Caminaba descalza, sobre nieve. Tenía un vestido blanco y no distinguía nada entre los copos que caían. Seguía la luz blanca que me llamaba, no podía detenerme, tampoco dar vuelta y volver. Iba solamente hacia adelante y nada más que adelante.
Cada vez se me hacía más largo el camino y sentía como que me consumía por dentro, no podía respirar ni pronunciar una sola palabra. Me ahogaba.
Me desperté sobresaltada, me había quedado dormida en la ducha, me había ahogado.
Empecé a toser. Salí de la ducha y me envolví en la toalla.
Me cambie y baje a cenar, estaba sola. Mandy se había ido a su casa.
Al segundo que apoyó el tenedor sobre el plato seguido del cuchillo, dando terminada mi cena, el teléfono vibra. Desbloqueo la pantalla y veo el nombre de mi mejor amiga.
"Vamos a ir a un bar con Connor, va exactamente me invitó a ir al bar. Ira con alguno de sus amigos y me dijo que te invite así no me sentía rodeada de hormonas masculinas. En quince minutos estoy en tu casa."
Reí sola, subí las escaleras y me dirigí hacia mi cuarto.
Abrí el armario, rápidamente busque una blusa coral suelta y un short negro, lo acompañe con unos zapatos con plataforma color negro que me hacían más alta.
Me maquille sencilla, rímel, labial y un poco de rubor.Me deje el pelo suelto, agarre la billetera y el teléfono, lo guarde en el bolsillo del short mientras bajaba a buscar dinero en la mesa de la entrada, que siempre había cuando mis padres se iban. Me dejaban dinero extra por cualquier ocasion de emergencia.
Ya esperando afuera, había cerrado la puerta y veía venir el auto de Mandy. Cuando se detuvo enfrente mío subí y nos saludamos con un beso.
―¿Cómo está la mejor amiga del mundo? ―Me guiño un ojo y salimos del barrio.
―Bien un poco aburrida hasta que me mandaste el mensaje, creo que me iba a quedar a hacer maratón de películas.
Nos reímos y ya estábamos en la carretera rumbo al bar.
―Para eso estoy, para hacerte salir de tu casa y divertirnos.
Eso es verdad, ella siempre era la que decidía a dónde íbamos o armaba los planes y yo casi siempre era la que ponía el auto. Éramos un buen dúo.
El bar estaba a unas cuadras de la plaza principal de la ciudad, estacionamos no muy lejos el auto y caminamos hasta este.
Había venido unas dos o tres veces pero casi siempre salíamos a fiestas por eso no veíamos muy seguido.
En los parlantes sonaba Avicii y empecé a mover la cabeza al ritmo de la música, estaba con ganas de bailar, de ponerme borracha y pasarla sensacional.
―''Hoy es mi noche". ―Le dije a Amy.
Era nuestra frase, una forma de darnos a entender que esa noche la otra amiga no debía ponerse borracha y si pasaba algo o me las quería mandar me tenía que cuidar o simplemente fijarse que no termine muerta o violada. Era nuestra clave, nuestra forma de comunicarnos y de entendernos solamente nosotras.
―Está bien. ―Asintió. ―Igual no pensaba ponerme borracha. Así que es tu noche amiga. ―Nos sonreímos.
―Ahí están. ―Señaló con la mano hacia el lado izquierdo del bar, en la barra hacia la punta. Encaminamos hasta ahí y Amanda me soltó la mano para saludar a Connor mientras yo, me quedaba atrás un poco incómoda.
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The Master of Fraud
Romance―No puedo creer que me hayas mentido todo este tiempo, no lo puedo creer. Confíe en ti a ciegas. Fuiste la persona con la que más confianza tuve y me traicionaste. ―Por favor déjame explicarte todo. ―Lágrimas caían de sus ojos, no me importaba, me h...