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Lamento la demora, mi vista se cansa más rápido por el trabajo que incluso creo  que necesitaré lentes.

Estuve pensando también en reescribir la historia, no lo sé...¿qué opinan? quiero cambiar el punto de narración para hacerlo más descriptivo, pero aún estoy pensándolo porque ocupa tiempo, pero igual diganme que les gustaría.

Tengan buena noche. x 

***

A veces imaginas todo el tiempo que logra distorsionar tu realidad, volviéndose irrevocablemente un paño sobre tus ojos abiertos. Estás despierta, pero soñando al mismo tiempo.

Pero algo estaba pasando hoy, y no eran imaginaciones mías.

Algo había cambiado.

Estaba sentada en una de las taquillas del cine, sentada en medio de Connor y Harry. Aún estaba evaluando la posibilidad que sean imaginaciones mías, pero por alguna razón Harry y yo no podíamos sacarnos las manos del otro.

El más mínimo detalle como roces de brazos, sonrisas, cuando él me tapaba los ojos, pequeñas bromas, pequeñas cosas ajenas a Connor a pocos centímetros de nosotros. Todo eso se sentía nuevo, de alguna extraña manera.

Podía sentirme tan alerta a mis sentidos y a los suyos, con mi cuerpo a flor de piel debido a cada roce que me alteraba en lo más mínimo.

—No puedo creer que tenga que esperar dos años para poder ver la secuela. —exclamaba Connor caminando mientras terminaba sus palomitas de maíz.

—A mi no me gustó mucho. —Harry dijo caminando a mi lado.

—Ni siquiera le prestaste atención, estuviste molestando a Lianne toda la película. —mi pulso se había acelerado de repente, al parecer no fue algo tan disimulado.

—Si presté atención, y no me gustó. —defendió.

—Bien, tranquilo. —Connor sonrió. —¿Cómo te va con la música? —preguntó.

—Todavía no lo botan de la banda, tiene mucha suerte. —bromeé y Harry me miró con gracia.

—Imagino que siempre estas dedicándole canciones a Audrey. —Connor dijo y yo empecé a sentir aquella molestia en el interior. Sólo me dediqué a sonreír y esperar su respuesta.

—En realidad nunca le he cantado ni dedicado nada, sólo me ha visto en algunas presentaciones. —casualmente dijo.

—A mí si me has cantado. —solté sin pensar, pero tenía deseos de relucir que él si me había cantado a mí.

—¿Lo hizo? —mi amigo preguntó.

—Sí, lo hice; —vaya, lo reconoció sin problemas. —así que siéntete afortunada. —se acercó a mí para sonreírme y revolver mi cabello.

Poco tiempo después Connor nos dejó porque tenía que ir a un partido de fútbol con su grupo de amigos, Harry y yo continuamos caminando sin saber realmente que hacer.

—¿No tienes ensayo hoy? —pregunté.

—¿Quieres que me vaya? —me respondió con una pregunta. Por supuesto que no quería que se vaya.

—Sólo preguntaba. —dije.

—No tengo nada hoy, ¿Qué quieres hacer? —en mi mente corrían muchas ideas que no podían ser nombradas. —Podríamos subir ahí. —señaló algo a la distancia, volteé para ver una gran rueda de la fortuna.

Oh no, no pasaría.

—Por tu rostro supongo que acabas de hacerte en los pantalones, —río. —va muy lento y la vista es genial. No seas gallina.

Las cosas que uno hace cuando te dicen que eres gallina.

Entramos a la canastilla, no había escuchado en las noticias que alguien haya muerto ahí, así que confié en que nada malo pasaría.

Cuando se empezó a mover me aferré fuerte de cada lado, Harry aún sostenía su sonrisa con suficiencia mientras yo parecía un gato cerca de una cubeta de agua.

Cuando estuvimos en la cima, pude apreciar las luces de la ciudad y el resto de los edificios alrededor, tenía que admitir que era hermoso. Cuando la canastilla comenzó a bajar sentí como el estómago se me contraía y como pude me aferré del brazo de Harry.

—Puedes abrazarme si quieres. —dijo con el propósito de molestarme.

—Estoy apunto de morir y lo único en lo que pienso es en como lanzarte desde aquí arriba. —espeté fingiendo mi molestia, seguía algo aterrada.

A la tercera vuelta logré acostumbrarme a la sensación, Harry balanceaba la canastilla con el fin de asustarme pero sabía disimular mi nerviosismo muy bien. Sacamos algunas fotos y no pude evitar notar que su teléfono sonó un par de veces, sin embargo él no contestaba o mostraba interés en saber de que se trataba.

Mucho rato después fuimos por un poco de pizza, su teléfono sonó muchas veces más hasta que tuve el valor de preguntar.

—¿Por qué suena tanto? —dije curiosa. —De repente es importante.

—No lo es...—dijo mirando el teléfono en su mano. —sólo son los chicos de la banda.

—Tal vez es una emergencia, ¿sabes por qué están llamando? —Nadie insistía tanto en una llamada, sólo mi madre.

—Tengo...tenía ensayo hoy y ...—se encogió de hombros. —aquí estoy. —dijo casual.

—Pero te pregunté y...—busqué otra respuesta, quería pensar que se había quedado por mí, para pasar más tiempo junto a mí.

Quería pensarlo.

—Supongo que lo olvidé, ya es tarde para ir, por eso mejor hablo con ellos luego. —dijo y siguió caminando.

—¿Qué les dirás? —pregunté.

—¿Por qué preguntas tanto? Sólo no quise ir, Audrey tenía clases y tú estabas aquí conmigo así que...—dejé de escuchar. Ahora lo comprendía.

Audrey tenía clases, ella estaba ocupada hoy. Yo estaba como plan de emergencia, traté de no tomarlo tan personal; sé que si otra persona me hubiese dicho lo mismo no sentiría esta opresión en mi pecho.

—¿Lianne, me estás escuchando? —preguntó interrumpiendo mis sentimientos.

—Si, estaba pensando en Connor.

—¿Connor? ¿Por qué? —dijo con confusión en sus ojos.

—Su cumpleaños es en una semana, creo que hará una gran fiesta.

—No lo sabía, nunca hemos ido a alguna fiesta juntos, será interesante—sonrió hacia mí. —Nunca hemos ido a alguna fiesta juntos, será interesante. — preguntó.

—Yo iré. —respondí.

Y Tú con Audrey.

—Conmigo.—contestó.


Nightingale » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora