La última carta.

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Aceleré el paso sobre la acera, caminando bajo el ardiente sol. Soy consciente de que, por lo menos, detrás de mí mi sombra me protege de cualquier cosa que pueda ocurrirme. Desmayarme, por ejemplo.

Tengo claro que hoy es mi última oportunidad pero, ¿qué puedo hacer? Le he dicho a Nat que puede irse sin problemas-aunque eso no me guste, cosa que he omitido-, y eso es lo que hará.

Pero soy de esas que cree que todo es por algo y, ¿para qué desafiar al destino? Si Nat tenía que irse desde un principio, se irá de todas formas. Sin importar qué haga.

Miro la hora en mi reloj. 12:49 pm. Ya debería estar despidiéndose de Noa, de sus amigos, de su casa... Y yo estoy aquí. Caminando solitariamente hacia mí casa, cuando la persona que captó mi atención con sólo una mirada está a punto de mudarse a bastantes kilómetros de distancia.

Algunas veces me pongo a pensar en qué haría si todo fuese de otra forma. ¿Y si él me escribiese cartas? ¿Y si yo tuviese que irme? ¿Lo haría? No tengo muy claro qué decisiones tomaría en su lugar, sólo sé que no sería fácil para mí.

Acelero el paso cuando estoy llegando. Y, cuando estoy entrando a mi hogar, descubro que tengo una carta. Sólo una. Y de color azul, mi color favorito, como los sobres que le enviaba a Nat...

Dejo de respirar cuando veo el remitente.


A la chica del banco de adelante:

Posiblemente se te haga raro leerme de esta forma.

Mira, soy malo para estas cosas. Incluso para acercarme a quienes me importan (como verás, alejarlas se me hace más sencillo) pero sé de una frase que dice "Si quieres algo que nunca has tenido, debes hacer algo que nunca has hecho". Posiblemente la conozcas.

Yendo al caso, estoy escribiéndote porque tú no me escribirás la última carta para no acabar con esto. Y, sin embargo (no, no quiero acabarlo, no lo tomes a mal) si lo mantienes vivo será más difícil para ti superarlo. Soy un idiota, Peyton. Siempre lo he sido. Por eso no fui capaz de acercarme a ti. Ni de hablarte bien porque me interesas Sólo pude hacerte creer que te odio sin que así sea.

Porque intenté enviarte señales, siempre. ¿O creías que besar a Noa frente a ti fue una coincidencia? Peyton, siempre fui consciente de la situación pero nunca fui capaz de controlarla.

Quiero que me olvides. No te haré ningún bien siendo quien soy, y mucho menos haciéndote esto. No quiero irme pero lo haré por ti, para que encuentres a alguien mejor y que de verdad no te trate como yo lo he hecho.

Cuando leas esto puede que yo ya no esté a tu alcance. Pero no te preocupes, mientras tú me olvides yo siempre te recordaré. Créeme, guardé y guardaré siempre todas y cada una de tus cartas.

Voy a explicarte algo, sólo porque creo que deberías saberlo:

No voy a soltarte el típico rollo de que, en la noche, levantes la cabeza y mires a la estrella más brillante... pero sí voy a pedirte que no la busques. Sólo mira una, cualquiera. ¿Consigues ver cómo brilla? Está rodeada por oscuridad pero de todas formas no deja de irradiar luz. ¿Por qué crees que lo hace? ¿Por qué, simplemente, no se rinde?

Mira a su alrededor. Sólo hay más estrellas rodeadas por oscuridad que siguen brillando. ¿Sabes por qué, a esa estrella, la rodea la oscuridad? Porque en la oscuridad se esconden las estrellas que anhelan su luz, que le tienen envidia, que sueñan con volver a brillar como esa estrella. Esas estrellas apagadas tuvieron su oportunidad de vencer a la oscuridad y, sin embargo, decidieron formar parte de ella.

Ahora, piensa en mí. Por última vez. ¿Aún crees que sigo brillando como lo haces tú?

Nat.

Aka El chico del banco de adelante.


Suspiré y, sin tener más remedio, pensé en él.





Al chico del banco de adelante. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora