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Espero actualizar más seguido, lo siento por demorarme taaaanto. x

 ***



Mensaje de texto: Harry

Necesito tu ayuda con algo, te paso a buscar en dos horas. x

Desperté después de haberme amanecido avanzando los capítulos de la monografía que tenía que presentar pronto; el mensaje había llegado hace una hora, así que tenía una hora para cancelar o parar mover mi cuerpo y darme una ducha.

Aún tenía sueño, así que tomaría la primera opción; lo siento Harry. Mi móvil vibró.

Mensaje de texto: Harry

Sé que sigues en la cama, mueve ese trasero.

Igual no pensaba ir, escribiría una buena excusa de síntoma menstrual; cuando mencionas eso, nunca te hacen más preguntas.

Mensaje de texto: Harry

Te invitaré el almuerzo, y todo el helado que quieras. Todo el que quieras...

Tentador.

La idea de acompañarlo ya no era tan mala, aún si saber en que necesitaba mi ayuda. Podría pasar un rato con él y luego dedicarme a continuar con mi trabajo para acabarlo sin estar limitada por el tiempo de entrega.

Miré a través de mi ventana, parecía un buen día para caminar un rato y sobretodo para conseguir una buena cantidad de helado gratis.

***

—No puedo creer que me hayas echo salir en un día como este. —dije mojada por la lluvia.

—Disculpa, pero yo no controlo el clima. —dijo sacudiéndose con sus manos los rizos mojados.

—Pero llevamos caminando casi una hora y aún ni se para que vinimos. —solté medio irritada.

—Está bien. —dijo. —El cumpleaños de Audrey es la otra semana y quería...—comenzó a hablar.

Dios, ¡Por favor! Mándame un rayo en este instante...

—...así que pensé que podrías ayudarme con esto. —terminó y yo sólo había escuchado la mitad.

Traté de buscar una excusa rápida. ¡Usa la menstruación, la menstruación! mi mente gritaba, y estaba dispuesta hacerlo hasta que mi consciencia me hizo entender que: ¿Cómo podía yo quejarme que él no era un buen amigo, si yo no lo era para él?

Los amigos estaban para este tipo de cosas, apoyarse y todo el rollo; así que a pesar que me gustaba este tonto de rizos, tenía que poner nuestra amistad primero. Y ya sabía que tenía que hacer.

—Bien. —Bufé, —¿Ya pensaste que quieres regalarle? —pregunté.

—Una camiseta. —dijo con seguridad.

—¿Una camiseta? —dije confusa. —Es tu novia, Harry. ¿Entonces a mi que me regalarás? ¡¿Una piedra?! —le dije.

—Muy graciosa, —dijo con sarcasmo. —entonces ¿Qué podría darle? —preguntó.

—No sé lo que le gusta, creo que no te puedo ayudar en esto.

Pero tenemos los mismos gustos en chicos, al parecer.

—Entonces le compraremos una camiseta, así que vamos. —me arrastró entrando a la primera tienda.

Había perdido la cuenta sobre la cantidad de tiendas a la que habíamos entrado, pero había sacado una conclusión: Harry no sabía escoger algo para Audrey, o para cualquier mujer en particular.

—No creo que eso le guste, —dije quitando de sus manos una camiseta para nada bonita para devolverla a su lugar. —a mi no me gustaría...—declaré.

—Ugh, sigamos buscando. —dijo fastidiado.

Miraba prenda tras prenda, y debí haber traído más dinero ya que estaba aquí para comprarme algo. Cuando me dirigí a un pasillo lejos de Harry encontré lo que él quería, una camiseta bonita.

—¿Qué te parece esta? —mostré la camiseta que había encontrado. La sujetó para verla bien, viendo que sonreía en aprobación.

—Yo también encontré una. —dijo volteando para agarrar la prenda que encontró, sorpresivamente bonita.

—Me gusta, entonces lleva esa. —señalé a la que él había encontrado.

—Bien, pero pruébatelas ambas. —dijo. Oh no, no.

—¿Necesitan ayuda? —interrumpió la chica que se encargaba del sector donde estábamos.

—Sí, —soltó Harry. —se probará esto y no sabemos donde están los probadores.

La seguimos hasta dar en los probadores, entré a regañadientes y empecé a desvestirme para de una vez acabar con esto.

Me miré al gran espejo que se encontraba junto a mí, no se veía nada mal. Me probé la camiseta que Harry escogió y me gustó mucho más.

—Están geniales, me gusta la que escogiste. Creo que deberías llevar esa. —dije mientras me volvía a desvestir.

—Pero quiero ver cómo se ve, tienes que salir para verte. —dijo.

—Pero ya me desvestí. —me quejé.

—Entonces yo entraré. —comenzó a bromear haciendo fuerza en la manija del vestidor.

—Serás idiota. —chillé. —Lo vas a romper, basta. Ahorita salgo.

Cuando abrí la puerta salí con la opción de Harry, para descubrir que la señorita que nos atendió había estado ahí todo el tiempo escuchando todo.

—¿Y bien? —dije avergonzada.

—Te veo bien, Li. —dijo coqueto, lo que me avergonzaba más. —¿Tiene en una talla más? —le preguntó a la señorita. ¿Me veía tan gorda?

—Pero si le queda muy bien, no veo el problema. Usted sabe escogerle cosas bonitas. —Sí ella supiera que él no escogía para mí.

—Oh, es que...no es para ella, es para mi novia. —soltó y la señorita puso una cara de clara incomodidad y se retiró para hacer otra cosa poco después. Tuve ganas de ir tras de ella, también quería desaparecer. —Y ella es un poco más bajita y llenita que Lianne. —dijo señalándome.

Debería sonreír por ser un poco más alta y delgada, pero al final yo sólo era la buena amiga que ayudaba a escoger los regalos y ella la novia.

—Listo, llevemos esto. —dije sin ningún rastro de humor, después de salir del probador.

—Bien, vamos por tú helado. —dijo saliendo de la tienda.

—Me duele el estómago, no creo que sea buena idea. —puse la mejor cara de enferma que podía poner, aunque no era muy difícil en ese instante. —Creo que mejor me voy temprano a casa.

—Entonces vamos, —caminó junto a mí pasando su brazo por mis hombros. —te llevaré a casa.

xT)e


Nightingale » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora