantalla, a Leo. Me está contando de su día, me está diciendo chistes, es la tercera noche que video chateamos por Hablus.
Aún sigo castigada y no puedo estar en un perímetro de cinco metros de la casa de mis vecinos. Ni verlo en otra parte, así que solo me conformo hablando con él.
¿Qué somos? vecinos. Y lo peor es que no me habla del beso, ni nada alrededor de eso. Solo hablamos como si fuéramos amigos, y eso me decepciona.
—Me gusto besarte, —Tocó su quijada—, ¿quizás quieras volverlo hacer?
Me incliné hacia delante, escondiendo una sonrisa. —No puedo salir de casa, por tu culpa, ¿te acuerdas?
—¿Pero mañana no vas al colegio?
Me enderecé. —Si —respondí desinteresada—, ¿y?
—No vayas, te voy a esperar en la esquina de la otra vez. Lleva ropa cómoda en tu mochila.
Después se movió, y sonrió.
—¿Quieres que falte al colegio?
—Quiero que faltes al colegio... para verme, para que yo te muestre algo.
—Oh, bien, eso suena genial, y nadie en la vida se dará cuenta, nope, ¿Cómo creerías?
—Tal vez solo quiero besarte de nuevo.
Sentí que mis orejas ardieron.
♥
—Leonardo Gabriel Torres Mariano, niño prodigio consigue apagar el sistema de una oficina pública después de que perdiera toda la tarde esperando una acta de nacimiento para inscribirse en la universidad.
—¿Estas segura que es el mismo Leonardo?
—Micaela vuelve a mirar la foto de la noticia. —Pide Dago.
—Si. —Es Micaela la que coge el teléfono esta vez.
—Ponme a Dago.
—Okay.
La línea se queda en silencio por un tiempo, después Dago coge el teléfono. No sé qué tan rápido se movió de su lugar.
—¿Si?
—¿Es cierto lo que dice Micaela?
—¿Sobre qué tu enamoramiento era un niño prodigio?, no, de hecho, terminó la escuela a los trece y la universidad a los diecisiete.
—Si era tan famoso, ¿Por qué su fama se esfumó?
—¿Recuerdas a ese hombre que podía comer fuego en la noticias?
—¿Aja?
—Eso mismo Mara, dejó de hacerlo y desapareció del mapa. Aquí dice que iba a estudiar tecnología mecatrónica e ingeniero en software, pero que al final se especializó en agente de ventas.
—Wow, que decepcionante.
—Lo es, según esta noticia, es mucho más inteligente que yo, ¿sabes lo grande que es eso? ¡Apagó los servidores de todo un edificio!
—Suena como algo grande —Abrí los ojos. La verdad es que yo no le veo lo grande.
—Esto está acorde con su perfil, es un buen hacker. Hackeó nuestras computadoras, creó Hablus, tal vez los periódicos no le cogieron el rastro pero sí que aprovechó su intelecto.

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Secretos en el Vecindario
Ficção AdolescenteMara está a dos semanas de cumplir dieciséis, y su vecino... treinta. Usa camisa y corbata, y cuando no, usa trajes de saco. Tiene una familia y parece estar "felizmente casado" No importa. Él es el primer "gran enamoramiento" de M...