Cuenta Katherine
Llegamos a nuestro destino, lo se porque la limusina se había parado, al salir me quede muy sorprendida, estaba frente a una enorme mansión, aunque teniendo en cuenta la clase de negocios que tenía Kyllan y el dinero que estés le reportaban no me extraña que viva en semejante casa, por algo es quién es, de eso no hay duda.
Nada más entrar en la mansión pude ver que era enorme, de estilo románico y con una decoración muy elegante, tenía dos pisos, en la entrada había una portentosa escalera que daba la bienvenida al piso de arriba, por lo poco que percibí, en la parte de abajo estaba una gran cocina, salón con una televisión panorámica, un baño y un estudio, supuse que ese sería el despacho de Kyllan, aunque en realidad no podía decirlo con seguridad, en el segundo estaban las habitaciones y un baño, en la parte de atrás tenía una piscina bastante grande, además de todo esto la propiedad tenía una considerable extensión de jardín, la verdad es que era mucho más grande que la casa en la que vivo con los BlackDragons y mientras estuviese allí disfrutaría de la estancia. Después de un rato contemplando la mansión, Kyllan me pidió que lo acompañase, subimos hasta el segundo piso, me condujo por un largo pasillo hasta una la penúltima puerta del lado derecho, luego me dijo que su habitación estaba enfrente y que me acomodase, después se ocuparía de conseguirme ropa, ya que solo tenía lo que llevaba puesto, junto con mi móvil, la habitación en la que estaría durante el tiempo que pasase de incógnito era bastante grande, tenía una gran cama de matrimonio en el centro pegada a la pared, un escritorio en otra pared, la del lado izquierdo, frente a este, del otro lado de la pared una estantería vacía, a su lado un amplio armario, con unos cuantos cajones, además de un pequeño vestidor y un baño, desde luego allí viviría con todo lujo, quizás no fuese tan malo infiltrarse en aquella organización, ya que cuando todo terminase tendría que volver a su vida tranquila y por supuesto sin nada de todo lo que ahora tendría pero a pesar de eso debía andarse con mucho ojo, se estaba metiendo en algo muy peligroso, aunque sabía cuidarse, además es posible que aprendiese algo de todo esto.
-¿Cómo te encuentras?-dijo Kyllan desde la puerta de la habitación
-Ahhh, eres tu, me has dado un susto-dije sobresaltada
-Lo siento no era mi intención-dijo Kyllan entrando-¿Qué te parece esto?
-Bueno, no es como lo que yo estaba acostumbrada
-Imagino, espero que te sientas cómoda, mañana hablaremos con calma-dijo Kyllan
-Si quiere podemos hablarlo ahora, no me importa
-Primero que nada, tutéame, el usted me hace sentir viejo y no lo soy, en segundo como ya te comenté antes, me vendría bien tu ayuda, el tema es que necesito una chica de compañía pero que también pueda cubrirme las espaldas si resultase necesario, ahí entras tu-dijo Kyllan
-No se si lo he pillado muy bien pero quieres que vaya contigo a todos los sitios y si por lo que sea las cosas se ponen feas te pueda cubrir las espaldas como si fuese un guardaespaldas, ¿es así?
-Si es justamente eso, ¿qué me dices?-dijo Kyllan
-Que acepto
-Genial-dijo Kyllan
-Ahora que estoy más cómoda, me gustaría ir de compras, si voy a vivir aquí necesito ropa
-Yo tengo que ocuparme de unos asuntos así que no puedo ir pero le pediré a uno de mis empleados que te acompañe, además de eso llevaréis escolta-dijo Kyllan dirigiéndose hacía la puerta-Se me olvidaba, el precio no importa, si te gusta algo te lo compras y punto
-De acuerdo
En cuanto Kyllan salió de la habitación me quede unos segundos en las nubes y luego bajé, me esperaba un chico joven, quizás un año mayor que yo, era pelirrojo de ojos verdes, alto con el rostro aguileño y tez clara, dijo que se llamaba Pablo Hernández Veral, luego fuimos hasta un coche negro, se que era un jeep de color negro, nos subimos detrás, en los asientos delanteros estaban dos hombres grandotes y fuertes, ellos eran nuestros guardaespaldas, en cuanto llegamos al centro comercial nos bajamos, nunca había estado en un lugar tan grande porque yo vivía en una pequeña ciudad pero ahora eso ya no era así.
ESTÁS LEYENDO
Nuestra historia® (Zac Efron y Cara Delavine)
RomansaUn joven chico de 22 años con una vida no muy normal que sabe lo que quiere y hará lo que haga falta para conseguirlo. Una joven chica de 20 años con un pasado duro y que aún parece ser una niña pero que en el fondo es una mujer extraña y misteriosa...