33 . Final .

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Había pasado mucho tiempo.

Me gustaba tomar su mano, me llenaba de seguridad y cariño. Observarlo reír mientras contaba una de sus anécdotas me hacían sonreír, y eso era muy gratificante para mí.

Nos dirigíamos a su restaurante favorito, y yo reconozco estas calles; dejé de frecuentarlas por mucho tiempo, pero volví a recorrerlas de su mano.

No he podido evitar observar boletines, afiches, carteles regados por cualquier rincón de la ciudad de presentaciones de aquella banda. Han empezado a sonar en la radio, desde no hace mucho; y es inevitable no escucharlo en buses y centros comerciales.

Pero eso ya no me preocupaba en lo más mínimo, ya no formaba parte de mí.

Me sentía limpia, y sobre todo amada.

Aunque seguía pensando en Harry de vez en cuando, no era del modo en el que lo hacía tiempo atrás. Pensaba en lo mucho que ha avanzado su música, o preguntándome si estaba siguiendo la carrera que estudió, si estaba alrededor de buenas personas. No iba más allá de eso.

Salí de mis pensamientos al escuchar un pequeño estruendo, solté la mano que me sujetaba y volteé divisando a un hombre en bicicleta que había chocado con un señor no muy contento por el incidente. Miré a mi alrededor y puedo afirmar que vi a una silueta muy similar al otro lado de la calle, observándome. No era posible.

—¿Te encuentras bien, Lianne? —me besó la frente, mirándome fijamente.

Asentí en respuesta, pero aún me sentía distraída. ¿Había sido realmente él?

Decidí no darle importancia y sonreí sinceramente a la persona que se encontraba conmigo, mi persona favorita.

Llegamos al restaurant y lo escuché reír como casi siempre que entrabamos en este lugar. —Sé que siempre lo recuerdas. —le golpeé suavemente el brazo. —Y nunca me harás olvidarlo.

Rodé los ojos.

—Nunca olvidaré como te conocí, te podrá parecer torpe cariño, —me besó. —pero a mí me pareciste adorable mientras te tropezabas cargando esa cantidad de libros.

Aquella vez había ido a la librería, tenía un buen cupón al que sacarle provecho. Había reunido dinero y a la hora de decidirme por cual comprar entré en un dilema. Después de pensar y pensar, decidí llevarme todos los que me gustaron.

Cuando salí de la librería, apenas podía llevar algo más en mis brazos. Había quedado en esperar a mis padres en aquel restaurant, pero llegaría primero que ellos para separar una mesa. Fue esa vez donde crucé la puerta del restaurant, di unos cuantos pasos y me vino la lluvia de libros.

Sin esperar que la mano que sostenía en este instante era aquella mano que me ayudó a ponerme en pie.

—Cállate, no me hagas recordarlo. —esta vez fui yo quien lo besó.

Así era como algo tan simple se podía convertir en algo tan especial.

Harry

La había visto a través de la calle, llevaba un bonito vestido azul. Estaba preciosa.

No era la primera vez que la veía desde aquella vez. La había visto en una librería hace mucho, no sabía porque libro decidirse y se rascaba la cabeza en señal de desesperación, era adorable. Ese día terminó saliendo con tantos libros en sus brazos que en cualquier momento caería con ellos.

Quise acercarme a hablarle aquella vez, había dado unos cuantos pasos hacía ella; pero recordé la última vez que nos vimos, no quería hacerle daño otra vez.

Lo único que quería decirle es que me hubiese gustado intentar algo con ella, me di cuenta con el pasar de los meses y días. Mi música iba de lo mejor, tenía amigos y todo lo que socialmente un chico quiere; pero faltaba aquella chispa y diversión. Aquella chica risueña que era tan graciosa y molestosa a la vez, que se preocupaba por aspectos que nadie se atrevía o importaba preguntarme.

Me faltaba ella, su esencia.

Reduje el paso. Ella talvez ya se olvidó de mí e incluso ya conoció a alguien que si sabrá actuar en los momentos adecuados y valorarla mucho.

Sólo podía desearle lo mejor, ella se merece todo el amor que alguien pueda darle, que le regale rosas, la bese y le dedique canciones.

Un ruiseñor que quiera cantarle a su luna, aquella luna que lo deslumbra cada día y noche.

Luna que no me pertenecía.

Luna que había encontrado a su propio ruiseñor.




***

Este es el final chicas, estén atentas que quiero decirles algo en la próxima nota que subiré en un rato.

Las quiero, gracias por el apoyo.

Nightingale » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora