Capítulo 2.

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Capítulo 2.

Me encontré con dos niñas gemelas, una señora rubia, dos chicos altos de ojos verde, completamente hermosos y una señora de unos 70 años en silla de ruedas.

Las gemelas Katy y Jane eran hijas de la señora rubia llamada Miriam hermana de Marianne, los chicos altos sexys eran mis hermanastros Julian y Fernando y por último la señora en silla de ruedas la cual era la madre de Miriam y Marianne.

Me senté en el sofá he intente conocerlos a todos, era agradable sentirse en familia o tener esa sensación de sentirse segura en un lugar.

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Al llegar la noche todos se irían y me despedí de uno por uno esperando verlos pronto. Cuándo la casa quedo vacía Marianne me dijo que me llevaría a mi habitación.

Subimos al segundo piso, y ella me llevó por un largo pasillo con varias puertas.

-Cariño, olvidé tu maleta, iré a buscarla esperá aquí. -Fue corriendo.

Me quede unos segundos de pie esperando que llegará Marianne, en mi tiempo de espera noté que una de las puertas estaba abierta y se escuchaba ruidos, me acerqué silenciosamente a ver quién se encontraba allí, estando cerca noté a un chico fuerte sin camisa, tenia una hermosa piel blanca y cabello negro, estaba sentado en la cama jugando con una consola de vídeo.

Lo miré por unos segundos para detallarlo bien, él notó mi presencia porque volteó a mirar dónde yo estaba parada, sin duda alguna me vio ya que nuestras miradas se cruzaron, note de forma veloz unos ojos claros, unos labios delgados, tenían un rojo natural precioso, él era alguien literalmente perfecto. Pausó el juego y se paró de la cama yo me quite rápidamente antes de qué llegará a mí, me volví a colocar donde estaba desde un principio y él solo cerró la puerta, no salió a verme.

Luego de esa escena llegó Marianne con mi maleta, me dijo que se distrajo. Me llevó  mi habitación, me quedé sorprendida al verla, tenía paredes moradas con decoraciones de flores rosas, una cama enorme con sabanas rosas y blancas.

-Lo más importante para una mujer es el armario. -Dijo Marianne mientras nos dirigiamos a una puerta blanca.

Al abrirlo noté mucha ropa y sin duda alguna no era la  que yo traje en mi maleta.

-¿Te gusta?

- ¡Me encanta! -Mis ojos se empezaron a nublar, no quiero llorar.

-No basta decirte que te acomodes en tu nueva casa, arregla tus cosas y relajate, ahora esto es tuyo, bañate y baja en unos 30 minutos a comer mi niña.- Dijo mostrando una sonrisa. 

-Gracias por todo esto Marianne. -Dije mientras ella se dirigía a la puerta.

-Desde hoy soy tu mamá. -Lanzó un beso estando parada en la puerta, para luego cerrarla y dejarme sola.

Me tiré sobre mi cama para sentirla, era muy cómoda pero fría y vacía. No podía sacar de mi cabeza a ese chico, ¿quién es él? pensé que yo sería la única adolescente en casa, no puedo olvidar sus ojos, ni la forma en que me miró.

Me levanté para ir a tomar un baño busqué mis cosas y fui directo a la ducha. Mientras jugaba con el champú escuche que la puerta de mi habitación se abrió, inmediatamente pensé que era mi nueva mamá.

- ¡Me estoy bañando, bajo en un rato Marianne!

No escuché respuesta, solo como cerraban la puerta de nuevo. Decidí ignorar eso y terminar con mi baño.

Salí y escogí una ropa linda para bajar a comer, aún no era hora de colocarme la pijama, al terminar de vestirme me peiné y luego salí, creo que demoré más de 30 minutos.

Bajé las escaleras a toda velocidad y llegué al comedor.

-Qué bueno que bajaste niña. -Habló Carlos sin mirarme solo revisaba su teléfono.

-¡Ya guarda eso! Y llama tu sobrino para que baje también.-Reprochó Marianne.

-¡ERICK, BAJA! -Grito fuerte.

Se llama Erick... se empezó  escuchar unos pies descalzos bajando las escaleras y el último escalón se detuvo él a terminar de abrochar su camisa blanca de botones.

Se sentó junto a Carlos quedando frente a mí, tenía miedo de mirarlo él era tan o más atemorizante que mi nuevo papá, cuándo tomé el valor suficiente para subir la mirada, él ya me estaba viendo, nunca había tenido esa sensación de pánico y nerviosismo.

En toda la cena no me volvió a mirar, tampoco se había presentado conmigo aún ni tampoco mis padres me lo habían presentado, fue una cena silenciosa nadie habló.

-Ya he terminado, ¿puedo subir a mi habitación? -Habló Erick rompiendo aquel silencio, Carlos sólo asintió en respuesta de confirmación.

Él sólo se levantó y se fue, al rato terminé yo, y pedí permiso para irme a dormir pero no me esperaba nada de esto al llegar a mi habitación.

"Erick." (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora