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Me quería arrancar los cabellos.

Cada día la tensión incrementaba más en casa, por parte de mi madre por supuesto. Creo que a nadie le encantaría ver como tus padres se tratan como desconocidos, pero si tratar de no estar tan al margen se puede volver tolerable.

Pero no era así, en caso de mi madre.

—Creo que mañana iré al salón de belleza, debería cambiarlo y teñirlo. —ella decía frente al espejo.

—¿Por qué? Te ves bien así. —le pregunté, ella nunca se había preocupado por esas cosas estéticas a este nivel.

—Porque quiero, —respondió simplemente. —además creo que iré a bailar con mis amigas este sábado. Debería ir a ese club que abrieron hace unos meses. —respondió. Ella no era mi madre.

—¿Cuál? El club al que no me permitiste ir ese día, ¿Cierto? —dije con intención, pero ella se quedó callada.

¿Por qué seguía haciendo estas cosas?

He estado escuchándola sobre cambios de imagen, irse a bailar y de viaje, como si tratase de ser soltera otra vez; pero lo sentía forzado y exagerado, eso era lo que me irritaba y me sacaba de los nervios.

—¿Podrías dejar de decir esas cosas? —le pregunté amablemente.

—¿Qué cosas? —trató de lucir inocente.

—Todas esas cosas, —traté de encontrar las palabras correctas. —como si fueses una de mis amigas buscando fiestas y noches locas. —al parecer no fueron las palabras correctas, porque me botó de su habitación.

Mi padre, solo escuchaba todo sin decir palabra alguna; regresaba a la misma hora de siempre, nos preguntaba sobre nuestro día y él seguía haciendo todo como antes, a diferencia de su vida marital con mi madre.

Yo ya no me quería meter.

Para mejorar las cosas, había reprobado una prueba hace una semana; me había quedado dormida, lo que provocó llegar tarde a clases el día de la prueba. Respondí todo lo que pude en esos escasos minutos, pero al parecer no fue suficiente.

Felizmente el profesor nos dio una asignación para puntos extras, y no pensaba dejar pasar esa oportunidad por lo que hice mis planes hoy, sábado, para dedicarme completamente a él. Tampoco tenía algún plan esta noche, debía resaltar.

La tarde empezaba a opacarse a medida que armaba mis ideas más resaltantes de la mano con lo más importante y piezas claves de ellas. Había leído lo suficiente para saber que era un poco complicado pero si encontraba la frase clave para empezarlo, no pararía de escribir.

No podía creer que estaba haciendo un trabajo un sábado casi por la noche, pero a la vez me hacía sentir tan responsable hasta el punto de reír con ironía. No es que fuese una perezosa total, pero se mantenerme en la línea.

Poco tiempo antes de bajar por comida mi teléfono vibró, era un mensaje de texto.

Harry: Estoy bebiendo un poco con la banda y esta sonando esa canción que siempre estas cantando, me acordé de ti.

Sonreí inevitablemente, aunque en mi opinión era algo temprano para estar bebiendo. Pero Harry había cambiado su ritmo de vida desde que le empezaron a surgir un poco más de presentaciones, aún no era famoso al nivel que esperamos pero él es realmente bueno y ama lo que hace.

Aquella vez después de comprarle el regalo de cumpleaños a Audrey salimos un par de veces más, asegurándome de tener a Connor con nosotros. Cuando el cumpleaños de su novia llegó él pasó todo el día con ella, junto a sus amigos y familiares en una fiesta improvisada, según me contó.

Nightingale » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora